Anita Brookner. Foto: Libros del Asteroide.

Anita Brookner. Foto: Libros del Asteroide.

Letras

'Hotel du Lac', de Anita Brookner: un bisturí moral e irónico en la cúspide de la literatura británica

Libros del Asteroide recupera el libro, ganador del Premio Booker de 1984, que erigió a la escritora como una de las mejores novelistas británicas del siglo XX.

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Hotel du Lac se abre con un paisaje gris frente a un lago suizo, a finales de septiembre. Una escritora inglesa de novelas rosas es quien mira por la ventana en un hotel fuera de temporada. Edith Hope parece haber llegado a dicho refugio melancólico para olvidar un “desafortunado tropiezo” sentimental.

Hotel du Lac

Anita Brookner

Traducción de Catalina Martínez Muñoz. Libros del Asteroide, 2025. 200 páginas. 18€

Desde el inicio brumoso, cuando penetramos en el flujo de conciencia de la protagonista, la novela se convertirá poco a poco en la crónica de unos huéspedes desocupados, insatisfechos y triviales, con secretos vulgares detrás de las puertas.

La convivencia esporádica entre los personajes pondrá al descubierto, con la mirada de rayos X de la voz omnisciente, las hipocresías, la insensibilidad bajo la ropa elegante y las componendas sociales que coexisten con las buenas maneras y las falsas sonrisas.

Como en otras novelas de Anita Brookner (Londres, 1928 -2016), una forma de dignidad moral se enfrenta al cinismo que a veces esconde el éxito social. Hotel du Lac ganó el Premio Booker en 1984, superando a Julian Barnes y a J.G. Ballard, y convirtió a la escritora en una de las mejores novelistas británicas del siglo XX.

Hay que recordar que Brookner era en realidad una prestigiosa historiadora del arte, la primera mujer en conseguir la cátedra de arte Slade de Cambridge, y que no publicó su primera novela, Un debut en la vida (Asteroide), hasta los 53 años.

Observadora atenta de la condición humana, sobre todo clavando su sutil bisturí en las clases burguesas, Brookner posee una escritura que está en la cumbre de la literatura británica en ironía y sobreentendidos.

Se ríe del espíritu corrupto de algunos triunfadores sociales y absuelve con talento y humor a esas damas discretas y algo inmateriales que pierden el último tren, conscientes de que no les compensa vender su alma.

En un artículo con motivo del fallecimiento de la autora, su amigo Julian Barnes afirmaba que su estilo se adivinaba desde la primera frase. Y es cierto. En Una relación inconveniente (Tusquets, 1991), leíamos en la primera línea: “Para Blanche Vernon, la mejor manera de ocupar su tiempo consistía en mantener a raya sus sentimientos”.

Como el personaje de Blanche Vernon, Edith Hope, la protagonista de Hotel du Lac, también trata de refrenar sus ideas y controlar los afectos cuando teme quedar sumida en un vértigo emocional.

El “desafortunado tropiezo” que ha llevado a la protagonista a retirarse de escena, animada por sus amistades, en el tranquilizador hotel suizo, se irá desvelando a lo largo de la novela. Uno de esos absurdos enredos que para las comedidas protagonistas de Brookner resultan del todo inconvenientes.

Brookner posee una escritura que está en la cumbre de la literatura británica

Y ni siquiera tiene que ver con su amante casado, que nunca dejará a su esposa. Edith Hope conocerá en el hotel a una madre y una hija frívolas de pies a cabeza y, sobre todo, a un elegante caballero de fortuna que le ofrece un matrimonio lleno de trampas.

El genio de Anita Brookner nos hace creer que su protagonista pertenece a otra época, pero sus reflexiones, a veces caóticas y a menudo sensatas, acaban iluminando el mundo tramposo en el que los triunfadores perpetran sus pequeñas infamias.

Las protagonistas de Brookner se ven empujadas al peligro de declive social por razones ajenas a ellas; los hombres que las rodean son elegantes y cínicos.

La lucha entre conservar la entereza y lanzarse a aventuras poco claras suele saldarse en favor del sentido común, tras muchas deliberaciones geniales de estas mujeres temblorosas pero inteligentes.

Edith Hope se ve envuelta en un folletín romántico de los que ella escribe, pero sopesará el riesgo y la indignidad frente a la rutina y el aburrimiento futuros.

La heroína del Hotel du Lac, a su manera desconcertada y tensa, con su aire de Virginia Woolf, ganará la partida.