Image: Fantasía lumpen

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Novela

Fantasía lumpen

Javier Sáez de Ibarra

17 marzo, 2017 01:00

Páginas de Espuma. Madrid, 2017. 216 páginas. 17€, Ebook: 5,99€

El nuevo libro de Javier Sáez de Ibarra (Vitoria, 1961), Fantasía lumpen, responde a una actitud de escritor que veo bastante clara, aunque no me resulta fácil explicarla. Se trata de una postura de absoluta libertad que le impulsa a convertir dispersos estímulos de la vida en materia narrativa. Solo le guía el gusto de hacerlo, de transformarlos en relatos sin sentirse obligado a someterse a ningún condicionante, sin sujetarse a una temática, forma o estilo determinados.

El propio socarrón título parece reflejarlo: aquí tiene usted, lector, parece decir Sáez de Ibarra, un puñado de fantaseamientos surgidos de una imaginación indigente porque no hace otra cosa que observar la realidad. Se produce así una comunicabilidad muy directa con el destinatario en cuanto éste asuma ese juego o pacto con el autor.

Esta actitud paga, primero, el precio del carácter misceláneo del libro, marcado por su variedad anecdótica. Se encadenan casos del todo distintos: el fracaso de un "arreglatodo", los dilemas de un escritor, la inclinación de un "cajero" a asesinar a quien pide un préstamo, el fracaso al pretender un contrato laboral o modificarlo, las quejas de un vendedor de zapatos por la obligación de agacharse. Y se suceden situaciones dispersas: los inconvenientes de acoger en casa a un amigo, las dudas entre ser empresario o empleado, el absurdo de lo cotidiano, la alteración de la rutina, alimentarse con un misterioso "éter amniótico nutricio" llamado "prana"...

A pesar de esta intencionada mezcolanza, existe un cierto núcleo fuerte en torno al motivo anunciado por los lemas que abren el volumen: "Ya no hay clases sociales (adagio común)" y "Nadie pertenece al proletariado". En cierto modo, una trama de problemática testimonial atraviesa Fantasía lumpen. La última pieza del volumen, "Cuento capitalismo", llega al alegato ideológico contra el economicismo.

Pero no cabe hablar en sentido estricto de relatos sociales de denuncia. En conjunto, el libro no rebasa los apuntes sobre injusticias, aspectos laborales o situaciones económicas malas. Y ello, desde una óptica humorística: un seudotratado ensayístico acerca del progreso, la lucha de clases y el poder en la historia moderna, una divertida argumentación sobre la plusvalía o una risueña desacralización de la huelga.

El otro precio de la concepción libre de Fantasía lumpen afecta a su dispersión formal. Conviven unos cuantos microrrelatos con textos algo amplios. Mientras algunos cuentos son explícitos y directos, otros, de sentido un tanto arcano, sugieren más que explicitan. Los que terminan con intencionada indefinición se contraponen a los que presentan un cierre sorprendente. En términos generales, la mayor parte se inscriben en una actualización del canon tradicional: una historia ceñida que se dispara hacia el desenlace. Pero como Sáez de Ibarra es un narrador con fuerte querencia innovadora, no podía faltar esta afición. "Entre mensajes" tiene aliento experimental: yuxtapone una historia y su glosa con tipografía de diferente tamaño. El vanguardismo cortazariano deja huella en "De tal palo": permite leer el texto entero o saltarse partes que se agregan al final a la manera de notas. El estilo también muestra juguetones (y virtuosos) desniveles. A veces tenemos enunciados especulativos, digresivos y retóricos. Otras, una prosa salpicada de vulgarismos o atormentada por manipulaciones fonéticas.

El riesgo de dispersión provocado por la multiplicidad de temas y registros de Fantasía lumpen tiene su cara positiva. El intencionado popurrí impide la monotonía y propicia el puro placer de la lectura que persigue el autor. La amena ristra de experiencias del mundo hilvanada en Fantasía lumpen, divertida sin dejar de ser seria, confirma sin duda alguna a Sáez de Ibarra en la primera fila de nuestros cuentistas recientes más atractivos.