Image: La noche del Skylab

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Novela

La noche del Skylab

Juan Bonilla

22 noviembre, 2000 01:00

Espasa Calpe. Madrid, 2000. 225 páginas, 2.800 pesetas

Los catorce relatos incluidos en La noche del Skylab vienen a confirmar la sólida presencia del escritor jerezano con unos textos llenos de audacia, ironía, ingenio y humor

Desde su primera aparición pública con el libro de cuentos El que apaga la luz (1994) hasta esta última entrega en La noche del Skylab, Juan Bonilla (Jerez de la Frontera, 1966) cuenta en su haber con tres libros de relatos, las novelas Nadie conoce a nadie (1996) y Cansados de estar muertos (1998), más la novela corta Yo soy, yo eres, yo es (1998), que han dado a su autor el reconocimiento como uno de los valores más seguros de las nuevas promociones surgidas en la narrativa española de los años noventa.

Los catorce relatos incluidos en La noche del Skylab vienen a confirmar esta sólida presencia del escritor jerezano con unos textos llenos de audacia, ironía, ingenio y humor en la visión crítica, a veces cáustica, insolente incluso, de la sociedad actual sorprendida en sus imperfecciones, amarguras y extravíos arrancados de la vida diaria. Seis de estos cuentos, entre los que figura el que da título al volumen, merecieron el Premio NH al mejor libro de relatos inédito en 1999. Ampliado ahora con ocho narraciones más, el conjunto ofrece un interesante abanico de situaciones y problemas que la personal mirada del autor observa en el cambiante mundo de hoy, ahondando con su tratamiento en los más íntimos afanes y frustraciones del ser humano. Hay que decir también que en la escritura de estos cuentos el estilo de Bonilla alcanza su mayor grado de depuración formal y aliento poético, con una prosa muy cuidada en su elaboración clásica y ajustada en todo momento a la tensión de cada conflicto narrado.

El título del penúltimo cuento, "Los abismos cotidianos", uno de los más largos, podría servir para enunciar el tema general de todo el libro. Pues de "abismos cotidianos" se trata en forma de íntimas ansias producidas por aspiraciones no satisfechas en una permanente confrontación entre el deseo y la realidad. En el texto citado se trata de la imposible superación del binomio que une vida y literatura tanto en la ardua búsqueda de la felicidad como en la pasión por resolver el pasado gracias al proceso creativo en lucha con las palabras. La diversidad es nota dominante en las historias relatadas. Por encima de tal variedad argumental se descubren componentes temáticos comunes que permiten agrupar los relatos en dos bloques fundamentales. Uno está compuesto por aquellos cuentos más implicados en un tratamiento crítico de ciertas necesidades y frustraciones que azotan al ser humano de cualquier parte en el mundo de hoy. Así, en un campo de fútbol argentino el azar puede hacer que una víctima y su verdugo coincidan en las mismas emociones deportivas ("El Dios de entonces"). Pero lo más común de este grupo temático es el enfoque deformante aplicado a fenómenos sociales tan extendidos como los del público atrapado en la superficialidad de ciertos concursos de televisión ("La ruleta rusa"), el tiempo perdido en el distanciamiento entre padres e hijos ("Dvorák nunca había sonado mejor") o la sexualidad en venta publicitaria sometida a parodia grotesca ("Cielito lindo, lindo gatito"). En algún caso la distorsión hiperbólica se compagina con la actitud narrativa de humana comprensión ante la soledad y abandono de un pueblo serrano de viejos cuya única esperanza radica en el dinero que pueda traer la caída de una nave espacial que tampoco los favorece en su choque contra la tierra ("La noche del Skylab"). Y una actitud semejante se impone en el último cuento, "Polvo eres", un modelo de concentración formal en su ternura y lirismo, con una historia que recuerda el mundo de "Cansados de estar muertos".

Otro bloque está formado por aquellos cuentos que presentan situaciones más extravagantes con peripecias desarrolladas entre la realidad y la ficción a causa de alguna tara física o del carácter visionario de sus protagonistas. Así ocurre con la niña invidente de "Amor ciego", donde la ilusión triunfa sobre los engaños de la vida; con el frustrado campeón olímpico de "Saltador de altura", donde, en cambio, se impone la muerte; y con las raíces malditas de "El proyecto Maldoror". He aquí, en suma, un valioso libro de cuentos que no defraudará a los lectores.