Image: Elena Poniatowska o la rebeldía sofisticada

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Letras

Elena Poniatowska o la rebeldía sofisticada

El Cervantes es el merecido reconocimiento a una obra que ha combinado el lirismo y el testimonio, la inspiración y la crónica periodística, la elegancia y la denuncia

19 noviembre, 2013 01:00

La escritora Elena Poniatowska, Premio Cervantes 2013. Foto: El Mundo

La última novela de Elena Poniatowska (París, 1932) es una biografía de Leonora Carrington, la pintora surrealista y escritora mexicana de origen británico. Se titula Leonora y recrea la vida de una artista que se rebela contra el destino, escogiendo la aventura y la desobediencia para alinearse con los desfavorecidos y no repetir la historia de las mujeres de su familia, grandes señoras que sólo se preocupan de su vida social y sus bienes materiales. Poniatowska no eligió la figura de Leonora por casualidad, sino porque tal vez su peripecia le recordaba sus propias vivencias personales y, en buena medida, se identificaba con su carácter indomable. Hija de aristócratas polacos y con el título de princesa, Elena conoció el exilio por culpa del nazismo y creció entre México y Estados Unidos. Después de estudiar en un colegio católico, Poniatowska comenzó una exitosa carrera periodística, que incluyó brillantes entrevistas con escritores mexicanos y extranjeros, convertidas en piezas literarias gracias a su talento.

Sus primeras obras como narradora son colecciones de cuentos, donde se aprecia una prosa poética y una enorme sensibilidad para recrear los diferentes aspectos de la naturaleza humana. El reconocimiento llega con Hasta no verte, Jesús mío (1969), una novela que recrea en forma de diálogo la azarosa vida de Jesusa Palancares, una lavandera y sirvienta que participó en la Revolución mexicana y finalizó sus días embriagada de fervor religioso. La noche de Tlatelolco (1971), ambientada en la matanza de estudiantes que se produjo en 1968 en la Plaza de las Tres Culturas, significó la consagración de una escritora que percibía el mundo como algo absurdo, injusto y violento. La trayectoria de Poniatowska incluye el teatro, la poesía, la novela, el cuento y el activismo social.

Su estilo está a medio camino entre la investigación periodística y el relato lírico, profundo e intimista. A pesar de su linaje aristocrático, Poniatowska siempre ha militado en la izquierda y en la defensa de los derechos humanos. Ha denunciado el feminicidio perpetrado en Ciudad Juárez y ha condenado los ataques israelíes contra el Líbano, sin preocuparle las acusaciones de presunta complicidad con el terrorismo. Partidaria de López Obrador, acudió con Saramago a la plaza del Zócalo DF para asistir a la llegada de la marcha zapatista. "Nos cambió la perspectiva", afirmó la escritora, que escuchó a la comandante Esther ante el Congreso mexicano. "Conmovió a todos, incluso a los del PRI. Las mujeres de Chiapas son muy pobres y están muy discriminadas".

Poniatowska ha elogiado al exilio español, pues entiende que María Zambrano, Luis Cernuda o José Gaos ampliaron y enriquecieron el horizonte cultural de México. En 2001, ganó el Premio Alfaguara con La piel del cielo, una obra basada en la vida de su difunto marido el astrónomo Guillermo Har. En una conferencia conjunta, Saramago se dirigió a la dama de las letras mexicanas y le dijo: "No te hacen falta los pelos verdes para romper. Aunque no lleves piercing, eres una mujer no convencional con la cabeza muy bien amueblada".

El Premio Cervantes es el merecido reconocimiento a una obra que ha combinado el lirismo y el testimonio, la inspiración y la crónica periodística, la elegancia y la denuncia. Poniatowska es una mujer sofisticada, pero eso nunca le ha impedido acercarse a su tiempo y asumir los riesgos de una postura beligerante y nada complaciente con el poder político y financiero. Cuando escribí mi crítica sobre Leonora, la pintora aún vivía y soñaba con escapar de la muerte a lomos de un gigantesco pez. El extraordinario libro que Poniatowska escribió sobre ella tal vez es ese gigantesco pez. Quizás ahora Leonora Carrington nos mira con una sonrisa, celebrando que la literatura y el compromiso renueven su necesaria alianza en la literatura de Elena Poniatowska.