
Carmen Martín Gaite. Foto: Archivo Carmen Martín Gaite / BDCYL
Carmen Martín Gaite, escritora sacudida por la vida: una biografía con abundantes y valiosos materiales inéditos
José Teruel fue reconocido con el Premio Comillas por esta obra que aborda la peripecia vital, al mismo tiempo que lleva a cabo un análisis de crítica literaria.
Más información: Carmen Martín Gaite: los amores de la reina de las nieves
José Teruel (1959) viene desarrollando un amplio trabajo como estudioso de Carmen Martín Gaite. Se ha ocupado de editar diversos títulos de la salmantina y por encomienda de Ana, la hermana de la escritora, dirigió los 7 tomos de Obras completas. Esa dedicación desemboca en Carmen Martín Gaite. Una biografía, en la que cuenta con abundantes y valiosos materiales inéditos.

Carmen Martín Gaite. Una biografía
José Teruel
Premio Comillas. Tusquets, 2025. 493 páginas. 24,90 €
La singularidad de esta biografía reside en abordar la trayectoria vital de Martín Gaite a la vez que lleva a cabo un análisis de crítica literaria. La biografía y el estudio de las obras conviven y se solapan. El primer aspecto, la vida y semblanza, se reconstruye en detalle con el apoyo de los muchos materiales que ella guardaba desde niña. En la biografía constan los antecedentes, una familia acomodada, ilustrada y liberal, en la que también hubo un caso de víctima de la represión franquista.
Los padres influyeron en la personalidad de la escritora, y apoyaron su vocación desde pequeña. Figura importante fue la mencionada hermana, Ana. Su tormentosa relación no impidió una fraternidad de fondo que convirtió a Ana en confidente y soporte moral de Carmen en las graves vicisitudes que la afligieron. Y Ana fue, tras la muerte de Carmen, quien asumió con exhaustiva entrega el papel de preservar y difundir su memoria dando a conocer libros y cuadernos inéditos.
Su colaboración fue decisiva para el homenaje-exposición que por encargo del Círculo de Lectores organicé en 2001 y en la se mostraban abundantes documentos y significativos materiales privados de la escritora. En funesta contrapartida, destruyó relevantes epistolarios e impuso censuras que Teruel le reprocha con razón, pero también con insistencia sospechosa.
Teruel aborda con amplitud las relaciones literarias de Martín Gaite y contribuye a perfilar nombres importantes de los llamados "niños de la guerra". En primer lugar, Rafael Sánchez Ferlosio, marido de Carmen, cuya complicada relación aparece con toda nitidez. También Ignacio Aldecoa, íntimo en la juventud y gran marginado del grupo generacional, y Juan Benet.
Ferlosio fue un obstáculo para el desarrollo literario de su mujer y Benet no supo valorar a la amiga con quien cruzó una interesantísima correspondencia. La relación, poco conocida, de Carmen con Torrente Malvido, el alocado hijo de Torrente Ballester, aporta un dato importante, la determinación de Carmen para superar el gran trauma de su vida, la muerte su joven hija Marta (1956-1985), víctima de las drogas.
La exposición de la muerte de Marta (por la misma causa que su pareja, Carlos Castilla, hijo del conocido psiquiatra) tiene una dimensión moral y social por cuanto en ella surge el problema general de la educación; ahí se explica con franqueza cuánto debió el trágico fin de Torci, la hija querida, a la permisividad de los padres, a haber llevado al extremo unos principios favorables a la máxima y absoluta libertad.
La veta de la biografía de Martín Gaite relativa al análisis literario de su obra parte de un planteamiento que insiste en la proyección de la biografía en sus textos. Casi todos los escritores son autobiográficos en la medida en que aprovechan sus experiencias en sus escritos, pero Teruel ve los de Martín Gaite como proyección bastante directa en ellos de su biografía, incluso en los ensayísticos e históricos.
Es verdad que en no pocas ocasiones el texto, sobre todo de los relatos, recrea vivencias y experiencias reales de la salmantina, y que en los otros rompió las rigideces expositivas o académicas insuflándoles un aliento personal. Sin embargo, considerar una comunicación directa vida/literatura supone un doble inconveniente, reducir la creación a noticierismo biográfico y tomarla como base para explicar la biografía.
Si Teruel no cae en la hagiografía biográfica de Martín Gaite, sí incurre en el fervor crítico
El análisis literario de Martín Gaite responde al propósito reivindicativo de situarla en un lugar prominente de su generación, y no en el papel de escritora interesante pero no principal que el consenso académico le adjudica. A tal fin Teruel destaca la originalidad de sus planteamientos literarios, la voluntad de alcanzar una función comunicativa de la literatura (la permanente "búsqueda de interlocutor", raíz y meta de la escritura, según expresa la afortunada locución que utilizó como título de uno de sus libros).
Tal desiderata le llevó a romper con los moldes tradicionales de la novela, a buscar una arquitectura narrativa libre, sin los impedimentos formales de la tradición que lastran una escritura moderna. Ello supone considerarla, desde este punto de vista, una pionera, y hasta una escritora vanguardista.
Si Teruel no cae en la hagiografía biográfica (se muestra neutral ante los aspectos menos agraciados de la biografiada), sí incurre en el fervor crítico. Llega a equiparar Ritmo lento con Tiempo de silencio en la revisión de nuestra narrativa de comienzos de los pasados 60, a pesar de que la novela de Martín-Santos constituyó un revulsivo y la de Martín Gaite no tuvo trascendencia alguna. Olvida que la misma cubierta de Ritmo lento señalaba que debía "considerarse profundamente arraigada en el movimiento realista de la joven narrativa española".
Martín Gaite protagonizó un gran cambio personal y literario en el decenio anterior a su fallecimiento. La escritora que ocupaba un lugar discreto en los medios literarios alcanzó una enorme popularidad, que ella misma alentaba. Se convirtió en la estrella de la Feria del Libro madrileña. Sus novelas de entonces, sin caer en el bestseller descarado, se socorrían con recursos sentimentales.
En consecuencia, dio en los años noventa la imagen de autora intimista de tono menor, tan injusta al entender de Rafael Chirbes que este buen amigo suyo salió a reivindicar a la escritora intensa y exigente. Aunque buscaba y disfrutaba del éxito, la propia Martín Gaite quería un reconocimiento más exigente que el del lector popular y a mi reseña poco positiva de un libro suyo reaccionó con un tarjetón despectivo e insultante.
Esa imagen popular, con sus llamativas boinas y con gestos de calculada frivolidad, fue la última suya, en demérito de valores sustanciales de su trabajo literario. Esta biografía muestra que su auténtica figura no fue la postrera sino la de una persona sacudida con crudeza por la vida y la de una autora densa en sus preocupaciones y exigente en el arte de la escritura.