Mira Milosevich. Foto: Esteban Palazuelos.

Mira Milosevich. Foto: Esteban Palazuelos.

Letras

Rusia, 'El imperio zombi' que intenta volver a la vida

Mira Milosevich nos entrega uno de los libros más clarificadores para bosquejar el trasfondo de un país que sigue siendo un enigma.

17 marzo, 2024 01:07

La invasión rusa de Ucrania de febrero de 2022 parecía una decisión fuera de todo cálculo racional para el país invasor. Incluso aquellos a los que se suponía mejor informados —periodistas expertos, exministros, analistas con muchos años de investigación a sus espaldas— descartaban dicho escenario.

A lo sumo, decían, habría escaramuzas en el Dombás y aledaños, donde Rusia pretendería consolidar sus conquistas desde 2014. Hubo excepciones pero, en general, había cierta seguridad en que Rusia se comportaría dentro de unos límites tácitos. No fue así, y desde entonces son muchos los que se hacen la pregunta que a Mira Milosevich (1966) le impulsó a escribir este libro: “¿Cómo explicar la conducta actual de Rusia?”.

Gracias a ese afán explícitamente harendtiano por comprender, esta experta en Rusia, Europa del Este y Balcanes nos entrega uno de los volúmenes más clarificadores publicados para bosquejar el trasfondo de una Rusia que sigue siendo, como dijera Churchill, “un acertijo envuelto en un misterio dentro de un enigma”.

El imperio zombi

Mira Milosevich

Galaxia Gutenberg. 2024. 280 páginas. 20€

Aunque la mirada de Milosevich es histórica, los acontecimientos son inseparables de la actualidad, por lo que la guerra de Ucrania está presente desde el inicio. De ahí que el libro alterne la historia con intervalos prospectivos, sobre todo en la introducción y el epílogo.

En ambos casos, la autora deja clara su postura: “Dado que no se va a producir una derrota de Rusia en el campo de batalla, y que es poco probable que se produzca un cambio político interno en un plazo breve de tiempo, lo más urgente para las democracias liberales es articular una política de contención y disuasión de Rusia”, escribe.

En realidad, deja ya clara la posición desde la que escribe desde el mismo título. Porque, según define su autora, la “Rusia actual es un imperio zombi, un difunto que, de una forma u otra, intenta volver a la vida”. Las razones hay que buscarlas en la historia, y no tanto en un análisis de los liderazgos actuales, por muy importantes que estos sean, como sucede en la Rusia de Putin, ni en la rivalidad ideológica.

Las ideas que impulsan al líder ruso presentan una continuidad en el tiempo, y es a esas constantes hacia las que Milosevich enfoca su lupa: “El credo del régimen de Putin debe leerse en clave histórica”, escribe.

Porque, en definitiva, “se trata de una adaptación de la ‘idea de Rusia’ cuyas raíces se hunden en el discurso intelectual de los pensadores rusos de los siglos XIX y XX, así como en el legado del Imperio comunista”. A muchos lectores les puede sonar contraintuitivo el maridaje del zarismo y el comunismo, pero Milosevich es muy persuasiva en su argumentación.

Primero se detiene en el auge y la caída de la URSS, sobre cuyo final escribe una verdad que queda retumbando en la cabeza del lector, y que habla de la mala gestión que se hizo de aquellos años del “final de la Historia”: “Las ideas sobre democracia y libertad fracasaron cuando colapsó la economía rusa a finales de los noventa, por haber sido identificadas con el capitalismo”.

Posteriormente describe las etapas históricas de Rusia desde el auge hasta la caída del zarismo con la Revolución de 1917, y concluye: “Tanto la URSS como la Rusia de Putin han de verse como potencias revolucionarias y revisionistas con el objetivo irrenunciable de cambiar el orden internacional establecido”.

Según explica Milosevich, el problema de fondo radica en la incapacidad rusa para dejar de percibirse y actuar como un Estado-civilización. O, dicho de otra forma, en su rechazo a convertirse en un Estado-nación. El problema de Rusia no es su nacionalismo exacerbado, sino su imperialismo.

Así, Ucrania o Bielorrusia formarían parte, de manera natural, de su zona no ya de influencia, sino de control directo. Un desafío que no solo atañe a Rusia, sino a otras potencias globales y regionales.

Milosevich termina preguntándose si la diplomacia será capaz de “contrarrestar los conflictos que originan los países posimperiales” para que no se desate otra guerra mundial. Leer este libro clarividente —y muy grato de leer— ayuda a comprender, y, por tanto, a hacer mejores análisis y tomar las decisiones más acertadas para evitarla.