El escritor Francisco Vázquez. Foto: Institut Français

El escritor Francisco Vázquez. Foto: Institut Français

Ensayo

'Tras la autoestima', de Francisco Vázquez García: subjetividades demasiado expresivas

El filósofo sevillano compone un ensayo en el que identifica el poder transformador de la filosofía frente a las actuales "semiologías de la catástrofe". 

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Aunque se diría que todo presente siempre se define por sus crisis, el nuestro parece padecer una particular perplejidad: afrontar sus incertidumbres con todo tipo de "negacionismos" y maximalismos varios.

Tras la autoestima

Francisco Vázquez García

Dado Ediciones, 2025. 336 páginas. 20 €

Por ello el mérito de este excelente ensayo de Francisco Vázquez (Sevilla, 1961), mejorado respecto a su primera edición de 2005, radica en lo contrario: el de identificar el poder transformador de la filosofía, frente a las "semiologías de la catástrofe", con su "capacidad para dejarse llenar de contenidos de realidad" de forma interdisciplinar.

Escribiendo desde la rica tradición de una "ontología del presente", donde las herramientas analíticas de Michel Foucault y Pierre Bourdieu articulan una constelación intelectual fructífera, el autor busca cartografiar una actualidad, la nuestra, en la que una "subjetividad expresiva" hegemónica monopoliza nuestros debates e impone serias limitaciones a los procesos de deliberación democráticos forjados en el proyecto de una esfera pública ilustrada.

Es un lugar común, en efecto, señalar cómo, en las sociedades tardomodernas, toda la solidez de las identidades se diluye ante corrosivos procesos de modernización en donde se pierden las tradiciones de referencia. "De ahí el ‘vacío’ experimentado por la subjetividad expresiva propia de estos tiempos, que ni siquiera sabe adónde se quiere llegar; es decir, cuál es la identidad que se pretende forjar".

Como señala Vázquez García, en la era de nuestra "modernidad líquida", por decirlo con Zygmunt Bauman, "la incertidumbre no sólo afecta a los medios, como sucedía en la primera modernidad, sino a los propios fines". Antes la identidad era un objetivo a conseguir tras un trabajoso recorrido; hoy, un viaje incierto sometido a continuas e impredecibles transformaciones.

Antes la identidad era un objetivo a conseguir tras un trabajoso recorrido; hoy, un viaje incierto

¿Nueva "cultura del narcisismo?", ¿"poshumanismo"?, ¿"declive de la autoridad simbólica"? ¿Simple "cinismo"? El modo en el que Vázquez García discute estas etiquetas apresuradas, apoyándose en un comentario crítico de diagnósticos filosóficos (Ricoeur, Taylor) o sociológicos (Beck, Sennett, Giddens, Lipovetsky), evidencia una línea de investigación tan inusual como necesaria.

No nos constituimos simplemente como identidades sociales desde el lenguaje o las tradiciones culturales, sino partiendo de múltiples determinaciones materiales y sociales históricas que deben ser analizadas de cara a comprender políticamente cómo salir de nuestras impotencias prácticas.

Por otro lado, la creciente estetización de las identidades en la sociedad contemporánea, fomentada, entre otras causas, por los dispositivos digitales y las nuevas tecnologías comunicativas, no debe separarse de un incremento de saberes "expertos" y una proliferación de discursos científicos en torno al sujeto.

Dicho de otro modo: cuanto más se debilitan los vínculos sociales que dan sentido a las narrativas del yo, más relevancia adquieren los expertos, los influencers y los nuevos "pastores del alma" de la cultura terapéutica tardomoderna.

Es aquí donde la óptica sociológica bourdieuana permite mostrar "la inserción de esta ética terapéutica en un espacio social donde la violencia simbólica asociada a las distinciones de clase sigue siendo efectiva".

Empeñado en separar las dinámicas sociales y las psíquicas, parte del análisis de época recae en no pocos diagnósticos de brocha gorda que podrían evitarse apelando a una sana modestia analítica. ¿Qué dice la nueva cultura terapéutica de nuestro presente social, cómo se apropian los individuos de ella según sus condiciones y posibilidades prácticas y a qué precio? Con estas cuestiones Vázquez García "tritura" el cierto pensamiento dominante, sus lugares comunes, siempre de forma constructiva, evitando siempre la glosa del comentario académico.

Por último, señalaría que un diálogo con las recientes reflexiones metodológicas orientadas a la problemática "transindividual" (Morfino, Balibar) hubiera enriquecido un ensayo ya de por sí valiosísimo para entender las formas en las que el gobierno de nosotros mismos no puede separarse del gobierno de los otros.