Pier Paolo Pasolini en 1975, durante el rodaje de 'Saló o los 120 días de Sodoma'. Imagen cedida por Filmoteca Española

Pier Paolo Pasolini en 1975, durante el rodaje de 'Saló o los 120 días de Sodoma'. Imagen cedida por Filmoteca Española

Letras

'Petróleo', el libro póstumo de Pasolini que podría ofrecer pistas sobre su asesinato

Llega a España la versión que aspira a ser definitiva de la obra que el escritor y cineasta dejó inconclusa. Su muerte, de la que se cumplen 50 años, impidió que lo completara.

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La traducción de Petróleo al español, justo cuando se cumple medio siglo del asesinato de Pier Paolo Pasolini, es un acontecimiento editorial. Sin embargo, la expresión no debe hacernos olvidar cómo la posibilidad de comprenderlo constituye una epopeya casi tan enorme como la leyenda de su elaboración, teñida de luces y sombras.

Petróleo

Pier Paolo Pasolini

Traducción de Miguel Ángel Cuevas
Nórdica, 2025
740 páginas. 32,50 €

Estas últimas son un acicate perverso, pues en ocasiones parece que sólo podamos leer al polímata italiano desde su muerte, descartándose así la clave esencial que fue su energía para crear, triunfar y fracasar a partes iguales.

Pier Paolo Pasolini fue asesinado en el idroscalo de Ostia la madrugada del 1 al 2 de noviembre de 1975, de la noche de todos los santos al día de los difuntos, de la vida a una lúgubre leyenda. Esta coyuntura ha causado que, como él mismo advirtiera antes de fallecer, el montaje de su existencia se determine por el final.

Desde este prisma, Petróleo, su artefacto póstumo, tiene una singladura harto curiosa, pues parece contener todas las explicaciones para resolver el misterio de ese adiós prematuro, hasta el punto de ser un libro fachada por cómo se publicita. Para Garzanti, sello que editó a PPP casi hasta el final de sus días, es su volumen más famoso, afirmación algo más que osada si se atiende a cómo quizá sean sus páginas más comentadas y menos leídas.

Esta celebridad, que tampoco desmentiremos sin estar del todo de acuerdo en su primacía, es debida a factores externos y a un gusto por la discusión hacia lo inconcreto que jamás pone un punto y final. Lo apreciamos en los análisis sobre el significado de Petróleo.

Para algunos, tal como recoge Walter Siti en el epílogo de la cuarta versión publicada con motivo del centenario del autor, estaríamos ante una novela verité, mientras para otros, como el escritor Emanuele Trevi, Pasolini no era muy hábil en su vis de investigador, quedándose corto y cojo para ofrecernos un documento que cada uno puede interpretar según su libre albedrío.

La edición de Nórdica es espectacular en nuestro mercado, pero no es ni mucho menos definitiva, como por lo demás tampoco lo es la italiana de 2022, en la que Siti, su responsable junto a Maria Careri, reconoce su error y la necesidad en un futuro de ir más allá de la incorporación de cuarenta y cuatro porciones de texto, a las que se añaden recolocaciones y materiales usados durante el proceso de escritura, como la conferencia de Eugenio Cefis, protagonista indirecto de un cuantioso porcentaje del texto, en la Academia Militar de Módena el 23 de febrero de 1972.

Siti ambiciona una quinta mutación en las ediciones de Petróleo que sume las fotografías que Dino Pedriali capturó en otoño de 1975 en el refugio pasoliniano de la torre de Chia, un edificio medieval que el director de Teorema hizo restaurar como posibilidad de una isla para huir de su odiado mundo homologado, contra el que pontificó con más fuerza si cabe en las columnas periodísticas de sus últimos años.

La intención de brindarle otro extra es excelsa, si bien demuestra cómo nadie se pregunta en demasía cuáles eran los designios iniciales del conjunto, manipulados hasta una especie de amalgama de amalgamas desde la belleza de su ser incompleto, magna pista de despegue de su condición posmoderna.

Portadas de los principales diarios italianos dando cuenta del asesinato de Pier Paolo Pasolini la noche del 1 al 2 de noviembre de 1975.

Portadas de los principales diarios italianos dando cuenta del asesinato de Pier Paolo Pasolini la noche del 1 al 2 de noviembre de 1975.

¿Qué deseaba Pier Paolo Pasolini? Para comprenderlo debemos diseccionar varios niveles. Uno surge desde lo que consta en acta, como la carta en la que pide consejo a Alberto Moravia en torno a un manuscrito que él mismo sabe anómalo al no estar escrito como las auténticas novelas y dotarse de una lengua más propia del ensayo, el periodismo, las notas críticas, la correspondencia privada y lo poético.

Esta epístola inaugura la versión de 2022 que Miguel Ángel Cuevas ha tomado de base para la de Nórdica. Esta se complementa con uno de los papeles del Apéndice del mecanoscrito, en el que argumenta como "todo Petróleo, a partir de la segunda redacción, habrá de presentarse en forma de edición crítica de un texto inédito, considerado una obra monumental, un Satiricón moderno".

El fragmento, fechado en la primavera de 1973, prosigue desde la conciencia de su valor filológico al rehacerse más de una vez, hasta crear cuatro o cinco manuscritos, entre ellos un par de apócrifos, nada sorprendente si se estudia el legado de Pier Paolo Pasolini y su querencia por divertimentos de este tipo, presentes, por ejemplo, en otra ficción póstuma, La divina mímesis, fabricada durante los años sesenta pese a ver la luz ya en noviembre de 1975, pocos días después del asesinato del autor.

En la misma, el supuesto editor asevera que el escritor no pudo ver la publicación al fallecer tras ser masacrado a bastonazos en una playa de Palermo. Para un lector la referencia evocará Ostia. Para un crítico remitirá a las palizas de un congreso de la neovanguardia en 1963, cuando Edoardo Sanguineti y sus fieles denostaron a Pasolini, quien a partir de entonces no quiso perder comba con el presente y luchó por estar siempre en primera fila sin sonar a superado.

'Petróleo' tiene su mayor virtud en lo fragmentario. De este modo, ingresa en un estatus de rabiosa modernidad

Petróleo tiene su mayor virtud en lo fragmentario de sus 133 apuntes. De este modo, se rompe lo normativo, hasta ingresar en un estatus de rabiosa modernidad. Asimismo potenciado por la duplicidad de su protagonista, Carlo, llamado así como el padre de PPP, aunque con muchas sonoridades en los fonemas que componen el nombre. Karl puede ser poder, Carlo huele a humildad pese a ser lo mismo.

En el debut de la novela en sí, tras un alud de prefacios para precisar el cometido, asistimos al desdoblamiento de este hombre, de repente duplicado en lo bueno de Polis, con una carrera en una empresa petrolífera e ideas de izquierda que mutan mientras viaja, y la maldad de Tetis, esgrimida mediante una sexualidad que ha hecho verter ríos y ríos de tinta.

Ello es debido a cómo la novela, titulada Vas en sus orígenes para aludir a un recipiente con toda probabilidad polisémico, ha enmarañado su contenido a partir de los sucesos del idroscalo, que determinan muchas de sus pautas ortodoxas de lectura, un absurdo si atendemos a cómo la escribió un poeta vivo, no un cadáver santificado. El enredo deriva en confusiones que desmerecen la estructura, cerrada por defunción, y perjudican la comprensión lectora.

El apunte 55, aquí traducido de manera algo particular como La campa de la Casilina, ha sido objeto de deleite para todos aquellos necrófagos, entregados a la causa de apuntar cómo las felaciones realizadas a una veintena de chavales son el reflejo de las prácticas nocturnas de Pier Paolo Pasolini, sin fijarse en la transformación de Carlo en una mujer con conciencia masculina, punta de lanza de unas metamorfosis que debían darse desde la idea del doble, querida por el poeta, devoto de Dante en sus construcciones textuales y deudor de Dostoievski para honrar a una tradición italiana aún vigente.

El sexo en el descampado de la periferia se anuda en lo polémico con el otro asunto fundamental en la edificación de la novela: esclarecer los entresijos en torno a la muerte de Enrico Mattei, acaecida en un accidente de aviación el 27 de octubre de 1962.

Mattei fue el fundador y primer presidente del ENI, Ente Nazionale Idrocarburi, con el que tendió redes multinacionales, más tarde replicadas con más potencia por Eugenio Cefis, quien a lo largo de su trayectoria apostó por una forma de poder siempre más autoritaria, con aspiración de rebajar lo estatal para aupar a grandes grupos empresariales. No en vano fue uno de los fundadores de la logia masónica P2 y durante los años setenta no escondió sus ideas destinadas a una reestructuración de las democracias occidentales.

El interés de PPP por Eugenio Cefis partió de diversas lecturas, desde el discurso que dio a los militares en Módena, publicado en la revista L’erba voglio, al libelo Questo è Cefis, editado por una agencia de información y firmado bajo el seudónimo de Giorgio Steimetz.

Pasolini creía que Cefis había ordenado el asesinato de Mattei para reemplazarlo, como así fue, en la presidencia del ENI y dispararse en su senda hacia una acumulación de poder para reformularlo no sólo en Italia.

Para Siti y otros, demasiado convencidos de su valía como Sherlock Holmes de ocasión, estas sospechas y su preguntar en exceso fueron la causa que llevó al intelectual hacia una muerte segura, algo que consideran comprobado en algunos apuntes de Petróleo, que no trata sólo de estas problemáticas y tampoco tiene sentido contemplar como si fuera un tesoro oracular que desvela secretos.

Es literatura de altísimos quilates, inacabada para confirmar los temores de su autor, quien se veía ocupado en esa prosa hasta el fin de sus días, y goce de los lectores, quienes bien harían en abordarla con mucho respeto, informándose con anterioridad y formándose con otras novelas del mito, del que no es bueno empezar a consumir su casa por el tejado.

Jordi Corominas (1979) es escritor y crítico literario. Autor de Las muchas vidas de Pier Paolo Pasolini (Siglo XXI).