Novela

La sonrisa de la Gioconda

Luis Racionero

17 octubre, 1999 02:00

Premio Fernando Lara. Planeta. Barcelona, 1999. 304 páginas, 2.400 pesetas

P ersonalidades como la de Luis Racionero son excepcionales en una época como la nuestra dominada la especialización. Este ingeniero, economista y experto en urbanismo es también ensayista, autor de unos 30 libros, de los cuales 5 son novelas. Por ellas ha obtenido premios como el Azorín, concedido en 1996 a La cárcel del amor, y el Fernando Lara, que ha recaído en La sonrisa de la Gioconda. Se trata, como se ve, de un autor ligado al sello editorial de Planeta, y no sería de extrañar que en una convocatoria no lejana se vea encumbrado al premio mayor de dicha editorial. El tiempo dirá.

En La sonrisa... el talante humanista de Racionero ha encontrado el mejor campo donde proyectarse, pues, según ya se adelanta en el subtítulo, esta novela está construida como unas memorias de Leonardo de Vinci (1452-1519). Se combinan, por tanto, la modalidad de la novela histórica y el patrón narrativo de las memorias (ficticias) escritas por un personaje reconocible en su historia. El modelo está en las Memorias de Adriano, de M. Yourcernar, que Racionero confiesa haber tenido presentes. En efecto, aquí como allí, trascendiendo el horizonte de la existencia individual, se integra la revisión de una vida, en su revelación del conocimiento y de la intimidad del yo (propia de la autobiografía), con la recreación de sus relaciones con otras personas (propia de las memorias) en un marco histórico que recoge noticias, usos y personajes del momento (propio de la novela histórica). Y con tal riqueza de materiales, ha logrado una novela interesante por su ambición intelectual en el tratamiento de inquietudes universales desde la perspectiva de una inteligencia y una sensibilidad privilegiadas.
Estas memorias nacen como cuadernos que Leonardo, viejo y cansado, escribe cuando ya vislumbra su muerte y dirige a su joven amante Francesco de Melci. Narrador y destinatario explícito de esta larga carta gozan de la intimidad y confianza que garantizan la sinceridad de un texto escrito por Leonardo para explicarse a sí mismo y con el fin de transmitir el saber alcanzado a quien lo merezca. Con más poderío descriptivo que narrativo y con abundantes digresiones y aprovechamiento de los textos de Leonardo -debería haberse marcado lo que se recoge de los escritos del artista- se recrea la vida del narrador y protagonista en sus pasiones amorosas, sus desvelos en busca del conocimiento, sus inventos, sus logros artísticos y su difícil relación con los poderosos de su tiempo y con otras figuras de las letras y las artes como Miguel ángel o Rafael.

Lo mejor de la novela está en su indagación en los afanes y desvelos de un hombre que también fue un genio. Como hombre, afronta sus contradicciones en su accidentada experiencia de la vida y del amor. Como científico y artista, transmite su pasión por el conocimiento y por la belleza en un permanente aprendizaje apoyado en la curiosidad y la sensibilidad. Hay que señalar en el texto algunos ocasionales desfallecimientos del ritmo narrativo a causa del peso de las descripciones y las digresiones, y también ciertas deficiencias en construcciones sintácticas rechazables. Pero el saldo final es positivo en esta novela que, entre otros ingredientes, incluye el tratamiento de los logros alcanzados en algunos cuadros célebres de Leonardo, no sólo de la enigmática "sonrisa de la Gioconda", y lo hace con procedimientos narrativos, no como mero añadido sin función textual.