Miguel de la Madrid. Foto: Reuters

Desde hace años, el sistema político mexicano está asistiendo a un cambio de costumbres en los ex-Presidentes. Hasta la década de 1970, y en especial hasta los gobiernos de Luis Echeverría álvarez (1970-1976) y de José López Portillo (1976-1982), los máximos mandatarios fungían como verdaderos emperadores cuando ostentaban la Presidencia.

Tenían toda la información en sus manos y manejaban a su antojo los resortes del poder. Nombraban, quitaban, castigaban, premiaban a unos y a otros por sus acciones como si de un rey en un sistema de Antiguo Régimen se tratara. A cambio, cosechaban lealtades y engrasaban las correas de la maquinaria del clientelismo. Una vez que terminaba su mandato, tenían el compromiso de callar los secretos de la alta política. Su silencio ayudaba a actuar con libertad al nuevo Presidente.

Miguel de la Madrid, en un contexto político especial sale a la palestra para remover el pasado reciente de México. Después del verano de 2000, el Partido Revolucionario Institucional dejó de controlar la Presidencia de la República, por lo que el Presidente entrante (en este caso, Vicente Fox, del Partido Acción Nacional) en vez de apoyarse en los silencios de sus antecesores, pasó a denunciar sus acciones para tratar de aumentar su prestigio. Uno de los resultados inmediatos fue que los exPresidentes comenzaron a escribir sus memorias para tratar de convencer a propios y extraños de que sus gobiernos habían sido honestos. Primero tomó la pluma Carlos Salinas de Gortari (México un paso difícil a la modernidad, Plaza y Janés, Barcelona, 2000) para explicar su versión del turbulento año 1994 en el que los asesinatos y la crisis económica empañaron la labor de todo un sexenio. Ahora Miguel de la Madrid trata de adelantarse a la Historia publicando sus memorias en el momento en el que se avecina un fuerte terremoto político ocasionado por las elecciones de 2006. Los múltiples candidatos de todos los partidos están tratando de aprovecharse electoralmente de las inmundicias del pasado para ganar votos. El silencio ha dejado de ser un activo para convertirse en un enemigo (el que calla otorga). Ahora toda vale y la lucha es de todos contra todos.

Miguel de la Madrid narra con el detalle de un texto escrito sobre la marcha los momentos más significativos de su gobierno. Explica, entre otras cuestiones, por qué consideró romper con el modelo económico anterior (de ahí el nombre del libro), describe los detalles de los mecanismos del poder (y en especial la elección del presidente Carlos Salinas), aclara el manejo de la crisis de la deuda de 1982 y da pistas para entender cómo y por qué los sindicatos aceptaron su cambio de rumbo en la política económica. El lector atento encontrará a lo largo de sus páginas un sin fin de detalles de interés. El estudioso especializado hallará importantes puntos de vista nuevos.

El libro fue tomado forma a lo largo del sexenio (1982-1988). Alejandra Lajous, en su papel de Cronista de la Presidencia de la República, fue organizando materiales e información, entrevistándose regularmente cada dos o tres semanas con Miguel de la Madrid y preparando los borradores que después serían revisados cada tres meses por el Presidente. El texto que aparece editado ahora por Fondo de Cultura Económica y Turner es la memoria política presidencial original sin cortes ni adendas que se fue tejiendo conforme iba avanzando el tiempo. En algunas ocasiones hay frases duras contra alguna persona del gabinete, en otras aparecen críticas duras del sistema político mexicano. Miguel de la Madrid con la publicación de su verdad ha dejado claro que el pasado es importante para entender el presente. Sin duda, se trata de un buen libro. Ahora hace falta que los que compiten para convertirse en Presidente en 2006 expliquen con nitidez cuáles son sus planes para el futuro.