Image: Los libreros lamentan la falta de apoyo institucional a la Feria del Libro de Madrid

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Letras

Los libreros lamentan la falta de apoyo institucional a la Feria del Libro de Madrid

29 mayo, 2015 02:00

La Reina Sofía en el Paseo de Coches

La Reina Sofía inaugura la 74 edición de la FLM15 junto a Ana Botella y otras autoridades del ayuntamiento. Los libreros creen que los esfuerzos de las instituciones públicas son insuficientes.

Por primera vez esta legislatura, José Ignacio Wert, ministro de Cultura, no acudió a la inauguración de la Feria del Libro de Madrid. Quien sí lo hizo fue la Reina Sofía, que recorrió el Paseo de Coches del Retiro, como es costumbre, entre una nube de fotógrafos, periodistas y curiosos. Se llevó, entre otros títulos, El Hambre, de Martín Caparrós; Mujeres y libros, de Stefan Bollman; Una historia natural de la curiosidad, de Alberto Manguel; Belleza sin ley, de Juan Goytisolo y Los libros y la libertad, de Emilio Lledó. Chus Visor le regaló Cerca de cien, de Ida Vitale, la poeta uruguaya recientemente premiada con el Reina Sofía de Poesía, y Ojo a Visor, un homenaje que intelectuales, poetas y escritores le hacen al emblemático timonel de la editorial en su setenta cumpleaños, y que es el número 900 de su colección de poesía.

Pasada la comitiva, los libreros atendían a sus primeros clientes. La sensación que tienen en las casetas es que éste será, más que un año bueno, un año "menos malo" que el anterior. Pero nunca se sabe, añaden todos a renglón seguido. "Puede mejorar gracias al festivo del día 4", dice José Agustín Martínez, de la Librería Gaztambide. "No dejan de ser cinco días, de miércoles a domingo, en los que habrá más gente; aunque otra cosa es que compren; porque comprar, compran cada vez menos". Para Juan, de la librería Antonio Machado, "el problema es que no se lee, ni siquiera en las bibliotecas". No obstante, dice, espera que nombres como Houellebecq, Pérez-Reverte o Karl Ove Knausgard ayuden a levantar los números. Éste último, comenta, está despertando un "considerable interés"; a él le gusta mucho y se lo recomienda a todo el que se detiene en su caseta. Sobre el sector, concluye: "Todo el mundo dice que vamos a mejor, pero es difícil hablar de mejoría cuando todos los días cierran librerías".

Muchos libreros reclaman un apoyo institucional "más auténtico" al sector. "El apoyo a la feria es cero", dice Inmaculada, de la Librería Méndez. "No hay ni un solo cartel en la ciudad, nada que indique que estamos aquí". Pese a ello, añade, "la feria es una oportunidad inmejorable, aunque estar aquí no sea barato [cuesta 1.500 euros]". Lara Sánchez, de El Buscón, es tan pesimista que amenaza directamente con no volver. "Es posible que para muchos sea la última vez aquí", dice. "Nosotros antes veníamos solo con libros de filosofía y no vendíamos apenas. Ahora que venimos con novela ya no podemos venir con filosofía porque solo las librerías especializadas optan a los mejores sitios". Sánchez se queja de lo mismo que la responsable de la librería Méndez: "No se han gastado ni un duro en publicitar esto".

Fernando, de la Librería Punto y Coma, de Leganés, cree que el problema "viene directamente de Manhattan". "Es algo global; no se fomenta la lectura ni el pensamiento, ya solo hay ingenieros y economistas y nadie lee". Su librería sufre, dice, la falta de apoyo del ayuntamiento, que desde hace 15 años no le compra un solo libro para las bibliotecas. ¿Le compensa venir a la feria? "De momento sí, pero no sé hasta cuándo. La prensa dijo el año pasado que habían mejorado las ventas, pero nosotros caímos por lo menos un 10%".

Para algunos, como Chus Visor, la feria es un "importante empujón". "Libreros y editores nos quejamos mucho", dice mientras coloca los libros de la primera fila del stand. "Todo depende: si llueve, si hace calor, lo de siempre. En todo caso a nosotros la feria nos salva el año: la mayoría de los libros que ves aquí ni siquiera están en las librerías". Contenta, también, está Ana, de la librería Mujeres & Compañía, dedicada a la literatura escrita por mujeres. "Nosotras llevamos solo tres años abiertas y mucha gente ni siquiera sabe que existimos. Así que con la feria ganamos visibilidad; aquí hemos conocido a muchas de nuestras clientas". Ana cree también que falta "cultura del libro". Y da un ejemplo: "Ya ni siquiera los intelectuales o los artistas hablan de libros; en las entrevistas se dedican a recomendar bares, terrazas, sitios para comer y beber". Sobre cifras, da un apunte: "Con lo que ganamos en la feria pasamos algo mejor el verano, que es muy flojo".

El encargado de la librería Alberti dice que no es justo quejarse: "Estos quince días son un regalo para nosotros. Tenemos visibilidad y vendemos a un ritmo mucho mayor que durante el año. ¿Y falta apoyo institucional? "¡Qué va! Si acaba de pasar la Reina. Pregunta qué apoyo tienen los del gremio de perfumeros o joyeros". Este librero lo ve mucho mejor que sus colegas: "El año pasado vendí un poco más en la feria, y algo más este año, también, con respecto al anterior. Así que seguro que la cosa va a ir mucho mejor".