Ensayo

La española cuando besa

Luis Otero

21 noviembre, 1999 01:00

Plaza & Janés. Barcelona, 1999. 233 páginas, 2.650 pesetas

Quiero recordar que de Luis Otero he leído El logaritmo binario de la esposa de don Nicomedes y Gris marengo, dos novelas desopilantes y valleinclanescas a caballo entre la ternura y la ternura, que no es lo mismo pero es igual, según hablemos de niños o de culos, porque niños y culos abundan en la narrativa de Otero. De hecho, La española cuando besa tiene un niño, el narrador, y un culo, el de Carmiña Franco.

Creo que no ando descaminado si evoco mis primeras lecturas de Luis Otero, pues La española cuando besa se me ha antojado la sala de máquinas de aquellas sabrosas novelas. Con ese primor que sólo derrochan los enamorados y los perversos, Luis Otero ha hecho acopio de una bibliografía que compendia todos los disparates perpetrados por el franquismo con respecto a la mujer, y uno advierte que ese rocambolesco material ha servido para urdir dos novelas geniales. Sin embargo, La española cuando besa no es una novela (¿será un ensayo?) y el sabor que deja ya no es el mismo.

La primera lectura de La española cuando besa es divertida y desternillante, pero la segunda nos perturba y desasosiega. ¿De quién nos reímos cuando leemos frases como la siguiente?: "El continuo roce del clítoris con prendas interiores o vestidos, conduce a la ninfomanía de la mujer" (Dr. Algora Gorbea dixit, pág. 105). ¿Nos reímos del franquismo?, ¿De los curas? ¿O en general del machismo español y por lo tanto de nosotros mismos?

Uno ha leído a los misóginos tratadistas femeninos del pasado -,Juan Luis Vives, Juan de los ángeles, Juan de la Cerda, etc.- y podría pensar que era lógico que el franquismo reivindicara esos prejuicios, pero el caso es que la imagen de la mujer en la literatura española de los años 20 y 30 tampoco era más progresista o liberal.

A mí me divierten las citas halladas por Luis Otero, pero siento escalofríos cuando reparo en cuánto se parecen a los textos del siglo XVI o -peor todavía- a ciertas sentencias dictadas por algunos jueces supuestamente contemporáneos. Las misóginas supercherías del franquismo, por lo tanto, siguen gozando de buena salud, porque en España la imagen masculina de la mujer nunca ha sido la perfecta casada sino la perfecta follada. ¿Por qué la española cuando besa, besa de verdad? Porque la extranjera cuando folla, folla de verdad. De ahí que en los electroencefalogramas del celtíbero medio abunden hogaño las tailandesas, las cubanas y las rusas, como antaño las italianas, las francesas y las suecas.

Finalmente, si el franquismo creó la Sección Femenina, esta democracia le ha puesto cifras: 25 por ciento. Dice la contraportada: "Otero enhebra historias y citas, ilustraciones y apuntes que describen la ardua lucha de la mujer española por obtener cierta independencia". Y como dijo Obi Wan Kenobi: "la lucha continúa".