Image: El oro de los tigres

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Poesía

El oro de los tigres

José María Álvarez

19 junio, 2015 02:00

José María Álvarez. Foto: Archivo

Selección de Noelia Illán. Balduque. Cartagena, 2015. 128 páginas, 12€

Sorprende que no hubiera aún ninguna antología de los versos de José María Álvarez (Cartagena, 1942), poeta de obra amplia y prestigiosa. La escritora Noelia Illán Conesa corrige con El oro de los tigres ese fallo misterioso.

Se comprende que la antóloga haya elegido el título de un poemario de Jorge Luis Borges para su selección de los versos de Álvarez. El poeta ha manifestado su sintonía con la literatura del argentino. Sin soslayar las sombras, el conjunto del libro es un homenaje a los dones de la vida. Con un fondo de numerosas ciudades evocadas, destacamos un lema del autor: "el agradecimiento es la forma más elevada de pensamiento".

No es casual que José María Álvarez tradujese todas las páginas de Cavafis y Villon, además de los sonetos de Shakespeare y varias obras de London, Eliot o Stevenson. Abundan las coincidencias. Las características principales de la escritura de Álvarez están en su obra Museo de cera, que en la última edición agrupa todos sus poemas publicados hasta 2002. Las páginas posteriores ratifican sus intereses. La lista de placeres es larga: las aventuras y el cosmopolitismo; las palabras de los autores clásicos; el diálogo con quienes guiaron al poeta; los viajes frecuentes para confirmar la belleza de Budapest, Nueva York, Estambul o Roma; los elogios a cualquier manifestación valiosa de arte; un canto de gratitud a los amores físicos. En las nuevas composiciones anota sus estremecimientos y acepta el ocaso. Acentúa su estoicismo. Por ejemplo, ante la tumba de Keats: "Como contemplando la noche / o envejecer tu rostro, / no entenderás la muerte, / pero no será extraña".

Dos notas de modestia. Después de tantos años de búsqueda, de trabajo creativo, el escritor confiesa su impotencia expresiva para definir una tarde durante la cual siente "los cristales rotos del huracán" en Essaouira. Otra tarde, esta vez en el otoño de París, se produce la misma situación. Su respuesta es la sensualidad. Menciona mujeres, alcoholes, perfumes, porcelanas, barrancos, brezales, atalayas. Añade una forma de conocimiento: la actitud de un hombre que comprende las piras de Benarés, apura un vaso de robola, observa las guijas de una playa y se pasea en paz entre las ruinas.

Los textos elegidos por Illán Conesa en El oro de los tigres sintetizan el mundo literario de José María Álvarez. A mi juicio, la antología es un acierto recomendable.