Image: Vicente Aleixandre, el amor en cada verso

Image: Vicente Aleixandre, el amor en cada verso

Letras

Vicente Aleixandre, el amor en cada verso

Cuarenta años después de la concesión del Nobel de Literatura al gran poeta de la Generación del 27, Lumen publica una nueva edición de su poesía completa

17 enero, 2018 00:00

Vicente Aleixandre

El 6 de octubre de 1977, el poeta Vicente Aleixandre (1898-1984) se convirtió en el cuarto escritor español galardonado con el Premio Nobel de Literatura, precisamente cuando se cumplían 50 años del nacimiento de la Generación del 27 de la que el poeta era ilustre exponente. La Academia Sueca premió “una obra poética innovadora que ilustra la condición del hombre en el cosmos y en la sociedad actual, a la par que representa la gran renovación de las tradiciones de la poesía española en la época de entreguerras”. Para Aleixandre, obtener el mayor galardón literario del mundo supuso un gran sobresalto en su recogida vida cotidiana. “La gloria no es el premio, no es el homenaje, no es el ruido. La verdadera gloria del poeta es que después de muerto, todavía su voz resuene en algunos corazones afines, que después de muerto no sea un libro cerrado sino que palpite, se oiga y se repita”, dijo en una de las entrevistas que concedió en aquellos días, tal como ha recordado uno de los mayores admiradores y estudiosos contemporáneos de su obra, el filólogo Alejandro Sanz. Presidente de la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre, Sanz ha sido el encargado de recopilar y prologar una nueva edición de la Poesía completa de Aleixandre con la que la editorial Lumen conmemora el 40.° aniversario de aquel hito en la carrera del poeta y en la historia de la poesía española del siglo XX.

El volumen de 1.500 páginas ha sido presentado este miércoles en la Real Academia Española, en la que Aleixandre ingresó en 1950 con un discurso que, como no podía ser de otra manera, se centró en el gran tema de su poesía: el amor. Con el título Vida del poeta: el amor y la poesía, Aleixandre disertó principalmente sobre Lope de Vega, pero también sobre Juan del Encina, Quevedo, Góngora o Bécquer. En su réplica, Dámaso Alonso dijo que “en Vicente Aleixandre se unen los signos de un arte nuevo, y los nítidos destellos de una altísima calidad literaria”, tal como ha recordado el académico José María Merino.

Esta nueva edición que ahora se publica contiene siete poemas inéditos escritos entre 1934 y 1936, es decir, durante el periodo al que pertenece el ciclo Mundo a solas, después de la composición de La destrucción o el amor y antes de Sombra del paraíso. En palabras del editor de Lumen, Andreu Jaume, esta pretende ser “no una edición más, sino la edición del siglo XXI” de la obra completa de Aleixandre. “Este volumen no solo conmemora la obra del poeta que mayor magisterio ejerció entre los poetas españoles del siglo XX, sino que la discute, la hace viva y señala el lugar que ocupa en la poesía europea de su época”. Esta edición además incorpora las notas previas de presentación que el propio Aleixandre escribió de cada uno de sus libros para la antología Mis poemas mejores y que “son la mejor presentación que se puede hacer de ellos”.

Para confeccionar esta poesía completa, Sanz ha tenido en cuenta las anteriores. En 1960, en la editorial Aguilar, vio la luz por primera vez lo que a la sazón era la obra completa del autor, que se cerraba con Historia del corazón, y, por tanto, no contenía aún poemarios tan importantes como En un vasto dominio, Retratos con nombre, Poemas de la consumación o Diálogos del conocimiento. En 1968, en la misma editorial y, como en la anterior, al cuidado del propio Aleixandre y Arturo del Hoyo, apareció una nueva edición de las obras completas del poeta, así como en 1977-78, en la colección Biblioteca de Premios Nobel. Esta última es la que Sanz ha tomado como referencia, ya que fue editada por el propio Aleixandre y “contiene ya su corpus principal”. Muchos después, ya en 2001, apareció una nueva revisión de la poesía completa de Aleixandre en la editorial Visor, aunque Sanz reprocha que esta incluyera poemas inconclusos y borradores, contraviniendo a su juicio la voluntad del autor.

Un gran corazón que palpita extendido

El amor preside la poesía de Aleixandre aunque en ella también caben otros temas universales como “la muerte, la tristeza o la soledad, tratados en su triple dimensión: cósmica, histórica y metafísica, que conforman las tres grandes etapas de su poesía, y siempre con la conciencia de que cada uno de nosotros formamos parte de un gran corazón que palpita extendido”, señala el periodista y poeta Javier Lostalé parafraseando uno de los poemas más luminosos de Aleixandre, “En la plaza”. Todo ello conforma “un universo poético en el que cualquier ser humano puede reconocerse”, añade.

Para la poeta y académica Clara Janés, la lectura de la obra completa de Aleixandre permite apreciar “la certeza de un nexo, de una mano única” que recorre todos sus versos. En opinión de Sanz, se nota “una evolución plena en su expresión y concepción, en su forma originalísima de ver el mundo; con una elevación tan singular como irresistible, la solidez cosmovisionaria de Aleixandre es muy poco comparable a la de otros poetas de su generación”. Ya lo dijo su compañero de generación Luis Cernuda: “Su verso no se parece a nada”.

“Aleixandre fue una auténtica e iluminadora revelación desde mi juventud”, recuerda Sanz, que leyó por primera vez al poeta en la antología Mis poemas mejores, que el propio autor seleccionó para la editorial Gredos en 1956. “Su descubrimiento supuso un flechazo en el sentido más intenso y amoroso del tiempo, un amor que con el paso de los años fue alimentándose con cada nueva lectura. Hoy su obra sigue conmoviéndome, emocionándome, excitando mi ánimo y acompañándome como la voz de un amigo inmortal e insustituible”. Sin embargo, el presidente de la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre nunca conoció personalmente al poeta, que murió cuando él era un adolescente, aunque sí a otros poetas y amigos cercanos a él como José Luis Cano, Antonio Colinas, Claudio Rodríguez o José Hierro.

Como complemento a esta Obra completa, Sanz recomienda la lectura de los epistolarios de Aleixandre, en concreto los dirigidos a otros poetas como Miguel Hernández, José Luis Cano, Ricardo Molina y Eduardo Moreiras, así como la biografía escrita por Emilio Calderón, La memoria de un hombre está en sus besos.

La batalla de Velintonia

Durante la presentación del libro, Sanz ha denunciado que “las instituciones públicas continúan despreciando el nombre y el legado de Vicente Aleixandre, dejando que en su casa siga habitando incomprensiblemente el olvido”, y ha reclamado su “urgente salvación” porque es indiscutiblemente también parte de su poesía. La Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre que Sanz preside lleva 23 años reclamando que las administraciones públicas se hagan cargo de la casa en la que el poeta vivió desde 1927, en la madrileña calle de Velintonia, hoy rebautizada como Vicente Aleixandre, que lleva cerrada desde que murió en 1984, para convertirla no en una casa-museo al uso, sino “en un centro vivo de estudio de la poesía española del siglo XX”, donde haya presentaciones de libros, exposiciones y conciertos.

En definitiva, que vuelva a ser la casa de la poesía, abierta al mundo, que fue en vida del poeta, y por la que pasaron varias generaciones de poetas, desde el 27 hasta los Novísimos, pasando por la del 36 y la del 50. Recientemente, Fernando Delgado revivió en su libro Mirador de Velintonia el esplendor de una casa en la que, por ejemplo, Federico García Lorca leyó por primera vez en público sus Sonetos del amor oscuro, título que, como ha recordado también Sanz, fue idea de Aleixandre. Asimismo, Sanz ha declarado que no podremos hablar de poesía completa de Aleixandre mientras no esté a disposición del público -es decir, de los estudiosos de su obra- su archivo personal, que fue objeto de polémica cuando los herederos de Aleixandre impidieron por vía judicial que el poeta Carlos Bousoño, que tenía gran parte de este en su poder, la vendiera a la Diputación de Málaga.

@FDQuijano

Mentira del hombre (poema inédito)

El hombre enciende su permitida lumbre,

su verdad, su mentirosa gloria,

enciende sus cristales de vano poderío

y alumbra vaga imagen o fantasmas sin luz.

El hombre enciende a veces su corazón, y duda.

¿Qué mirar? ¿Hacia dónde? ¿Hacia qué luna estéril?

¿Hacia qué boca oscura, qué barranco, qué mares?

Se ven los horizontes como brazos.

Como lunas se ven ojos abiertos.

Se estrechan ramas, potestades, vagas aplicaciones de amor.

¿Dónde tú? ¿Dónde yo, dónde los otros?

¿Dónde nadie?

Aquí sobre la tierra una carne respira.

Un alma sube.

Una sombra se alarga.

Existe un hombre, un nombre.

¿Ver esa vena, ese azul en los ojos,

ese pecho que imita un papel en colores,

esa mano que un hierro o guante disimula en la noche?

Es algo: tú: tu realidad que puede.

Es un hueco o un cúmulo de vapor concedido.

Aspiración a toda montaña, nacimiento de río,

origen mudo de águilas, de pájaros implumes,

nudo o yema de triste presagio trasmutado.

Metal, solitario metal bajo la luna.

Agua.

No.

Nada es verdad.

Tu sombra escupe una escama dolorosa que la tierra pronuncia cuando cruje.

Tu sombra peina la hierba, detiene los torrentes,

hace alzarse verticales los soberanos ríos.

Se vuelve, se prolonga hasta el cielo

y es una mancha roja sobre un azul hollado.

Todo es mentira.

La verdad no reside en la boca, entre unos dientes.

Un poderoso pensamiento de una tristeza elegida entre piedras,

alzada como brutal raíz que crece hacia los aires,

que enreda sus tentáculos entre nubes, por sostener un tronco,

un doloroso tronco que crece contra tierra,

como boca mordiente que chirría de vidrios

y suelta sangre sucia, coagulada crujiendo.

Todo es mentira.

La verdad rueda como un sol apagado,

bestial tambor donde unas manos de niño

quieren delicadamente imitar a tus brisas.

Todo, todo es mentira.

Hombre que nunca existe.

Sombra que nunca existe.

Tierra o vago vestido que una mano abandona.