Image: El último apaga la luz. Obra selecta

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Poesía

El último apaga la luz. Obra selecta

Nicanor Parra

5 enero, 2018 01:00

Nicanor Parra. Foto: Archivo

Edición de Matías Rivas. Lumen. Barcelona, 2017. 459 páginas. 21,90 €

Titular un libro Poemas y antipoemas (1954) ha de verse sin duda como toda una declaración de que los poemas que allí se reunían respondían tanto a la idea tradicional como al impulso de renovación; como se lee en uno de los versos, "Ha llegado la hora de modernizar esta ceremonia". Este presupuesto puede servir para caracterizar el conjunto de la obra poética del chileno Nicanor Parra (San Fabián de Alico, 1914), una obra amplia -además de ser autor de algunas narraciones, ensayos, artefactos visuales-, de la que se reúne aquí una selección creo que muy representativa, a la que no le hubiera venido mal el complemento de un texto que introdujese al lector menos avisado en algunas de las claves de esta poesía.

Obra amplia, como he indicado, que ha tenido una excelente recepción en su país y en el ámbito hispano en general, pero también fuera de él a través de traducciones a diferentes lenguas, que ha sido reconocida con numerosas distinciones, entre otras, el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2001 y el Cervantes en 2011.

Los poemas de Parra son de una tonalidad muy diversa; no falta en esta escritura un ingrediente poco común en la poesía como es el humor, a propósito de lo cual él mismo ha escrito que con sus antipoemas "Todos deben reír a carcajadas"; su mirada al mundo es irónica y presenta personajes con sus esbozos biográficos, unos textos que recuerdan a las fábulas moralizantes en verso de otro tiempo, si bien ahora sirven a un espíritu crítico. Ese mismo espíritu aparece en algunos poemas y la voz toma partido muy decididamente. Así, "Acta de independencia" es el documento de su apostasía de la Iglesia católica, tema este, el de la religión, que reaparece en otros textos -llegará a escribir "no creo ni en la Vía Láctea"- y que dará lugar a Sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1977) -que tendría continuación dos años después en Nuevos sermones y prédicas del Cristo de Elqui-, donde Jesucristo, ahora reencarnado en un Cristo de hoy, es presentado como un célebre personaje al que se le cede la palabra. Y la toma para repetir su mensaje tan olvidado por tantos en el mundo actual: "nací apara ayudar a mis semejantes / en especial a las almas en pena / sin distinción de clases sociales", un nuevo Cristo que, ante las tropelías permitidas por Dios, "más de una vez estuve a punto / de rebelarme contra el Creador", dar consejos de todo tipo, como cuando aconseja a los maridos seguir cursos para saber "qué diferencia hay entre vulva y vagina". El Cristo de Elqui, con su lenguaje burlón zahiere a los sacerdotes o denuncia que "en Chile no se respetan los derechos humanos" y que "el gallinero está a cargo del zorro".

Y qué razón tenía, recuérdese que en 1973 el general Pinochet dio un golpe de estado que duraría hasta 1990, tiempo en que Parra no renunció a su posición izquierdista y en el que hubo de ver cómo se censuraban algunas de sus obras, un izquierdismo que no le impedirá incluir entre lo que no convence en absoluto "la dictadura del proletariado", manteniendo siempre un pensamiento libre.

Mención aparte merece Lear, rey y mendigo (2004), donde retoma la obra de Shakespeare para reescribir algunos de sus pasajes en una suerte de traducción-recreación, un gesto de apropiación radicalmente moderno que da pie a decir que la escritura de Parra es efectivamente moderna en su desentenderse de las estéticas reconocidas, sin renunciar por ello a la tradición. Y todo ello con un habla clara, muy cercana a la de la conversación, lo que contribuye a explicar la popularidad del poeta, que cuenta además con el reconocimiento académico. Nicanor Parra: un grande.

Me defino como hombre razonable

No como profesor iluminado

Ni como vate que lo sabe todo.

Claro que a veces me sorprendo jugando

El papel de galán incandescente

(Porque no soy un santo de madera)

Pero no me defino como tal.

Soy un modesto padre de familia

Un fierabrás que paga sus impuestos.

Ni Nerón ni Calígula:

Un sacristán

un hombre del montón

Un aprendiz de santo de madera.