Image: Arquitectura milagrosa. Hazañas de los arquitectos estrella de la España del Guggenheim

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Ensayo

Arquitectura milagrosa. Hazañas de los arquitectos estrella de la España del Guggenheim

Llàtzer Moix

21 mayo, 2010 02:00

Frank Gehry en el Guggenheim

Anagrama. Barcelona, 2010. 288 páginas. 18 euros


La gran arquitectura ha tenido siempre algo de heroica. Tomemos como ejemplo la construcción de las catedrales en el Medioevo, los palacios del barroco o las grandes infraestructuras industriales del XIX. También el siglo XX tuvo héroes que a contra corriente cambiaron el mundo de la ciudad y nos adentraron en la modernidad. Y entre los héroes, hubo algún mártir, como Jorn Utzon, que tras proponer uno de los emblemas de un nuevo continente en Sydney, símbolo e icono de Australia, fue desterrado abandonando su obra a la suerte de otras manos, menos sensibles y mas serviles al poder. Ya Cervantes vaticinó el confortamiento ideológico de la visión clara de Don Quijote, ante la nebulosa pragmática y simplista que Sancho recogía basándose en las evidencias.

"Hazañas de los arquitectos estrella en la España del Guggenheim" es el subtitulo del libro que Llatzer Moix (Sabadell, 1955) ha escrito sobre la década que produjo la Arquitectura Milagrosa, analizando las razones y emociones que hicieron posible el despliegue internacional de la arquitectura en España. Y es la arquitectura construida en nuestro territorio, principalmente por arquitectos extranjeros, la que se pone en tela de juicio en el libro. Esta balanza comercial de importación arquitectónica, desequilibrada respecto a la cantidad de arquitectura española que se exportó al mundo, supuso sin embargo el espejo en la que se miraron los arquitectos españoles dentro del mismo contexto. Gehry en Bilbao, Calatrava en Valencia, Eisenman en Santiago de Campostela, Zaha Hadid en Zaragoza, Herzog & de Meuron, Nouvel y Foster en Barcelona y Madrid son los personajes principales y los escenarios donde se desarrolla la aventura, entre drama y comedia, que relata el libro.

Las tramas del argumento recogen realidad y ficción de los episodios narrativos que transcurren desde el año 1997, en el que el llamado "efecto Bilbao" desembocó en un feroz apetito de las instituciones por contratar a un arquitecto estrella que creara el milagro urbano que describe Llàtzer Moix. Como en toda película o novela, hay personajes secundarios que también desarrollan la trama. Estos fueron los arquitectos españoles que vieron con sorpresa llegar al star system, emulando algunos los procedimientos descubiertos, con el regustillo local, y otros, los mejores, marcando su propio camino, visión y lenguaje, con mayor éxito y responsabilidad disciplinar. Pudiera parecer que la fiesta con tantos invitados de honor desmereciera, pero no fue así, y la arquitectura española, tan hospitalaria, fue la mejor anfitriona, haciendo que sus invitados se sintieran como en casa, con la generosidad que nos caracteriza. El desarrollo comercial tuvo de productores ejecutivos a las administraciones públicas, que sin mucha experiencia en las grandes superproducciones, vieron desbordados sus presupuestos, lo que no supuso ningún problema para alcanzar la misión. Y en medio del frenesí de la burbuja constructora, se confió al valor de la arquitectura un precio que se demostró excesivo, pero que todo el mundo estaba dispuesto a pagar.

Los arquitectos, como acupuntores, pinchaban las ciudades insuflando una energía nueva, tratando de revitalizar todo el sistema. Y esta energía no renovable, generaba el crecimiento alcista del mercado urbano a una velocidad increíble, hasta que estalló la burbuja… Coincido en el perspicaz análisis del autor, y su Arquitectura Milagrosa es un preciso relato de nuestra reciente historia arquitectónica, social y económica. La desmesura tiene un valor y creo que el balance ha sido positivo. Nuestra arquitectura tiene una visibilidad internacional extraordinaria, nuestras ciudades han rejuvenecido, la sociedad tienen una mirada más amplia. Sin embargo, tal y como propone Moix, es momento ahora de reflexión: "Urge devolver sensatez a la arquitectura, en especial a la que se levanta con inversión pública. Y, de paso, olvidarse por un tiempo de los milagros." Si en un tiempo tuvimos héroes -añado yo- ahora necesitamos poetas.