Image: Christian Gálvez: un rosco, la novela y el Renacimiento entero

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Letras

Christian Gálvez: un rosco, la novela y el Renacimiento entero

29 agosto, 2017 02:00

Christian Gálvez

El presentador de Pasapalabra se ha convertido en un especialista mundial en Leonardo, tanto que forma parte del reducido grupo interdisciplinar del 'Proyecto Leonardo' que busca conocer la identidad real del genio. Escribe de madrugada, tras la grabación del programa y hacer la vida de joven casado que ve series de moda. Su primer héroe fue Superman, aunque con el Renacimiento descubrió que el heroísmo del Hombre está en la capacidad para simultanear saberes. Defiende que gracias a la investigación histórica ha llegado a la madurez de sus referentes.

Su infancia son recuerdos de un verano, o varios, en Torremolinos. Su juventud las calles de Móstoles, donde fue conocido de Iker Casillas. Más tarde le llegaría el turno de pasar por la casa de Milikito/Médico de Familia como probándose de niño prodigio en la actuación. Y después, ya, la televisión con un programa de ésos dedicados a una juventud que ni quería Movida ni adoquines del Mayo Francés: la mía. Aquel programa, Desesperado Club Social, le dio tablas como presentador junto a Kira Miró, que luego haría sus cosas en el cine. Ocurre que Christian Gálvez pasa a la eternidad y a los fueras de horma por varios aspectos vitales y creativos que llamaríamos "hiperactividad", pero que él entiende como el espíritu del Renacimiento: la polimatía. Gálvez tiene apellido de héroe español olvidado, un programa convertido en una suerte de clásico de los 'gafapasters', Pasapalabra, y una férrea disciplina para escribir o ponerse a lo que diga Telecinco. Si la residencia natural está en Pasapalabra con sus roscos y sus etimologías, Gálvez muda la piel, se sale de horma, y presenta un 'talent show', Supervivientes, o vende seguros al mediodía televisivo. Gálvez es la intelectualización de Jesús Vázquez que de madrugada, mientras otros calientan el colchón con el sueño de los justos, le da a la tecla y recrea todo un Renacimiento. De modo tal que Matar a Leonardo y Rezar por Miguel Ángel forman parte de esa trilogía del Renacimiento que completará con Salvar a Rafael, donde el de Urbino le servirá de excusa novelesca para rescatar a las mujeres del momento.

Rubio y plural

Como en todos los ejemplares de nuestro catálogo hay que preguntarse por el tiempo, que Gálvez obtiene robándole horas al sueño, al matrimonio, a los amigos y a la Play Station, pues que Christian es un "millenial" de manual y tiene ese vicio confesable de la 'maquinita'. Para entender las salidas de hormas simultáneas en Christian Gálvez hay que pensar en su vida diaria. De 15 a 21 horas anda rodando el rosco, con concursantes como el poeta David Leo García (que se salió de horma y lo contamos aquí), o ingenieros un tanto raritos que saben tanto el nombre exacto de la oxidación de un componente como la segunda palabra de un canto de Dante. Luego, más tarde, Christian Gálvez comparte sofá y confidencias y series televisivas con su mujer, la ex gimnasta -y escritora infantil- Almudena Cid; ahí ya tenemos al otro Gálvez, el Christian Gálvez familiar. Y ya, de madrugada, la vocación literaria: el Renacimiento. Cuenta que le suelen dar las 3 y las 4 de la mañana en el ordenador, lejos de bares 'sabinianos'. Quizá después duerma algo y vuelva al gimnasio a cuidar una tableta que fue portada de Men's Health. Lógico que todo este horario no es habitual en alguien que escribe, y menos lógico es que Gálvez llegara a la escritura por una necesidad comunicativa de hacer asequible al lector todo el meollo del Renacimiento. ("Toda la etapa del Renacimiento es alucinante. Para empezar, es una época del pasado en la que el Hombre se vuelve a tomar en serio a sí mismo. La identidad del Hombre de hoy le debe muchísimo al Renacimiento. Es un momento del pasado que me apasiona y sobre el que me he documentado muchísimo; te diría que de forma enfermiza. Y es que no es sólo la época de Leonardo, es la de Rafael, la de los Médicis, la de los estados italianos y sus intrigas... Durante el Renacimiento la Humanidad adopta un concepto que hemos perdido en pos de la cosificación y de la parcelación de los saberes, la ruptura de las convenciones. El Renacimiento crea ese tipo de seres que, para mí, son héroes en potencia").

Obsesión por Leonardo

Dice Gálvez que la obsesión -hay que usar este término con sus pasiones- por la época renacentista, por el arte del momento, le llega a tenazón en un viaje a Italia, de los casuales, por una suerte de síndrome de Stendhal en un hombre -ya se ha dicho- hiperactivo en eso de la creatividad. Pero antes de tener al Renacimiento como musa, Gálvez tantea eso de los libros de encargo: escribe Sin-vergüenzas por el mundo, un dietario simpático de su experiencia como reportero de Caiga quien Caiga; hasta prueba con la autoayuda en Tienes Talento: cómo sacar lo mejor de ti mismo de la mano de Leonardo da Vinci, pero son libros en los que el rostro televisivo garantiza costes de imprenta y justifica el Sant Jordi.

Y llegó la novela

Mas Gálvez flirtea con la Historia como pasión, y de forma inteligente escribe para Espasa Que la historia te acompañe, donde ya va cimentando su presencia como divulgador, el Ramón Sánchez Ocaña de la Historia. En toda lógica Gálvez ha ido pergeñando a la vez novelas para dar el salto a la ficción; borradores más o menos largos con influencias del videojuego de su presente y del cómic de su infancia. Aunque sabe que el haber estudiado durante casi cinco años a Da Vinci le va a dar para meterle tramas y subtramas a la vida del florentino. Y así tenemos que en abril del 14 publica su Matar a Leonardo Da Vinci. Si se le cuestiona por lo arriesgado de debutar con picadores y con un morlaco como Da Vinci en la intriga histórica, él responde torero: "Bien es verdad que lo tenía aprendido hasta en sus más nimios detalles para mi primera publicación sobre él. La novela como género goza de muchos más vericuetos que la propia investigación sobre el "Leonardo histórico". Sobre Leonardo da Vinci se ha investigado infinito, pero de alguna manera, novelando yo a Leonardo como personaje real que pasa por el filtro de mi prosa le estaba rindiendo un homenaje. Siempre respetando tanto al tiempo, cronos, como a la verdad incuestionable de la Historia". Y te insisto en que no he tomado licencias literarias con la Historia en mayúsculas. Y esto se ve en lo escrupuloso que soy con la datación de, por ejemplo, la acusación de sodomía o de la marcha del genio a Francia por mediación de su rey".

Los héroes de Gálvez

Están los héroes de Marvel, los de DC, y los héroes de Gálvez. Uno, yo mismo, recuerda aquel piso en el que se emancipó, por Doctor Esquerdo, y toda su habitación dedicada a Superman: de la sábana a las cortinas. Y es que Clark Kent fue su figura de mocedad, con la que a pesar de la reverencia a Da Vinci no ha roto del todo: "Superman fue el héroe de juventud, mítico sí, pero ficticio también. Me acuso de ser un irreductible de Superman, pero te confesaré que el haber redescubierto a Leonardo me ha puesto frente a otro tipo de héroe más real, con unos vértices y unas esquinas que a los que nos planteamos la narración nos resulta más atractivo. Más que como evolución, y sin olvidar a Superman, investigando la vida y la obra de da Vinci creo que he llegado a la madurez en cuanto a "mis referentes". Aunque hay más interrogantes en el proceso en el que este presentador se sale de horma como presentador, o este escritor como divulgador, o este hombre de Telecinco que escribe novelas serias.

La multidisciplinariedad

Antes de la escritura fue el descubrimiento de la multidisciplinariedad. Quizá porque a la fuerza ahorcan, y a Gálvez, que para buscarse las lentejas llegó a trabajar en una juguetería en navidades, sólo le ha faltado presentar el 'Sálvame Leonardo'. De modo tal que ese encuentro con el concepto de la multidisciplinariedad es el que pone en marcha la escritura de nuestro perfilado: "Pues oye, si algo he aprendido en la documentación vital sobre Leonardo en particular y el Renacimiento en general es que el Hombre debe intentar compaginar todos los saberes. La lección de Leonardo es ésa: la de atreverse a pensar, a imaginar, la de no recluirse en una ciencia. Que sea la inventiva la que nos abra los canales y guíe nuestra existencia. Es una idea que he reiterado en muchos talleres y charlas".

Después de la documentación

Perdonen la expresión, pero a Gálvez, nombrado especialista mundial en Leonardo, se le podría catalogar como un yonqui del "davincismo". Tanto que su último ensayo Leonardo Da Vinci -cara a cara- lo convierte en un tratadista sobre el prohombre florentino. De algún modo, Gálvez es a Da Vinci lo que Paco Rico al Quijote, si bien Gálvez ha llegado a conocer completamente los misterios de Leonardo con un método heterodoxo que ha combinado la visita a archivos polvorientos de Italia (hay que imaginar a un muchachote de ojos azules solicitándole a una bibliotecaria de la Toscana un papel a última hora) con la colaboración de antropólogos y forenses. Sea como fuere, como buen investigador, Gálvez parte de la premisa de encontrar el verdadero rostro de Leonardo, y lo hace a partir de una de las tesis de otro leonardista, Giorgio Vasari, quien asegura que Francesco Melzi, albacea y discípulo de Da Vinci, pudo esbozar un retrato fiel de Leonardo. Anótese aquí que nuestro perfilado participará en la exhumación de los restos de Da Vinci como integrante de un reducido grupo internacional de expertos - Proyecto Leonardo-, y esto debe ser toda una aventura para el chico de Móstoles al que decían "rubiales". ("Con Leonardo no tengo una relación de afinidad. Leonardo es como esa persona a la que quieres, y la cosa tiene su punto romántico. Para mí da Vinci es un referente, que no un ídolo: tú sabes que a los referentes los quieres a pesar de sus méritos y sus fracasos, no pasa así con los ídolos. Yo he querido transmitir los éxitos y los defectos de Leonardo da Vinci de forma objetiva, de manera que al público le llegue que sí, que también Leonardo era humano y también Leonardo tuvo sus fallos"). @JesusNJurado