Image: Nada es crucial

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Novela

Nada es crucial

Pablo Gutiérrez

5 noviembre, 2010 01:00

Pablo Gutiérrez. Foto: Clea Martí

Lengua de Trapo, 2010. 256 páginas, 17 euros


El seguimiento con frecuencia penoso de la actualidad literaria obtiene de vez en cuando la gratificación de descubrir una voz original. En raras ocasiones se trata de escritos del todo cuajados, pero sí de trabajos más que prometedores. Esta impresión básica me ha producido el para mí desconocido Pablo Gutiérrez (Huelva, 1978). Buena inventiva, notables dotes verbales e incisivo inconformismo social, moral y literario se aprecian desde las primeras páginas de esta novela irreverente, divertida y simultáneamente ácida. Aunque no todo ha de ser parabienes y en ese mismo arranque se atisban los peligros que el resto de la obra confirma. El autor está en trance permanente de lucir sus facultades en la creatividad verbal, pero los neologismos y otros hallazgos resultan un recurso un tanto mecánico. Semejante disposición tiene respecto de la anécdota. Ello tiene la consecuencia negativa de verse el esfuerzo del autor por ser en todo momento ingenioso.

Esta utillería imaginativa y lingüística, dispersa en una construcción de comedido vanguardismo, se pone al servicio de una peripecia presentada como parábola del mundo contemporáneo. Una chica de raíces rurales y de infancia trastornada por el mal ejemplo familiar, Margarita o Magui, y un chico mugroso, hijo de yonquis, Antonio Lecumberri o Lecu, captan la atención de un narrador que reconstruye su historia y la refiere a la manera de cuento dirigido a los niños. En secuencias cortas y alternantes va dando cuenta de la trayectoria por separado de ambos hasta su confluencia en Ciudad Mediana o Mundofeo. La soledad de Magui y el aprisionamiento de Lecu por varias Señoras Amables, encarnación del fariseísmo moral, y por un Señor Alto y Locuaz, representante de un Neocristianismo fundamentalista, convierten a la pareja en víctimas sociales simbólicas. En la novela se acumulan notas del deterioro colectivo: egoísmo, crueldad, intransigencia, violencia, falsos ritos... El autor se aplica a su denuncia, especialmente punzante en el anticlericalismo, mediante procedimientos indirectos, en especial hipérboles y sarcasmos.

Los dos "heliotropos", Magui y Lecu, se observan con una ternura que aporta un contrapeso de esperanza. Ello no reblandece, sin embargo, la dureza de un testimonio amargo, levantado con humor inteligente y poderosa imaginación. Por estos méritos, Pablo Gutiérrez se merece que el buen aficionado a la literatura preste atención a su obra.