El escritor César Pérez Gellida. Foto: Argi Comunicación

El escritor César Pérez Gellida. Foto: Argi Comunicación

Novela

César Pérez Gellida remata en casa: "Si creo que un personaje me está arruinando la historia, me lo cargo"

El escritor continúa la saga de 'Bajo tierra seca', Premio Nadal en 2024, con 'Nada bueno germina', un 'thriller' histórico ambientado en la Valladolid.

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Rosa Sánchez de la Vega
Publicada

César Pérez Gellida (Valladolid, 1974) ha presentado en su ciudad natal Nada bueno germina, su nueva novela que, editada por Destino, continúa la historia iniciada en Bajo tierra seca, Premio Nadal 2024. La obra, que ya supera los 50.000 lectores en distintos formatos, marca un nuevo giro en la historia de sus personajes, conservando la tensión y el ritmo del thriller anterior.

Gellida recorrió junto a Sebastián Costa —el protagonista de su novela— algunos de los escenarios clave de la historia, en un gesto que reforzó el vínculo entre la ficción y los espacios reales.

Durante la presentación, el editor Emili Rosales destacó que, aunque esta novela da continuidad a los protagonistas, presenta una trama completamente nueva: una persecución que atraviesa España, desde Andalucía hasta Valladolid, pasando por Madrid. No es una novela histórica en sí, pero incluye detalles del funcionamiento de la policía, el espionaje, los detectives privados y el crimen organizado de principios del siglo XX.

Según Rosales, Gellida domina los recursos narrativos, el ritmo, los diálogos y la ambientación, logrando incluso superar su obra anterior. La acción se traslada ahora a escenarios más urbanos y cosmopolitas, como hoteles, mansiones y cafés de ciudades como Madrid y Valladolid. Se ha anunciado una primera tirada de más de 40.000 ejemplares.

Gellida explicó sobre los personajes que Antonia Monterroso —aunque monstruosa— ha conseguido generar empatía en los lectores, y que Sebastián Costa adquiere ahora más protagonismo, equilibrando la dinámica entre ambos. Su relación se caracteriza por una atracción intensa mezclada con desprecio, en una lucha de poder y deseo que roza lo erótico.

Un final hogareño

El autor aclaró que Nada bueno germina no es una novela histórica, sino un thriller con ambientación histórica. El contexto de principios del siglo XX —tras la pérdida de las colonias, la gripe española y la inestabilidad política— crea el ambiente hostil que alimenta la conducta de los personajes. Documentarse sobre Valladolid fue fundamental para Gellida, quien integró en la trama espacios emblemáticos como la Plaza Mayor, la estación de Campo Grande, la estatua de Colón o el Café del Norte. "El final tenía que ocurrir aquí, en casa", afirmó.

Gellida confesó que no escribe con una estructura previa ni escaletas, sino guiado por la intuición. Empezó a escribir como respuesta al insomnio: cada noche retomaba mentalmente la historia donde la había dejado. "Los personajes viven conmigo. Les he puesto habitaciones en mi cabeza", comentó. Aunque mantiene una conexión íntima con ellos, no duda en eliminar a alguno si la trama lo exige: "Si tengo la intuición de que me está condenando la historia, me lo cargo".

Carlos Pérez-Gellida (derecha), junto al personaje protagonista de su novela, Sebastián Costa. Foto: Argi Comunicación

Carlos Pérez-Gellida (derecha), junto al personaje protagonista de su novela, Sebastián Costa. Foto: Argi Comunicación

Respecto a la presión tras ganar el Premio Nadal con Bajo tierra seca, afirmó que no ha afectado a su escritura. "Yo me tengo que divertir. Si no me divierto frente al teclado, algo va mal". Sobre el éxito comercial, bromeó: "A todos los autores nos gusta tener yates y mansiones", pero reconoció que presta atención a las primeras críticas porque le dan una idea clara de la recepción del libro. En cuanto a la crítica especializada, dijo que sí le importa, aunque no está pendiente de lo que se diga: "Prefiero centrarme en que la novela llegue al mayor número de lectores".

Una novela más cruda

Nada bueno germina es una novela más cruda que su predecesora. Gellida reveló que en ella mueren 44 personajes con nombre y apellidos. "Algunas muertes dolerán. Es mi obligación: engañar e incomodar", afirmó. Aclaró que no se trata de una búsqueda deliberada de más violencia, sino que la historia lo llevó por ese camino. "En Bajo tierra seca escribí con el freno de mano, quizá por el Nadal. Aquí no. Ha salido más... divertida, digamos".

Sobre su método de documentación, explicó que toma notas en páginas sueltas que luego consulta según lo necesite. Gracias a este proceso, incorpora personajes históricos como el comisario Fernández Luna, conocido como "el Sherlock español", y Marthe Richard, espía francesa de la Primera Guerra Mundial, destinada en Madrid y huésped del Ritz.

Acerca de una posible adaptación audiovisual, Gellida fue cauto: "Estamos trabajando en ello. Es un camino largo y pedregoso. No conviene hacerse muchas ilusiones".

Durante la charla, Gellida abordó con franqueza su proceso literario y el perfil psicológico de sus personajes. Describió su estilo de escritura como el de un "asesino metódico", que actúa en silencio y busca disfrutar de su obra sin ser atrapado. No busca el reconocimiento, sino el impacto duradero de su trabajo.

Antonia, una de los protagonistas, está movida por la ambición: no acepta su lugar en el mundo y quiere ascender económicamente con la esperanza de una nueva vida en América. Por otro lado, Sebastián Costa se guía por la lealtad, forjada en su experiencia militar, pero esa lealtad se ve desafiada al sentirse traicionado, lo que lo sumerge en una profunda crisis.

Gellida también reflexionó sobre el concepto de "matar en casa", afirmando que se hace mejor en territorio propio, donde se conoce el entorno. Por eso el desenlace en Valladolid no fue casual: sentía la necesidad de cerrar la historia en su lugar de origen.

Bajo tierra seca, reveló, nació como un proyecto de guion que terminó derivando en novela debido a las limitaciones del formato audiovisual. El guion requería concisión, mientras que él necesitaba libertad para dejarse llevar por la historia y explorar cada detalle. Para Gellida, el mayor desafío es evitar que el lector adivine el final: "Para mí sería una gran "putada" que me dijera un lector que sabía que iba a terminar así".

Uno de los temas centrales en sus obras es la lealtad, que considera más sólida que la fidelidad. En su vida personal, se define como una persona leal, pero no espera lo mismo de todos. Para él, lo esencial es mantener la lealtad a ciertos valores fundamentales.

Gellida concluyó que escribir es una necesidad diaria: incluso en jornadas llenas de compromisos, encuentra tiempo para su "jornada literaria". "Un día sin escribir algo es un día perdido", afirmó, mostrando su pasión inagotable por la escritura.