Novela

Meridiano de sangre

Cormac Maccarthy

18 julio, 2001 02:00

Trad. Luis Murillo. Debate. Madrid, 2001. 403 págs, 2.800 ptas.

La publicación del libro ¿Qué era la literatura? del reputado profesor y crítico norteamericano Leslie Fiedler, supuso un pequeño terremoto en la ortodoxa academia americana. Defendía Fiedler que eran los lectores, y no los críticos o profesores , quienes con sus gustos, ergo con sus compras, sentenciaban cuál era la buena literatura. "Sin duda alguna -sentenciaba taxativo- el mejor autor norteamericano actual es Stephen King, y en el siglo XIX lo fue Harriet Beecher Stowe". Algunos quisieron ver un exceso de arrogancia en tal apreciación, en tanto que otros la ridiculizaron y atacaron abiertamente. Sea como fuere, lo que sí consiguió Fiedler fue llamar la atención sobre un corpus literario ignorado, cuando no sistemáticamente menospreciado. Y progresivamente obras como Lo que el viento se llevó o Los pilares de la tierra comienzan a entrar en los curricula universitarios bajo el epígrafe de "Literaturas Populares".

Viene esta académica exposición a propósito de la publicación de Meridiano de sangre, del norteamericano Cormac McCarthy. Meridiano de sangre es una genuina novela del oeste americano, con indios, forajidos, violencia... que hará recordar a muchos a lo mejor de nuestro Marcial Lafuente Estefanía. Pero es, al mismo tiempo, mucho más que una obra de aventuras, llegando a interesar no sólo aspectos concernientes a la creación literaria, sino, lo que es más importante, analizando el alma y el espíritu humano adentrándose en los recovecos más inconfesables de los hombres.

La acción de la novela se sitúa a mediados del siglo XIX en el territorio fronterizo entre Tejas y México. El protagonista es "el chaval", un joven adolescente que se ve obligado a pasar la frontera mexicana y se une a un grupo de pistoleros que intentan "limpiar" el territorio de indios. El jefe del grupo es "el juez", un sanguinario personaje sin escrúpulos que no duda en traicionar a cuantos le rodean, incluso a sus propios hombres, con tal de satisfacer sus instintos más primitivos. Como no podía ser de otra forma, el enfrentamiento entre "el chaval" y "el juez" resulta inevitable... el desenlace resulta tan sorprendente como atractivo.

Meridiano de sangre es una de las novelas donde la violencia está presente, de forma explícita, de la primera a la última página. Narrada de forma realista -cada capítulo está introducido por unos breves apuntes que sintetizan su contenido- desmitifica cualquier reminiscencia romántica que el lector pudiera tener sobre aquellos tiempos en que un hombre se ganaba la vida cabalgando su caballo por terrenos infinitos. Aunque no imprescindible, sí que resulta interesante recordar que nos encontramos en el momento histórico en que los Estados Unidos se anexionan los estados del sudoeste tras la firma del tratado de Guadalupe-Hidalgo, que ponía fin a la guerra entre México y los Estados Unidos, con las implicaciones culturales de ello derivadas. Pero sin la menor duda lo más interesante, lo realmente atractivo de Meridiano de sangre lo encontramos en el diseño del juez Holden, hasta el punto de que llega a eclipsar incluso al propio protagonista. El juez es la más genuina personificación del mal, o para ser más precisos, de los niveles de maldad que puede alcanzar el ser humano, el personaje literariamente más atractivo, No recuerdo ningún otro personaje literario, ni tan siquiera el capitán Ahab de Moby Dick, que haya encarnado con tal magisterio las bajezas y miserias humanas. La violencia se ha convertido en la propia esencia del personaje pero al mismo tiempo, y ese es uno de los muchos logros de la novela, resulta interesante comprobar como incluso la violencia puede llegar a tener un efecto catártico. Se trata, en definitiva, de una obra que impresiona tanto por su contenido como por su calidad literaria.

La vida de Cormac McCarthy (Rhode Island, 1933) parece otra de sus novelas: jamás concede entrevistas, se cuenta que vivió bajo una torre de perforación petrolífera (como si una infancia en Tennessee no fuera lo bastante novelesca) y que antes de escritor fue vagabundo. En 1992 publicó Todos los hermosos caballos y desde entonces su éxito no ha dejado de crecer: En la frontera y Los lugares de la llanura completan, junto a aquella, la llamada "Trilogía de la Frontera". Recientemente se ha traducido además El guardián del vergel. Y además de esas novelas, la de su vida, que tal vez llegue a contar alguna vez...