Novela negra
The Prodigies. La noche de los niños prodigios
Bernard Lentiere
25 enero, 2013 01:00Así arranca esta historia, que cuenta con un simpático coprotagonista metálico, el ordenador Fozzy, una auténtica hecatombe (el asalto que el grupo de Los Siete sufre la noche en que se conocen, que incluye navajazos y violaciones y que transforma el que podría haber sido el mejor momento de sus vidas en el peor) y algo de la paranoia que Philip K. Dick introducía en sus novelas, en las que el perseguido parecía (y quizá era) el perseguidor. Pero de lo que más se habla cuando se habla de The Prodigies, novela que se publicó originalmente en 1981, y que se transformó al instante en un best seller, es de su forma. Estructurada en ocho largos capítulos capaces de brillar en la oscuridad, la novela juega a atraer la atención del lector evitando que se fije en lo que está pasando. Esto es, en la oscuridad, que amenaza con tragárselo todo. Juega Lenteric desde la primera página a mostrarte la chistera que contiene el conejo pero no el conejo.
De lectura vertiginosa y oscura (en todo momento la sensación es la de que algo va mal, muy mal), The Prodigies emborrona los límites del género (por momentos es pura ciencia ficción, con ordenadores que hablan y Reuniones de Genios Malditos; por momentos un thriller de lo más convencional, y siempre un extraño híbrido que augura una más que epatante sorpresa final, que sin embargo ha sido construida ante los ojos del lector y he aquí la revolución que supuso y el hecho de que se hable de su estructura como algo excepcional), suponiendo un pequeño gran paso para al thriller, o la novela negra, muy negra, sin detective ni investigación, pero con un buen puñado de cadáveres. Un pequeño paso, una puerta abierta, que hoy, más de 30 años después, pocos han vuelto a cruzar con éxito.