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Letras

La barrera del sonido

Juan Trejo recurre a la autoficción en esta novela que cuenta la peripecia del autor real, un escritor que desde la infancia sabe que quiere serlo

30 septiembre, 2019 01:43

Juan Trejo

Tusquets. Barcelona, 2019. 314 páginas. 19 €. Ebook: 9,99 €

Cree el protagonista de La barrera del sonido que no hay “un lugar apartado en el mundo en el que encontrar el secreto de la existencia”. Y añade “que no existe más épica que la épica de la derrota, porque no hay nada sólido a lo que aferrarse, porque todo cambia y se transforma; nada permanece”. Estas ideas negativas sobre la existencia constituyen la problemática medular del personaje que refiere su propia vida. A ellas se añaden otras vivencias esenciales, el miedo y un acucioso sentido del paso del tiempo.

Semejante peso mental le pone en la mochila Juan Trejo (Barcelona, 1970) a un escritor que desde la infancia sabe que quiere serlo y cuya trayectoria vital, dominada por los afanes, logros e impotencias de literato voluntarioso, reconstruye en primera persona. Como tiene otra obsesión, la de conocer mundo, viaja sin parar: a una playa gaditana, a Lisboa, Nueva York, Estambul, Roma, Caracas, Berlín, Londres, la Guadalajara mexicana, México DF y Bogotá. Un último viaje, con carga simbólica, se sitúa en Barcelona, donde se recupera de un infarto y se asoma a la muerte, nuevo hilo en el bucle de sus zozobras.

Dichas visitas dan al relato una intensa impronta de libro de viajes, pero trascienden este alcance porque son escenarios significativos para el personaje. En ellos vive una insatisfacción interior que le descubre la cara misteriosa de la realidad. Se va así redondeando una personalidad muy conflictiva, base de una novela psicologista que muestra las aristas incomprensibles de la realidad aparente.

Vida y literatura vienen a ser para Trejo la misma cosa. Pero hay en la novela un exceso de culturalismo que lastra la historia

La confusa mente del narrador forma un todo con su condición de escritor. De hecho, espera trasformar sus vivencias en cimientos de una obra basada en la experiencia. Podría Juan Trejo haber inventado un escritor imaginario, pero recurre a la autoficción y cuenta la peripecia del autor real. Nos habla de su trabajo en revistas culturales, de las novelas que va escribiendo, del premio, el Tusquets, que recibe por una ellas, de editores, de congresos literarios y, dicho a lo Góngora, de la infame turba de aves letraheridas.

La condición del narrador hace de La barrera del sonido una auténtica enciclopedia literaria contemporánea en la que se mencionan innumerables autores. En cada sitio al que va, se encuentra no con uno sino con varios escritores, o lo ensueña, al punto de resultar un fenómeno inverosímil de puro repetitivo. Dicha condición da lugar también a numerosas reflexiones de teoría narrativa.

Vida y literatura vienen a ser para Juan Trejo una sola cosa. Por eso engarza en La barrera del sonido cuestiones existenciales y noticierismo estético, y las funde, aunque de manera en exceso artificiosa. La problemática vital del protagonista y su aguda percepción de las relaciones entre pasado y presente apelan al lector común, pero el abrumador culturalismo lastra la historia y la convierte en una novela de artista muy minoritaria.