Mira Milosevich, investigadora del Real Instituto Elcano

Mira Milosevich, investigadora del Real Instituto Elcano Esteban Palazuelos

Letras

Mira Milosevich: "El régimen de Putin no es todavía el de Stalin pero se parece cada vez más"

La investigadora del Real Instituto Elcano traza en 'El imperio zombi' paralelismos entre los imperios zarista y comunista y el régimen de Putin, presto a consolidarse en las elecciones presidenciales con los rivales fuera de circulación.

17 marzo, 2024 01:06

Mira Milosevich (Belgrado, 1966) emplea el verbo 'huir' para explicar su salida de la Yugoslavia envenenada por el nacionalismo excluyente a principios de los 90. "Me fui porque el país en que había nacido dejó de existir. Yo no quería identificarme solo con 'serbios' o 'croatas', porque yo era yugoslava". Tras su paso por Alemania y Estados Unidos, recaló en España, donde su simpatía y espontaneidad balcánica (de las que da amplia muestra durante toda esta entrevista en la redacción de El Cultural) encajaron a la perfección en nuestro país, que rápidamente hizo suyo.

Es doctora de Estudios Europeos por la Universidad Complutense, profesora de la School of International Relation de la IE University e investigadora sénior del Real Instituto Elcano. Tras publicar dos libros sobre los traumas de su ensangrentada tierra natal, en 2017 lanzó Breve historia de la Revolución rusa, que va por la octava edición.

Ahora vuelve sobre la nación férreamente comandada por Vladímir Putin ("Su régimen se parece cada vez más al de Stalin"), con El imperio zombi. Rusia y el orden mundial (Galaxia Gutenberg), título que alude al intento de resurrección de un muerto: aquel imperio indefinido, zarista primero y luego comunista, a caballo entre Europa y Asia, “que ha iniciado más guerras que cualquier otra potencia contemporánea”.

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Pregunta. Churchill dijo aquella famosa frase de que Rusia es un acertijo, envuelto en un misterio, dentro de un enigma. ¿La ve usted así también?

Respuesta. Lo dijo tras el Pacto Ribbentrop-Mólotov, porque dudaba de cómo iba a reaccionar Rusia a partir de ahí. El problema de los rusos es que sus intereses nacionales están vinculados a su identidad nacional, en la que se aprecia una histórica incapacidad para definirse y decidirse sobre si participar en el orden mundial y aprovechar las ventajas de este o ser una potencia revolucionaria que quiere acabar con él, como en la Revolución de Lenin o ahora, con el expansionismo de Putin.

P. De hecho, El imperio zombi lo considera una continuación de su exitosa Breve historia de la revolución rusa, como si lo de hoy tuviera su origen en en 1917.

R. Sí, porque creo que la Revolución rusa no se debe mirar como un hecho histórico que ocurrió en octubre de ese año, sino como un proceso de un siglo, porque la evolución de la Unión Soviética, entidad a la que dio origen, pasó por diversas fases y finalmente se se desintegró. Yo en 2017 ya dije que Rusia era una potencia revolucionaria porque quería destruir el orden mundial, como Lenin en su momento. Aparte, en el plano interno el régimen de Putin no es todavía el de Stalin pero se parece cada vez más. No hay purgas colectivas como las del 34 al 38 pero se elimina físicamente a los opositores.

"El problema de Rusia es que sus intereses nacionales están vinculados a su identidad nacional, en la que hay una histórica incapacidad para definirse"

P. Lenin gritaba: "¡Guerra hasta la muerte del gran chovinismo ruso!". ¿Se le puede imputar entonces un afán expansionista amenazante para sus vecinos?

R. Lenin no quería un imperio ruso pero sí uno comunista. Un imperio al fin y al cabo. En el 17 dijo eso del chovinismo ruso y concedió el derecho de autodeterminación a todos los pueblos. Creía que dando esa libertad avivaría el deseo de los pueblos a sumarse al proyecto común y así se separaba de Nicolás II, al que llamaban el carcelero de Europa, el monarca que encerraba a las naciones. Pero cuando vio que todos se querían liberar, se retractó: en 1921, en Georgia, elimina a los que promueven la independencia y coloca en el poder a los comunistas afines.

P. Este zombi imperial podría ser un paciente de Freud, por su sempiterno complejo de debilidad, debido a la indefinición de sus fronteras, las frecuentes invasiones, la baja densidad de población y el subdesarrollo de sus infraestructuras productivas.

R. Sí, padece una paranoia, por eso busca una seguridad absoluta a través de la ampliación de sus fronteras, y, así, su seguridad es la inseguridad absoluta de los países de alrededor, que nunca se han fiado de Rusia, lo que explica que quisieran entrar en la OTAN cuando cayó la URSS.

P. Pero es curioso que, como apunta en el libro, Rusia es el país que más guerras ha iniciado pero también un actor clave en mantener el equilibrio de poder europeo parando los pies a Carlos XII de Suecia, Napoleón y Stalin.

"Rusia ha sido parte de la estabilidad europea, lo demostró en su lucha contra Napoléon y Hitler"

R. En este sentido, en Europa, no hay un país tan paradójico. Rusia ha sido parte de la estabilidad europea, lo demostró en su lucha contra Napoléon y Hitler. Sin Rusia, la Francia napoleónica y la Alemania nazi muy probablemente se hubieran convertido en potencias hegemónicas. Sin embargo, Rusia no quiso disfrutar de los derechos y el reconocimiento adquiridos por estos logros. Su afán de ser superpotencia y su ambición geopolítica le impide asentarse en el concierto europeo.

P. ¿De las elecciones de este fin de semana se puede esperar algo de interés?

R. Lo que busca es mostrar que tiene un apoyo mayoritario de sus compatriotas y dar un mensaje también a sus oponentes dentro del país. Ha perfeccionado el sistema electoral para impedir cualquier competencia. Es muy difícil que alguien reúna todos los requisitos que se exigen para presentarse.

P. ¿El apoyo masivo que ofrecerá el resultado hasta qué punto es real?

R. El Centro Levada, organismo independiente de investigaciones sociológicas de Rusia, afirma que el apoyo a la guerra de Ucrania es de un 70%. No quiere decir que todo este porcentaje esté con Putin pero los rusos, una vez iniciada la contienda, no quieren perderla. Muchos consideran que la parte oriental de Ucrania es Rusia porque la conquistó en su momento Catalina la Grande y porque Lenin hizo de ella una república que nunca antes había existido.

»También creen que su país se halla en guerra con todo Occidente y en esta guerra Putin ha demostrado ser muy capaz: en Chechenia, en Georgia, Siria y Crimea. Lo ven como un guerrero solvente.

P. ¿En la Yugoslavia de su infancia, con Tito resistiéndose a someterse a la horma soviética, también era obligatorio estudiar ruso en el colegio?

R. No era obligatorio pero era tan popular que en todos los colegios del pueblo llano, como el mío, era la segunda lengua. En los barrios pijos sí había colegios donde se estudiaba inglés y francés. También nos ponían en contacto con rusos para que nos carteáramos con ellos.

"Entre eslovenos y catalanes existe el mito de que serbios y castellanos son unos vagos que se aprovechan de su riqueza"

P. Tito fue una figura particularmente molesta para Stalin; un grano en el culo, si me permite la expresión.

R. Yo crecí con el eslogan omnipresente de "nosotros dijimos 'no' a Stalin". Era algo que se tenía a gala en aquella Yugoslavia. El otro eslogan fundamental era: "Durante mil años habrá paz pero hay que estar preparados como si mañana empezase la guerra". A medida que iba creciendo, me di cuenta de que vivía en un totalitarismo. Y aprendí por qué Tito le dijo 'no' a Stalin: simplemente porque él quería ser el Stalin de los Balcanes.

P. Tiene algo de paradójico que Belgrado, tan contestataria a la autoridad soviética, terminara siendo bombardeada por la OTAN, en la que ya sabemos quién tiene el control.

R. Belgrado se negaba a la instalación de una base de la OTAN en Kosovo, que era una de las condiciones que se le quería imponer en la Conferencia de Ramboillet. La irracionalidad eslava, que tanto cuesta entender a los racionales analistas occidentales, hizo que Serbia se enfrentara a la todopoderosa OTAN, y solo después de tres meses de bombardeos capituló. Los serbios, sin embargo, todavía hoy piensan que mereció la pena, porque no hay base de la OTAN en Kosovo.

P. Pero lo que movilizó a la OTAN fue parar una nueva limpieza étnica en la vieja Yugoslavia.

R. Sí, y lo consiguió, pero los EE.UU. crearon un Estado en contra del derecho internacional. Era un precedente peligroso que luego Rusia ha aprovechado para justificarse. Putin dice que en Kosovo ni siquiera hubo un referéndum, como sí lo hubo en Crimea.

P. Durante los bombardeos ya estaba en España, ¿no?

R. Sí, ya estaba aquí. Las conversaciones con mi madre me recordaban a un chiste de Gila. Me decía que, como yo siempre conocía a gente muy importante, le dijera a Javier Solana [secretario general de la OTAN entonces] que no bombardearan por las noches porque daba mucho más miedo que por el día.

P. Es raro que no le pidiese que le hiciera algo peor a Solana. En esos momentos debía de haber mucha rabia contra él entre los serbios.

R. No, porque mi madre era consciente de que Milosevic tenía una gran responsabilidad en todo aquello. Aunque estaban muy cabreados, claro, porque les tiraban folletos diciendo que aquellas bombas no iban contra la población civil sino contra el régimen pero Milosevic estaba tan tranquilo en su búnker de la zona pija de Belgrado. Aún así, la gente en una guerra se pone de parte de su comunidad. La oposición a Milosevic fue la primera derrotada en aquel bombardeo. Este no fue más fuerte y popular que en esos días, y algo parecido ocurre con Putin hoy.

"La diferencia entre Yugoslavia y España es que la Constitución Española no permite el derecho de autodeterminación de los pueblos. Es lo sensato"

P. Rusia también esgrime ese bombardeo como un precedente humillante de la OTAN.

R. Yevgueni Primakov, ministro de exteriores y primer ministro ruso, iba rumbo a Washington y dio marcha atrás para volver a Moscú, que entonces era demasiado débil para ayudar a su aliada tradicional, como hizo en la I Guerra Mundial, lo que le costó su imperio. Entró en esa guerra por honor pero la inflación y la movilización general que supuso desencadenó la Revolución.

»Tras el bombardeo por Kosovo, Rusia no podía intervenir, por debilidad, pero los rusos lo verán siempre como un punto de inflexión en su relación con la OTAN, que en teoría se había creado para proteger a sus miembros, y Kosovo no lo era. Y la creación del Estado independiente les parece una flagrante violación del derecho internacional. Empezó entonces el miedo de que la OTAN pudiera intervenir en Chechenia, cuya situación era mucho peor que la de Kosovo.

P. ¿Qué pensó, por cierto, cuando políticos independentistas catalanes, durante la época del 'procés', se remitían a Eslovenia, el país donde se abrieron las guerras de Yugoslavia?

R. Yo hablé entonces del 'síndrome esloveno'. Quim Torra estuvo en Eslovenia y dijo que Cataluña debía asumir las víctimas que podía causar el 'procés'. Se remitía a Eslovenia porque era la guerra que menos muertes produjo y porque entre eslovenos y catalanes existe el mito de que serbios y castellanos son unos vagos que se aprovechan de su riqueza mientras ellos sostienen el país.

»La guerra allí empezó porque entraron en colisión dos elementos de la constitución yugoslava: el derecho de autodeterminación de los pueblos y el deber del ejército de mantener la integridad territorial del país. La diferencia es que la Constitución española no permite el derecho de autodeterminación. Y francamente, ninguna constitución sensata ha de permitirlo.