Image: Soy dinamita. Una vida de Nietzsche

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Ensayo

Soy dinamita. Una vida de Nietzsche

Sue Prideaux

19 abril, 2019 02:00

Nietzsche según Maximilien Le Roy (Sexto Piso)

Traducción de Vicente Campos. Ariel. Barcelona, 2019. 528 páginas. 23,90 €

Vidas de Nietzsche. Miguel Morey. Alianza, 2018. 464 páginas. 14,50 € | Nietzsche. Dorian Astor. Trad: J. Bayod. Acantilado, 2018. 576 páginas. 29 €

Friedrich Nietzsche, el filósofo que expresó como pocos la agudizada conciencia de crisis de la modernidad, preludio de las grandes convulsiones del siglo veinte, sigue gozando de una espléndida salud editorial. Otra cosa es que no siempre se le haya editado y leído con el cuidado que él, como buen filólogo, pidió para sus escritos. A pesar de haber fallecido en 1900, las manipulaciones de sus textos por parte de su hermana, Elisabeth, convirtieron sus ideas sobre el superhombre y la voluntad de poder en argumentos a favor de la ideología aria, con la que sólo ella comulgaba. Ya en 1950, el estudioso Erich Podach declaraba que Nietzsche había sido tanto en su vida cuanto en su obra la figura más falseada de la filosofía contemporánea.

Este halo de mixtificación se unió a un pensamiento complejo, de singular audacia teórica y malabarismo estilístico, contribuyendo a la fascinación por el personaje. Sólo tras un laborioso trabajo de décadas de filtrado de sus manuscritos nos hallamos al fin en condiciones de leerlos libres de falsificaciones y mitos. La reciente edición de fragmentos póstumos y obras completas de Nietzsche, dirigida en Tecnos por Diego Sánchez Meca, y la de su correspondencia en Trotta por parte de Luis de Santiago han permitido que esto sea igualmente posible en español.

Morey ofrece la visión más personal de Nietzsche mientras Prideaux recurre a la ficción ante las lagunas biográficas

Es comprensible, pues, que también la vida del filósofo quiera ser revisada ahora bajo una nueva luz, en conexión directa con una lectura más aquilatada de su obra. Síntoma de este interés renovado, en apenas medio año se han dado cita en las librerías españolas tres amplias y sugerentes biografías que responden a dicho propósito, si bien desde diferentes parámetros y con desigual resultado. La más personal es la visión del filósofo Miguel Morey (Barcelona, 1950), quien reelabora su libro de 1990, Nietzsche, una biografía, aprovechando estas posibilidades de mayor contextualización para presentar unas estampas heterogéneas de la andadura vital de Nietzsche donde destaca su insistente "inactualidad". Obviando toda referencia a la literatura especializada, lo que Morey expone ahí ante todo es "la vida de un escritor", las circunstancias de su creación y su empeño en lograr un estilo y un pensamiento propios.

Este diálogo con otros intérpretes es, en cambio, lo más apreciable del libro de Dorian Astor (Béziers, 1973), filósofo, germanista y musicólogo, que rentabiliza su buen conocimiento del estado actual de la investigación en torno al pensamiento nietzscheano para mostrarnos la vigencia de su diagnóstico sobre el desconcierto del presente. Un Nietzsche en sintonía con Foucault, certero analista de las ambivalencias de los procesos de forja ascética del individuo moderno, domina el tramo final y más interesante de este recorrido biográfico e intelectual.

Y llegamos así al libro más reciente y que más claramente se acoge a las convenciones del género de la biografía novelada. La británica Sue Prideaux, galardonada por sus biografías de Munch y Strindberg, recurre a la ficción ahí donde encuentra lagunas en los hechos biografiados. Por suerte, lo hace sin incurrir en las deformaciones de antaño y volviendo, siempre que puede, a elaborar su relato con un acopio suficiente de datos. La obra, bien escrita, entretenida, se lee con agrado. Aun así, evidencia un conocimiento superficial de las ideas nietzscheanas. Su valor no reside tanto en los mediterráneos que cree descubrir -pues los lectores atentos de Nietzche saben desde hace tiempo que no fue nacionalista ni antisemita, aunque sí poco igualitarista- cuanto en el tratamiento intimista de algunos aspectos menos atendidos de la personalidad del filósofo. La manera en que Prideaux reconstruye esa otra faceta del personaje (como cuando comenta una carta en la que el joven Nietzsche se muestra sumamente sociable, y se burla de sí mismo por un episodio rocambolesco con su sastre, que le impide asistir bien trajeado al primer encuentro con Wagner) resulta bastante perspicaz. Lástima que la biografía no se circunscriba a este tipo de reconstrucciones y quiera dar el salto a exposiciones sumarias de sus filosofemas. En esos pasajes, por mucho que esta obra se publicite con el mayor efectismo, la dinamita de Nietzsche se resuelve a menudo en fuegos de artificio.