Mercedes Duque. Foto: Tusquets

Mercedes Duque. Foto: Tusquets

Letras

'Animales pequeños', de Mercedes Duque: miedo a la heterosexualidad, sexo y enfermedades venéreas

La nueva novela de la escritora, ambientada en Londres, aborda las relaciones entre unos personajes que proceden de familias disfuncionales.

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Publicada

La belleza de la naturaleza y la literatura ayudan a sobrevivir en el ambiente social tóxico creado por la política actual. Hace poco vi brotar un narciso en mi jardín y comencé a leer Animales pequeños, de Mercedes Duque Espiau (Sevilla, 1996), una novela de una autora con talento literario. Llegaba prevenido, pues la propaganda editorial hablaba de "novela indomable y salvaje".

Animales pequeños

Mercedes Duque Espiau

Descripción

El texto se abre con una escena de sexo, un enganche a galope de dos cuerpos en los servicios de un bar, y sigue el miedo de haber contraído una enfermedad venérea. Duque escribe un español directo, expresivo. Poco a poco vamos descubriendo la rica textura del texto, de los personajes, principalmente de la narradora, Rita Rivera, de su hermana Eva y de su amiga Lis. El argumento se desarrolla en Londres. La obra aborda las relaciones entre los personajes.

El romance ha desaparecido de buena parte de la narrativa actual, porque en textos como el presente ni la protagonista ni su contraparte masculina buscan compañeros emocionales. Se trata de meros líos. En el fondo, se manifiesta una especie de miedo a la heterosexualidad, a sentir una corriente de emocionalidad, esa que tan prístinamente presenta Jane Austen en sus novelas. Lo leemos en la siguiente línea: "Desconozco el enamoramiento [dice Rita] y no sé si debería sentirme triste por ello" (p. 80).

Rita, Eva y Lis vienen de familias disfuncionales. De hecho, la decisión de ir a estudiar (y trabajar) a Gran Bretaña guarda relación con el asunto. Las jóvenes huyen del entorno familiar para llevar una vida en sus propios términos.

En principio, parece que Rita y compañía van solo a ahogar sus problemas en la bebida, algo de cocaína y sexo, pero eso tampoco les libra de sufrir las consecuencias de opciones de vida tan disfuncionales como las de sus respectivas familias. Y aquí es donde la escritura de Duque busca salida a una existencia sin verdaderos incentivos.

Cuando su hermana Eva, la guapa, la lista de la familia, ha abortado espontáneamente, y Lis, su amiga, descubre que su novio le ha trasmitido una enfermedad venérea, Rita comprende que hasta entonces se había dejado llevar por esas nubes de negatividad que se apoderan de nuestra mente, del yo, y adquiere conciencia de que debe repensar las relaciones con los demás, sobre todo con los hombres. Buen final que augura mejores principios futuros.