Novela

Dos chicas de Shangai

Lisa See

25 febrero, 2011 01:00

Trad. de G. Rovia. Salamandra. 347 pp., 19 e.


Lisa See (París, 1955) es de esas autoras cuyos libros fascinan y transportan a lugares exóticos de interés indudable para cualquier occidental. See nació en Francia pero se crió en Estados Unidos, en el seno de una familia china. Hija de Caroline See, escritora, Lisa ha sido corresponsal de Publishers Weekly, The New York Times y Washington Post. En sus novelas, recupera el ambiente chino, su historia mítica y pasada, siempre alrededor de unos personajes femeninos perfectamente construidos. Entre sus obras cabe destacar El abanico de seda, ambientada en el siglo XIX, en la provincia de Hunan y en la que la trama gira en torno al uso del Nushu, una lengua milenaria usada solo por las mujeres. La novela obtuvo un éxito internacional manteniéndose varias semanas en la lista de los libros más vendidos y le concedieron el premio de los libreros independientes de Estados Unidos.

Dos chicas de Shanghai es su última novela. Se centra en una historia poco conocida, la inmigración de la sociedad china. Descubre la vida de las mujeres chinas a lo largo del siglo XX y las transformaciones que vivió el país asiático. Esta vez, la autora sitúa la acción en su propia ciudad de Los Ángeles. Tras los bombardeos japoneses, Pearl y May Chin, dos hermanas adineradas nacidas en Shanghai, deben abandonar su ciudad natal y se marchan solas a vivir a Los Ángeles, para casarse con unos maridos elegidos por su padre, un acomodado hombre de negocios. Las dos son opuestas en carácter. Su destino será el de permanecer unidas a pesar de la precariedad en la que se ha convertido su vida en Estados Unidos. Allí, las hermanas guardan un secreto.

La novela tiene momentos de gran interés histórico, como la descripción que hace de la situación de los inmigrantes orientales en Estados Unidos en torno a las décadas de 1940 y 1950. La autora sabe mantener la atención del lector y entretener con las peripecias de sus personajes. Pero las novelas de Lisa See empiezan a parecerse demasiado unas a otras. La autora ha encontrado una fórmula que funciona y debería no repetirla demasiado.