Ensayo

Una vida extra. La longevidad: un privilegio individual...

Varios autores

5 octubre, 2006 02:00

Anagrama, 2006. Trad. O. S. Molina. 224 páginas, 15 euros.

El ser humano es cada vez más longevo. Los demógrafos calculan que los progresos de la higiene, de la alimentación y de la medicina alargan la vida un trimestre por año. A comienzos de los años 50 la esperanza de vida estaba en torno a los 66 años. En la actualidad estamos en 80. De los bebés que están naciendo ahora uno de cada dos será centenario. Este volumen gira en torno a lo que supone que la vida se esté alargando de modo casi imperceptible, pero sin pausa. Vivir más puede ser maravilloso pero también un problema individual y social más grave y delicado de lo que pueda suponerse.

La estructura de Una vida extra es sencilla, eficaz y tiene un carácter divulgativo. Dominique Simonnet, jefe de redacción de "L’Express", novelista y ensayista, entrevista a Joël de Rosnay, a Jean-Luis Servan-Schreiber y a François de Closets. A cada uno de ellos le plantea un aspecto relevante de lo que denomina "la revolución de la longevidad".

Joël de Rosnay es un prestigioso futurólogo francés formado en la biología y en la informática que dirige una empresa de biótica (unión de biología, informática y prospectiva). Sus respuestas van dirigidas a señalar que la creciente longevidad ha introducido una nueva etapa en el curso de la vida. Si antes se hablaba del paso de la madurez a la vejez, ahora es necesario introducir entre ambas una nueva etapa: la que va desde los 60 años hasta los 75. Se prolonga la vida y se gana vitalidad. Estos años entre madurez y senectud se pueden alargar, en opinión de Rosnay. Sus consejos no se detienen en la revolución médica y tecnológica que se avecina, llegan a todo lo que cualquiera puede hacer. La longevidad requiere mantener la actividad y vigilar la alimentación. Comer poco pero, eso sí, un vaso de vino tinto no debe faltar en la comida debido al resveratrol, un componente esencial de la pulpa del grano de uva, eficaz antivírico y protector frente a las enfermedades cardiovasculares. Servan-Schreiber, antaño gran figura pública de la vida francesa, trata de contestar a las cuestiones que la longevidad plantea como arte de vivir, como filosofía o como espiritualidad. Por desgracia, sus vaguedades dan esa penosa impresión de los profesores que saben pero que no se preparan la clase.

Con Closets, ensayista y periodista, estas páginas recuperan el tono vibrante. Su planteamiento es demoledor. En su opinión, la tenaza que supone por un lado la mayor longevidad y por otro la disminución de la tasa de natalidad conduce a la asfixia del estado de bienestar social. No se puede sostener una economía en la que la juventud se mantiene inactiva hasta los 25 años y trabaja 35 para recibir una jubilación durante otros 25. Closets considera un error confiar en que la inmigración resolverá el problema, y marca la necesidad de alargar la edad de jubilación como algo imperioso.

Los problemas que esta obra saca a luz, los de una sociedad que envejece, desprestigia el trabajo y reclama más ocio son mal recibidos por políticos y sindicatos, pero son una realidad presente y previsible con la óptica que proporciona la ciencia social.