Image: Use Lahoz: Intento entrar en la novela con una intención poética

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Letras

Use Lahoz: "Intento entrar en la novela con una intención poética"

27 octubre, 2016 02:00

Use Lahoz

El escritor ofrece un fresco de la historia española reciente a través de las vivencias de dos amigos que se enamoran de la misma persona en Los buenos amigos (Destino).

Desde finales de los 50 hasta los Juegos Olímpicos de 1992. Este es el lapso de tiempo en el que se encuadra la nueva novela de Use Lahoz (Barcelona, 1976), Los buenos amigos (Destino). El escritor regresa a los ambientes y temas de anteriores obras como La estación perdida y Los Baldrich pero con una mayor ambición, la de cartografiar una época en la que nuestro país sufrió los mayores cambios sociales, políticos, económicos... En esta historia, Sixto Baladia, tras la muerte de sus padres, llega con ocho años a un orfanato de Barcelona desde su pueblo de Aragón. Allí conoce a Vicente Cástaras, que se convierte en su amigo y protector. Sin embargo entre ellos se interpondrá el amor por una mujer. Tan simple y tan complicado como eso.

Pregunta.- ¿Cuándo empezó a pergeñar esta novela?
Respuesta.- He estado escribiendo este libro alrededor de tres años. En 2013 había finalizado una novela, pero decidí no publicarla y empecé ésta. El punto de partida fue una imagen con la que me topé: una mujer arrodillada en un bar mientras friega el suelo y dos tipos en la barra mirándola en silencio, pero con un punto de lascivia, en pleno Jueves Santo, con una procesión en la tele. Esta escena la contemplé hace años, creo que en 2009, y me quedé pensando en ella durante mucho tiempo.

P.- ¿Por qué le pareció tan sugerente?
R.- Me pareció una imagen muy literaria y ya poco habitual de ver, con un punto sórdido pero a la vez muy realista. Me quedé pensando que tenía que haber algo entre esas tres personas. A partir de ahí, empecé a tirar del hilo. La novela comenzó a gestarse en mi cabeza, mentalmente le iba dando forma y estructura, inventaba un pasado para los personajes. La literatura surge del conflicto y, aunque quizá ahí no había nada, yo quise inventar uno: el reencuentro de dos amigos que en su día estuvieron enamorados de la misma persona; y a partir de ahí fueron surgiendo temas principales de la novela como la amistad truncada por el paso del tiempo, la lucha de clases, la infancia, la familia, la ambición, la fatalidad...

P.- ¿Tenía la mirada puesta en la novela decimonónica mientras escribía?
R.- Una vez que tuve en mi cabeza una estructura y una forma para estos personajes era inevitable acercarse a la novela decimonónica, con ese tono, con esa ambientación y con esas escenografías. Pero en ningún momento pensé en escribir una novela decimonónica, simplemente era inevitable. Como siempre, quería contar una historia lo más interesante posible, por medio de unos personajes que tuvieran su "arco de transformación" y que, ojalá, pudieran quedar en la memoria del lector. Nabokov decía que "la joven Emma Bovary no ha existido jamás, la novela Madame Bovary existirá siempre". Uno intenta (o más bien sueña) que las novelas puedan tener esa clase de verdad.

P.- Los personajes principales, Sixto y Vicente, son huérfanos… ¿Están obligados a buscar una familia?
R.- En el caso de Sixto es innegable, tiene mucha prisa por ello. En el caso de Vicente no estoy tan seguro, porque se enfrentan a esa orfandad de manera distinta. La sociedad, las circunstancias, las procedencias, las cargas familiares y las fatalidades intervienen en el desarrollo de sus personalidades y esto es un rasgo de la novela realista que la diferencia de la costumbrista. A fin de cuentas, todos los personajes buscan la felicidad, como todo el mundo, porque están obligados a ello.

P.- ¿Por qué Sixto rechaza a la poca familia que le queda?
R.- Se avergüenza de ella. Sixto empieza a conocer otras cosas y empieza a relacionarse con otras personas, accede a un universo diferente. La novela incide también en la lucha de clases, y él rechaza todo lo que viene del pueblo, quiere cortar con ello. De hecho, ir al orfanato es una liberación para él. La familia, una cárcel.

P.- ¿La emigración es otro de los temas del libro?
R.- Pocas sociedades han experimentado tantos cambios en un siglo como la nuestra. En España los cambios sociales y económicos han sido increíbles, en cuestión de décadas podemos decir que se ha transformado todo: costumbres, hábitos, la vida cotidiana... El llamado progreso… Hace 60 años nuestro país era básicamente rural, ahora se ha olvidado el pueblo de manera asombrosa. Creo que de alguna manera es un error. En el pueblo está la esencia de la vida de mucha gente que salió de él para buscar oportunidades. Tengo suerte de haber tenido uno y de haber conocido tantas historias. La memoria es la entraña de la literatura. No obstante esto es invención, una novela, una mentira hecha de palabras, no un ensayo sociológico (mi colega Sergio del Molino lo ha explicado de manera estupenda en La España vacía, un libro muy necesario). Me interesa la ficción como herramienta de conocimiento construida a partir de la invención y de la capacidad fabuladora. También Nabokov, en su brillante curso de literatura europea, lo explicaba muy bien con aquella frase: "la literatura no nació el día en que un chico llegó corriendo de un valle neandertal gritando "¡el lobo, el lobo!" con un enorme lobo gris pisándole los talones, la literatura nació el día en que un chico llegó gritando "¡el lobo, el lobo!" sin que le persiguiera ningún lobo".

P.- A pesar de los importantes cambios que experimenta el país, algunos personajes de la novela no tienen ningún tipo de interés en temas políticos…
R.- Pero sí que hay personajes muy comprometidos, como los amigos de Ramona o en esos curas tan sociales y utópicos. Lo que ocurre con Sixto y Vicente es que el país crece a la vez que los personajes. En un momento dado Vidal Surós le dice a Sixto que hay que emprender negocios siempre en un país que esté creciendo económicamente... Vidal le inculca a Sixto la ideología del dinero. En cambio Vicente solo se preocupa de la supervivencia. Cuando se trata se sobrevivir no hay ideología. ¿Cuánta gente en nuestro país no tiene ideología? Ambos, a su manera, luchan por la vida, que es de lo se trata.

P.- Introduce en la novela a una comuna hippie, ¿cómo era la convivencia de estos pelúos con los habitantes tan cerrados de pueblos del sur?
R.- Pienso que maravillosa y armónica, aunque quizá más por parte de la comuna que de los habitantes del pueblo. En la novela, la comuna representa un espacio real muy alejado y muy distinto de todos los demás lugares y escenografías. Y ese contrapunto lo consideraba muy interesante porque ponía en juego a personajes muy distintos. Curiosamente entre los personajes más alejados surge la amistad más limpia de la novela, Cécile y Lucía, tan carentes de orientación, tan inocentes, cada cual a su manera. Y curiosamente para Vicente todos son hostiles y propicios para delicadas derrotas.

P.- Barcelona es un personaje muy vivo. ¿Le costó recuperar para el libro la Barcelona de los años 60?
R.- Me gusta este tipo de novela de tradición realista, repleta de detalles. Escribir cuesta mucho y hacer reconocible una escenografía, con sus distintas "tonalidades", requiere su tiempo. Sin embargo, es muy estimulante investigar sobre ello, preguntar a algunas personas, recabar información… Barcelona es mi territorio en casi todas las novelas y me siento muy cómodo ahí. Los buenos amigos tiene el mismo universo de La estación perdida y Los Baldrich, mis anteriores novelas. Pero en realidad, la escenografía no me importa tanto como los conflictos, los dilemas morales a los que deben enfrentarse los personajes, siempre con sus contradicciones, sus temores y sus matices, que al fin y al cabo son lo más determinante de una historia.

P.- ¿Y qué es lo que más le ha costado?
R.- Me gusta pensar que hay que entrar en la novela con una intención poética, aun dando por descontado las diferencias entre poesía y novela. La poesía aspira a decir lo imposible y por eso es el género mayor. La novela aspira a decir lo posible, a reflejar la vida. Sin embargo, para ambientar la novela y crear atmósferas hay que tener una intención poética. Por otro lado, para describir a los personajes la intención debe de ser casi científica. Decir esto así suena como si hablara de una teoría fácil, ¿no? Bueno, pues llevarlo a la práctica es lo complicado....