Juan Tallón, autor de 'Obra maestra' (Anagrama). Foto: Laura Ortega

Juan Tallón, autor de 'Obra maestra' (Anagrama). Foto: Laura Ortega

Letras

'Obra maestra': el misterio de la escultura perdida

Juan Tallón centra su nueva novela en la desaparición de una pieza de Richard Serra, de casi cuarenta toneladas de acero, en el Museo Reina Sofía

21 febrero, 2022 02:06

Obra maestra. Juan Tallón
Anagrama, 2022. 328 páginas. 19,90 euros

Obra maestra parte de un hecho tan absurdo como real: a mediados de la primera década de los dos mil, se descubrió que el Museo Reina Sofía había perdido una escultura de Richard Serra. Concretemos: una escultura de acero que pesaba casi cuarenta toneladas. Más allá de la clásica invitación a la bajona nacional que implica semejante despropósito, no es menos cierto que su naturaleza entre trágica y bufa resulta fascinante. Y es curioso que, de los muchos personajes convocados por Juan Tallón (Vilardevós, 1975) en estas páginas, sea César Aira, quizás el ser humano más imprevisible del mundo, quien pronuncie la frase más previsible: “Aquí hay una novela, ¿no te parece?”. Es abril de 2009 (no sabemos si solo en la ficción o también en la realidad) y el interlocutor de Aira es Tallón, quien empezará a concebir una novela alrededor de la noticia: hablamos de Obra maestra.

Sin embargo, en esa escena Aira y Tallón caen en un equívoco frecuente: tener una anécdota no significa necesariamente tener un libro. La dificultad inicial del proyecto que nos ocupa reside en que no se sabe nada del destino que tuvo la escultura: sin culpables conocidos, sin una investigación cerrada a la que atenerse y sin un nudo dramático claro, los hechos no colaboran con el novelista. De semejante problema nace el mayor logro del libro (su estructura), pero también su aspecto quizás más discutible (el tratamiento de las fronteras entre dato y especulación).

Desde luego, la estructura es inteligente y muy eficaz. Obra maestra se construye como un mosaico de voces, unas setenta, que enfocan el tema central desde infinidad de puntos de vista: escuchamos a Serra, a ministros y técnicos, a empleados de seguridad y taxistas, a críticos y comisarios de arte… La primera lectura que sugiere el recurso es casi un cliché: frente a la imposibilidad de la Verdad se contraponen una miríada de verdades. Y funciona. Cierto que el lenguaje no alcanza la flexibilidad necesaria para ofrecer un efecto polifónico, pero a cambio el lector asiste a una elaborada fragmentación del ampuloso concepto “Obra” en centenares de pequeños condicionantes: instituciones, mercado, discurso, relato, urbanismo, industria, materia, elitismo, legislación, biografía…

Una verdad sin pruebas

La gracia de fondo radica en que un objeto absolutamente monolítico como es la escultura de Serra ha propiciado este abordaje narrativo a la idea del arte como flujo (insisto: “narrativa”; el libro esquiva cualquier densidad teórica). Y es más gracioso todavía que Tallón ponga la clave del asunto en boca del propio Richard Serra cuando manifiesta su convicción de que la pieza desaparecida ya no existe: “Se fundiría, supongo, convirtiéndose en millones de pequeñas cosas diferentes, objetos cotidianos empleados para tareas rutinarias”. Y remata: “Tiene su gracia” (el lector me permitirá que utilice, deliberadamente, tres veces la misma palabra).
Dicho esto, Obra maestra también provoca algunas dudas. La primera la he mencionado: su prosa es limpia, abordable; pero quizás se añoren inflexiones que dieran mayor relieve a las diferentes voces. La segunda es una herencia del caso real, y el texto casi siempre logra vencerla: estamos ante un material narrativamente trunco, suspendido en la (casi) nada. La tercera es de tipo, digamos, deontológico: el autor confiesa que ha alternado documentación e imaginación, lo cual es una potestad novelística que me parece obvia, pero que aquí se concreta en límites tan inescrutables que habrá quien discuta su pertinencia.
En conjunto, Obra maestra halla el modo de explicar una historia que roza la condición de no-historia con agilidad e ingenio, y con mayor sencillez de lo que aparenta su carácter fragmentario.