Image: Conversaciones con Tàpies

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Ensayo

Conversaciones con Tàpies

Imma Julián

30 noviembre, 2012 01:00

Antoni Tàpies. Foto: Quique García

Barataria. Madrid, 2012. 176 páginas, 15 euros


Sobre la figura del Tàpies artista se superpusieron, según las épocas, los perfiles del ciudadano comprometido y del pensador. La radicalidad de su obra, compuesta de abstracción, materia y signo, empujó siempre los límites del arte hacia la realidad. Su trayectoria también desbordó los límites del artista, hasta convertirle en destacado luchador contra la dictadura y defensor de la cultura catalana. Por otro lado, Tàpies desarrolló un interés especial por la poesía (la vanguardista, con Brossa y Foix a la cabeza) y por el arte oriental (el procedente de la India y el derivado del zen). Resultado de todo ello fueron numerosos artículos y libros, que dotaron a su personalidad de una enorme proyección.

Escribo estas sucintas líneas de presentación para advertir de que un libro de conversaciones con Antoni Tàpies (1923-2012) es necesariamente algo más que una mera reflexión sobre el arte, propio o ajeno, por parte de uno de los grandes creadores españoles del siglo XX. Sin duda que su testimonio excede ese ámbito e interesa desde otras perspectivas. Y en este caso, se presenta en las mejores condiciones para que llegue hasta nosotros. La entrevistadora, Inma Julián, tuvo una cercana relación personal con el artista, pero además participó o fue testigo de muchas situaciones que aquí se comentan. Realizó estas tres entrevistas en momentos muy distintos. La primera y más extensa, de 1976, será del mayor interés para quienes quieran conocer el remoto mundo del arte español de la primera posguerra. Cuando en 1942 un catalán vestido de uniforme y rodeado de condesas, es decir, Eugenio D'Ors, inauguraba el Salón de los Once y poco después, unos jóvenes excéntricos y brillantes -Tàpies entre ellos- lanzaban Dau al Set (Dado al siete), como su nombre indica, una propuesta surrealista en toda regla. El final de ese viaje es Tàpies formando parte de la comisión que ideó el pabellón español alternativo al oficial en la Bienal de 1976. La tercera entrevista, de 1999, la más corta de las tres, es magnífica. Por entonces, Tàpies, con más de 70 años, tenía la audacia de un clásico. Alguien capaz de crear un lugar como la Sala de Reflexión, una capilla laica para la Pompeu i Fabra y poco antes un calcetín agujereado de 18 metros de resultas de un encargo del Ayuntamiento de Barcelona. Un personaje fascinante. No en balde escribió en una ocasión: "Yo voy a la caza de almas, no de masas".