Justo Navarro. Foto: María Teresa Slanzi

Justo Navarro. Foto: María Teresa Slanzi

Novela

'DumDum, estudio de grabación' de Justo Navarro, una distopía tarantinesca en una Granada ciberpunk

El gran logro de esta enrevesada fábula es la acertada recreación de un tiempo horrible en el que se alerta sobre los peligros del futuro. 

21 abril, 2024 01:45

La creación de atmósferas inquietantes y evanescentes, si bien de fácil identificación con la realidad común, es un rasgo frecuente de las narraciones de Justo Navarro (Granada, 1953). A partir de ese gusto le bastan unas pocas páginas en su nueva novela, DumDum, estudio de grabación, para sumergirnos en un denso ambiente misterioso.

En él destacan dos lugares concretos: eEl oscuro laboratorio referido en el título y un no menos opaco Dance Club rotulado Kontakte. De uno a otro espacio van unos tipos raros: Antonio Vigo, propietario del estudio, su socia la farmacóloga Ruth Rull y alguien bien atípico, un tal Stein o Voight.

Completa esta curiosa galería Santos Ololquiaga, una agente del Departamento de Armonización e Higienización de Unicomplex, poderoso organismo que somete al innominado país (quizás al planeta entero) a un implacable control higiénico-policial.

DumDum, estudio de grabación

Justo Navarro

Anagrama, 2024. 171 páginas. 17,90€

Más datos acentúan la extrañeza del relato. En particular, la raíz de la anécdota: todo surge de las pesquisas de Ololquiaga acerca de qué está pasando con cierta droga de la invisibilidad que induce a la apatía o al voluntario apagamiento, eufemismo de suicidio.

En cuanto al tiempo, el problema sucede un milenio después del presente. Respecto del escenario, el principal se localiza cerca de la catedral y las antiguas pescaderías de una espectral Granada (marco de otras obras de Navarro, guiño frecuente a su patria chica).

En DumDum, estudio de grabación, la trama de fanta ficción pura y dura se suma a una intriga de corte policial y criminal. Ayuda al suspense el que los personajes mencionados actúen de narradores y funcionen como un coro de voces desacordes que más que iluminar la realidad la complican y enredan hasta el límite del vértigo anecdótico.

De resultas de todo ello sale una historia posapocalíptica enfocada hacia la recreación de un mundo distópico en el que la alienación humana alcanza un grado extremo. La identidad de las personas se encuentra tan debilitada que no solo está escindida en el doble (motivo recurrente de los libros de Justo Navarro) sino que un mismo individuo ostenta media docena de pseudónimos. No existe personalidad estable ni fija en el cosmos inventado por la novela.

DumDum, estudio de grabación remite, en última instancia, a un gran interrogante acerca de los misterios de la existencia y, bajo capa de figuración futurista, tienta los límites de la realidad y escarba bajo sus apariencias.

En este auténtico espectáculo de futur-terror (si se me permite tal bárbaro neologismo) los humanos resultan muñecos manejados por fanáticas fuerzas opresoras y esclavos de la tecnología; son quimeras al albur de las máquinas que deambulan sin norte ni carácter propio.

El gran logro de la enrevesada fábula de Justo Navarro es la acertada recreación de un tiempo horrible

Justo Navarro hace en esta novela, un tanto tarantinesca en sus excesos anecdóticos y en la que no falta alguna huella intencionada de Kurt Vonnegut, una de las más consumadas narraciones españolas del llamado ciberpunk.

Ello se debe a la creatividad con que maneja atemorizadores avances tecnológicos. Se aleja, sin embargo, de la voluntad de denuncia social corriente en este subgénero, pues apenas incide en los aspectos económicos o sociales.

DumDum, estudio de grabación derrocha bárbara deshumanización y el miedo recorre sus páginas. Ese horror no conmociona ni es contagioso, sin embargo, porque el autor granadino cuida que su historia no tenga efectos identificadores y la narra con frío distanciamiento.

El gran logro de su enrevesada fábula es la acertada recreación de un tiempo horrible en el que también se incluye, sin didactismos ni moralinas, una alerta sobre los peligros que pudiera guardarnos el futuro.