Image: Elegía a la Enciclopedia Británica

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Letras

Elegía a la Enciclopedia Británica

Historiadores y filólogos dicen adiós a la versión impresa de la obra y destacan sus virtudes

16 marzo, 2012 01:00

La prestigiosa enciclopedia mantendrá su espíritu en formato digital

Esta semana hemos asistido a la extinción de un gigante de otros tiempos: la edición en papel de la Enciclopedia Británica. La lanza de la ¿evolución? ha conseguido horadar su gruesa piel, mientras que Wikipedia, una especie infinitamente más débil pero líquida y adaptable, prospera en un medio cambiante e incierto y los coetáneos de la obra anglosajona ponen sus barbas a remojar.

Pero no todo está perdido, dicen en Chicago, la sede de la enciclopedia desde principios del siglo pasado. Para que pase por el ojo de la aguja, despojarán al mamut de las toneladas de carne y hueso sobrantes, con la esperanza de que su espíritu sobreviva en formato online -la principal fuente de ingresos de la casa desde hace años, confiesan-. Ya veremos qué pasa. De momento, historiadores, filólogos y estudiosos varios acuden al cementerio de elefantes para agradecer a la Británica sus siglos de servicio. Aquí recogemos la voz de tres.


Manuel Moreno Alonso

Profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla

Este historiador se confiesa un usuario fiel y tradicional de la Enciclopedia Británica. Vivió siete años en Londres y como Borges decía que había aprendido todo lo que sabía en la edición de 1911, no paró hasta dar con ella. La encontró en una de las célebres librerías de viejo de Cecil Court Road. "Es una edición verdaderamente maravillosa, anterior a la Gran Guerra, que refleja la grandeza del Imperio Británico en aquella época. Es mi obra de cabecera, la tengo justo detrás de mi escritorio", señala el historiador, que también posee una edición de finales del siglo XIX, "muy trabajada y subrayada", y ha consultado frecuentemente otras del mismo siglo. "En la de 1822, el artículo "Spain" estaba escrito nada más y nada menos que por el escritor, teólogo y periodista José María Blanco White, que en aquellas fechas se encontraba en Londres. En su monografía aportaba una visión crítica de la España del momento", y asegura que las antiguas enciclopedias son excelentes fuentes históricas para el estudio de una época.

Notablemente disgustado por la noticia, Moreno destaca su riqueza en todas las materias y asegura que se ha caracterizado siempre por ser una obra "bien hecha, sintética, crítica e imparcial, incluso en los textos referentes a lo inglés", y añade que "toda la inteligencia británica" ha participado a lo largo de su historia en la redacción de sus artículos, que muchas veces aparecían firmados.

No obstante, el historiador critica que esta "seña de identidad de la cultura británica" había perdido parte de su prestigio en las últimas ediciones: "Lo que los investigadores buscábamos en sus páginas ya no lo podemos encontrar. Le han dado un carácter posmoderno que a los tradicionales no nos convence. Si buscas un personaje importante en una edición del siglo XIX, encuentras una verdadera monografía; ahora está plagada de voces y términos, pero sin la entidad de las versiones anteriores". Con respecto a la edición online, que según los editores se actualiza cada veinte minutos, Moreno opina: "Aunque es loable que quieran hacer un alarde de actualidad, lo que caracterizaba a la Enciclopedia Británica era justo lo contrario. Un estudioso de la historia necesita un punto de referencia fijo. Si no, en vez de una enciclopedia de referencia se convertirá en una enciclopedia de actualidades".

Carlos Martínez Shaw

Catedrático de Historia Moderna de la UNED y miembro de la Real Academia de la Historia

Para Martínez Shaw, una de las principales de la Británica era la división en tomos diferentes de la macropaedia y la micropaedia, esto es, los artículos extensos que ofrecen una visión de conjunto de un determinado asunto, como pueden ser los conceptos de "monarquía" o "esclavitud", o las entradas breves, de una columna o menos de extensión, que se refieren a realidades más concretas, como una determinada batalla. "De este modo acudes a un tomo u otro según el tipo de información que estás buscando", asegura.

Martínez Shaw se deshace en elogios hacia lo que considera un instrumento fundamental para todo estudioso: "La Enciclopedia Británica ha tenido siempre la información más fiable que uno podía manejar, con un número de volúmenes muy asequible y una magnífica propaedia -índices- para encontrar las menciones a un autor o una obra en diferentes artículos. Ha sido para mí, sin duda, la enciclopedia de uso más frecuente, con la mayor comodidad de uso, rigor, cantidad y calidad de la información".

Manuel Alvar Ezquerra

Catedrático de Lengua Española de la Universidad Complutense de Madrid

La desaparición de la versión impresa de la enciclopedia es, para este lingüista, un acontecimiento triste pero natural: "La gente ya no compra libros y si hablamos de enciclopedias, que son carísimas, menos aún. Los particulares tendemos a consultarlo todo online y las instituciones son casi los únicos clientes de las enciclopedias físicas, pero cada vez menos porque ya muchas operan en Internet".

La Enciclopedia Británica que consultaba Alvar era la que tenía en casa su padre, el prestigioso académico Manuel Alvar López (1923-2001), uno de los mayores referentes de la filología hispánica. "Este tipo de obras fueron conformadoras de pensamiento. La francesa dio como consecuencia la Revolución de 1789 y cambió el pensamiento de Occidente, mientras que la británica nació con una ideología conservadora", explica el lingüista.

Aunque su condición de bibliófilo le hace lamentar la noticia, Alvar es optimista: "La supresión de la versión en papel no tiene por qué significar una pérdida de calidad. Si se mantiene la misma línea editorial da igual el soporte en que se publique". Otra cosa es que la gente siga pretendiendo acceder de forma gratuita a los contenidos de Internet, asegura el filólogo.