Image: Loops, la biblia de la música electrónica

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Letras

Loops, la biblia de la música electrónica

Tras el éxito de la primera parte en 2002, Javier Blánquez reedita su historia del género y la completa en un segundo tomo con los hitos más importantes de lo que llevamos de siglo XXI

9 mayo, 2018 02:00

Richie Hawtin, uno de los protagonistas de Loops 2, durante una actuación en Buenos Aires el 28 de enero retransmitida por Boiler Room

Agotados en librerías desde hace varios años, los ejemplares de segunda mano de Loops se estaban vendiendo a 100 euros, "y apenas se podían encontrar en bibliotecas porque la gente los robaba". El libro, coordinado por el periodista Javier Blánquez y el DJ y promotor Omar León, con prólogo del prestigioso crítico musical Simon Reynolds y editado por Reservoir Books en 2002, cuenta la historia de la música electrónica del siglo XX y, reimpresa cinco veces, se convirtió en la biblia de los amantes y estudiosos del género. "En torno al año 2000 la música electrónica estaba en fase de ebullición y estaba envuelta por el misterio para los no iniciados", recuerda Blánquez. Empezando por Mónica Carmona, a la sazón editora de Reservoir Books, había muchos lectores curiosos con ganas de conocer más sobre el género musical que estaba consolidando en esos años su hegemonía.

Quince años después, la editorial, dirigida ahora por Jaume Bonfill, ha decidido reeditarlo y ampliarlo con un segundo tomo, esta vez escrito íntegramente por Blánquez y culminado con un epílogo del DJ y productor británico Ewan Pearson, que trata la historia de la música electrónica en lo que llevamos de siglo XXI.

El primer tomo se remontaba a los primeros experimentos con máquinas en el campo de la música, allá por los años 10, con el Manifiesto futurista de Marinetti y el Arte de los ruidos de Luigi Russolo. Tras una larga época de pioneros aislados y experimentación en la sombra, la música electrónica comenzó su lento ascenso a partir de los setenta, con diferentes hitos y corrientes descritos en el libro de manera más o menos cronológica: la era de los primeros sintetizadores Moog, el dub jamaicano, Kraftwerk, la música disco, el hip hop, el pop electrónico de los 80, el primer house, el techno de Detroit, el movimiento rave, el nacimiento del ambient y la IDM (Intelligent Dance Music), el jungle y el drum'n'bass o la segunda ola del techno y el house a mediados de los 90.

Así llegamos al año 2000, comienzo de la segunda parte. ¿Y qué ha pasado en estos 17 años hasta hoy? Muchas cosas, por eso la idea de ampliar la obra original con un par de capítulos fue, rápida y afortunadamente, descartada, y se convirtió en este nuevo tomo de otras casi 700 páginas. La tónica general que define a esta etapa es "la desmaterialización del mundo". En lo que se refiere a la creación artística, "la música electrónica fue, por su propia naturaleza, uno de los primeros ámbitos en los que se vio la doble presencia del mundo real y el mundo virtual", explica Blánquez.



Otra característica de la música electrónica del siglo XXI es "la masificación absoluta". Si desde sus inicios se había movido en el territorio underground, desde finales de los 90 la música electrónica se popularizó hasta crear su propio star-system, "pero esas compuertas se han roto, ahora la electrónica está en todas partes", advierte Blánquez. "Cualquier música que escuches tiene un componente electrónico, intencionado o no".

De las tendencias más importantes de lo que llevamos de milenio, Blánquez dedica capítulos al house progresivo y al trance de la década de los 2000, el electroclash, el dance-rock, la corriente retro que recupera el sonido del synth-pop y el rock industrial de los 80, el minimal, las nuevas corrientes del techno, el grime, el dubstep, incluso el reguetón y el trap; el auge de la electrónica en el tercer mundo; la diversificación del IDM, y el predominio comercial de su contraparte, el EDM (Electronic Dance Music), la corriente más mainstream de la música electrónica que ha conquistado el mercado del pop (o viceversa).

Para entender mejor este magma de corrientes y tendencias que a menudo se solapan, además de un necesario índice onomástico ambos volúmenes incorporan un glosario y un mapa de estilos organizado en dos ejes, cronológico y estilístico, este último según la raíz negra/rítmica o blanca/experimental de cada subgénero. En el extremo más actual, Blánquez coloca el "underground online", que más que un estilo es "el espacio de desarrollo para una nueva generación de productores electrónicos que tienen en internet su medio de maduración y promoción: la música flota en un inmenso océano digital, lejos de la industria discográfica tradicional, gracias al trueque de ficheros digitales y plataformas como YouTube o Bandcamp".

En la cúspide de los artistas más interesantes del momento, el autor de Loops coloca a Arca, DJ, compositor y productor venezolano afincado en Reino Unido que ha colaborado con artistas tan distintos como Kanye West y Björk. Para Blánquez, la obra de Arca, con un sonido que parece "traducido de un lenguaje extraterrestre" y que aglutina sin complejos multitud de referencias estéticas, "es la demostración de que aún hay regiones desconocidas, áreas recién exploradas con terreno pantanoso por delante".



Entre el Sónar e Ibiza

En el proyecto Loops, a los dos tomos de papel hay que sumar una página web y un perfil de Spotify con listas de reproducción para cada capítulo. Además, Blánquez realizará un taller con escuchas complementarias a modo de presentación los libros en el festival Sónar de Barcelona, en el que el autor ha colaborado como asesor de programación en algunas ediciones. Un festival que ha tenido un papel primordial en el prestigio y la difusión de la música electrónica. "El Sónar ha sido crucial para la introducción de la electrónica en España. Su apuesta por la línea más creativa de la tecnología combinada con el aspecto lúdico propició su éxito abrumador y para mucha gente que entramos en este mundo durante los años 90 ha sido una verdadera escuela, ya que no era fácil poder disfrutar de esta música en directo. Hoy ya no es el único madero al que agarrarse, pero sigue aportando prestigio porque está atento a las tendencias siempre cambiantes de la electrónica, presentando nombres que están diciendo muchas cosas nuevas en el presente, además de ser un centro imprescindible de reunión para la industria mundial".

En el repaso a la música electrónica de las últimas décadas no podemos obviar que en España se encuentra una de las mecas mundiales del género: la isla de Ibiza. En Loops 2, Blánquez la describe como el escenario siempre cambiante de una guerra entre promotores internacionales: primero británicos, después italianos y alemanes y, finalmente, españoles. "El mito fundacional de Ibiza es el del paraíso hippie, que tuvo una réplica a finales de los 80 con los turistas británicos y el acid house. En los 90 empezó a construirse la Ibiza moderna, un resort de entretenimiento a todos los niveles, al principio para todos los públicos y ahora cada vez más para gente rica, y esta dimensión del negocio ha acabado por devorar otras cosas que puede ofrecer la isla", opina el autor. En cuanto a estilos, desde finales de los 90 han reinado sucesivamente el house progresivo, el trance alemán, el trance holandés y el EDM. "Ahora hay una nueva crisis de identidad en la isla, pero Ibiza es inimitable y sobrevivirá, aunque lo que ofrece ahora es musicalmente menos interesante que antes", señala Blánquez.

El recientemente fallecido Avicii fue una estrella del EDM y en su apretadísima agenda Ibiza era uno de sus lugares más visitados. Dos años después de retirarse porque el estrés estaba consumiendo su salud, su suicidio ha abierto un debate sobre la cara oscura del negocio de la música electrónica y la explotación, por parte de agentes y promotores, de las gallinas de los huevos de oro que son los nuevos DJ superestrella. No obstante, para Blánquez el caso de Avicii es una excepción, ya que "la norma es que los DJ tengan la personalidad suficiente para decidir cuándo descansan. Es cierto que muchos de ellos se meten en un bucle estresante, pero en general son ejemplos de buena gestión de agenda y de rentabilidad. Se ganan muy bien la vida y tienen a su alrededor todo un mundo de grandes comodidades. El caso de Avicii es triste, quizá firmó un contrato erróneo y acabó en manos equivocadas, como ha ocurrido con otras carreras".

@FDQuijano