Image: Rey de Picas

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Novela

Rey de Picas

Joyce Carol Oates

6 enero, 2017 01:00

Joyce Carol Oates. Foto: Buzzfeed

Traducción de José Luis López Muñoz. Alfaguara. Madrid, 2016. 229 páginas, 18'90€

"Una perturbadora novela negra por la maestra del thriller y firme candidata al Premio Nobel de Literatura": esta es la leyenda inscrita en el fajín supletorio que abraza la portada de la última novela de Joyce Carol Oates (Lockport, Nueva York, 1938) publicada en España.

Lo de "firme candidata al Premio Nobel" resulta incuestionable (aunque tal vez fuera más preciso "eterna candidata"), pero catalogarla de "maestra del thriller" se antoja reduccionista para una autora con unos cien títulos a sus espaldas escritos a lo largo de más de cincuenta años. Si algo caracteriza la trayectoria de Carol Oates es su evolución -desde aquella lejana With Shuddering Fall (1964) hasta la recientísima The Man without a Shadow publicada en enero de este 2016-, en la que ha tratado temas relativos al feminismo, la crítica social, la fama, el terror, los abusos... efectivamente tiene algunos thrillers -que recuerde Take Me, Take Me with You; The Stolen Heart; y especialmente Blood Mask- que firmó con el pseudónimo Lauren Kelly. Y hago esta precisión en beneficio de la propia autora y de esta novela que, efectivamente, sí es un thriller o novela de suspense.

La novela, narrada en primera persona, recrea el incidente en que se vio envuelto Andrew J. Rush al ser acusado de plagio. Rush ha publicado veintiocho novelas policíacas de considerable éxito. En la tercera un crítico literario dijo que "era el Stephen King de los caballeros", algo que le llenó de orgullo. Sus obras han sido traducidas a más treinta idiomas, ha vendido millones de ejemplares, con unos beneficios, "descontados los impuestos", de 30 millones de dólares. Está felizmente casado con Irina ("Siempre he deseado que mi querida esposa, que tiende a la emotividad extrema y a la ‘melancolía', sea productivamente feliz", pag. 110). Sus tres hijos ya han abandonado el hogar y vive feliz en el pequeño Harbourton (New Jersey), "tal vez el más famoso de los residentes locales" (pág. 15).

Lo que nadie sabe, ni tan siquiera su familia, es que Rush también escribe grotescas novelas negras tipo "gore", utilizando el pseudónimo de Rey de Picas, que nada tienen que ver con la elegancia de las otras. Su idílica vida se ve sacudida cuando Julia, su hija, encuentra una de las novelas del Rey y comienza a hacer preguntas indiscretas al ver trazas de su propia vida en el argumento de la obra. Todo esto coincide con la referida demanda de plagio. El Mr. Hyde que es el Rey de Picas comienza a apoderarse de la voluntad del Dr. Jekyll que es Rush hasta el punto de entender que "la única manera de librar al mundo de Rey de Picas es librar al mundo de Rush" (pág. 225); pero al mismo tiempo Rey de Picas afirma: "No lo vas a hacer. No lo harás. Para matarme tienes que matarte tú. Y eres débil, cobarde. No lo harás" (pág. 229).

He leído la novela de una sentada. Hacía tiempo, incluso años, que no me ocurría. La narración alternativa entre los acontecimientos de su vida y el episodio relativo a la demanda de plagio incentiva las ganas de seguir leyendo. Uno siente la necesidad de saber qué hay de cierto tanto en la acusación de la señora Haider, la enferma y desequilibrada autora de un manuscrito que había titulado Asesinato al anochecer (el de Rush se titulaba Asesinato a medianoche), como en la pugna que el protagonista está librando en su interior. En última instancia, esta novela tiene que ver con la locura creativa, con el infierno en el que viven aquellos autores que no saben distinguir entre el mundo real y ficticio.

El suspense psicológico está tan bien o mejor desarrollado que el suspense argumental.

La cita de Edgar A. Poe que se puede leer al comienzo de la novela adquiere plena significación y sentido conforme avanzamos en la lectura: "Estamos al borde de un precipicio. Nuestro primer impulso es apartarnos. Inexplicablemente, no lo hacemos".