Ludwig_Van_Beethoven

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Letras

Beethoven y Viena, una relación inagotable

El ensayo 'Beethoven: un retrato vienés' explora la asociación simbiótica que tuvieron el compositor y la capital europea a lo largo de tres décadas

7 julio, 2020 07:00

Beethoven: un retrato vienésArturo Reverter y Victoria Stapells

Tirant lo Blanch. Valencia, 2020. 398 páginas. 29,90 €. Ebook: 18 €

Nada fácil es a estas alturas escribir sobre Beethoven y que no suene repetido. Lo sabía bien Arturo Reverter, que se fajó con el genio de Bonn hace ya un cuarto de siglo, cuando publicó con Península Beethoven, una biografía con obras y discografía comentadas. También lo tenía claro Victoria Stapells, coautora del libro. Tras darle vueltas, ambos concluyeron que podría ser original centrarse en la asociación simbiótica que mantuvieron el compositor y Viena a lo largo de tres décadas. En sus casi 400 páginas evidencian hasta qué punto se beneficiaron mutuamente. Viena hoy saca pecho de la huella del artista (habitó allí, por cierto, en más de una setentena de casas, prueba de su desbarajuste existencial). Por otro lado, Beethoven encontró en la ciudad un contexto idóneo para desarrollar su don, gracias a los mecenas que lo financiaron generosamente y también a que la capital austríaca fue por esa época el epicentro cultural y político de Europa.

Sobre todo durante el Congreso de Viena de 1815, que, más allá de los tejemanejes diplomáticos, fue una gran fiesta con la música como protagonista. Autores e intérpretes sacaron buena tajada de aquella gigantesca francachela orquestada por el emperador Francisco I. La evocación del congreso es de un vívido detallismo, rasgo, por lo demás, presente en todo el volumen. Se nota la labor de búsqueda en multitud de fuentes realizada por Stapells. Fruto de ese esfuerzo es también el esclarecedor epígrafe dedicado a identificar a la ‘amada inmortal’, que tanto le marcó, como el propio Beethoven confesó en una carta oculta en un cajón. La principal ‘sospechosa’ es la filántropa Toni Brentano.

Este retrato ofrece asimismo una jugosa disección de pentagramas emblemáticos como los del Concierto Emperador o la Novena sinfonía, incidiendo en la raíz clasicista de todo lo que compuso, incluso en sus partituras más rupturistas, como los últimos y enigmáticos cuartetos. En cualquier caso, el conjunto está muy bien amalgamado. Las autorías individuales quedan hábilmente disueltas por un tándem que brinda, ya desde el prólogo, claridad, hondura y originalidad. Su trabajo reclama así justificada atención en el maremágnum editorial originado por el 250 aniversario del nacimiento del compositor.