Letras

El fabuloso mundo de nada

Javier Mije

24 septiembre, 2010 02:00

Acantilado. 103 pp., 13 e.


Al igual que su primer libro, éste de Javier Mije (Sevilla, 1969) es también una breve colección de cuentos: doce relatos en los que se percibe una voluntad estilística muy acentuada, una tendencia a eludir las marcas externas más visibles del relato convencional y a dejar flotando en las páginas un cúmulo de sugerencias, de alusiones y de historias posibles que estimulan la fantasía del lector y aproximan muchos cuentos a la estructura de estampas poemáticas. Cada narración es un conjunto de rasgos incompletos, una historia mutilada cuya comprensión cabal exige la colaboración del lector, ante el cual se abren, además, posibles vías distintas de interpretación. ¿Qué historia común existe entre Inés y el narrador en el cuento "Asiento de ventanilla", donde la mezcla de sueño, nostalgia y desencanto llena de matices el relato? ¿Es el mismo personaje, como parece desprenderse de algunos datos compartidos, el enano de "Último vuelo", que trabaja como hombre-bala en un modesto circo, y el de "Un disparo mortal", cuyo final parece distinto? Algunas repeticiones de elementos como el circo, o la mujer barbuda con seis dedos que se menciona en "Un disparo mortal" y aparece como personaje en "Cuento de la mujer barbuda, la luna y el león", obligan en algunas ocasiones a volver atrás, en busca de relaciones entre unos cuentos y otros, que parecen ofrecer panoramas afines, fragmentos complementarios de una realidad más amplia, contemplados desde ángulos diferentes.

Es, por tanto, la propia forma del texto lo que centra el interés del lector y de donde emanan las ambigüedades que lo envuelven. En otros casos, la historia deja en el aire largos procesos psicológicos que el lector deberá reconstruir, como en "Amapola", donde el desamor y la infidelidad desembocan en un final trágico que obliga a recomponer la prolongada degradación de un personaje para que el desenlace resulte verosímil y no una simple y fácil truculencia.

Es evidente el esfuerzo del autor por alejarse de la narración de corte tradicional, y, en cierto modo, cada relato está concebido como un cuidadoso ejercicio de experimentación, si bien los resultados varían en función tal vez de la consistencia de la historia, aunque todas ellas permitan entrever ciertos motivos que, con distinto peso específico en cada relato, establecen un claro parentesco entre ellas: el desamor ("Las tres y diez", "Lamento del lanzador de cuchillos", "Fado", "Análisis", etc.), la nostalgia ("Peces voladores"), la infancia ilusionada y rota ("Un disparo mortal"), la soledad y el desánimo ("Aullidos reprimidos por decoro"). El fabuloso mundo de nada -título que remeda deliberadamente el de una conocida película sobre el circo, mundo reducido aquí significativamente a"nada"- muestra excelentes cualidades de escritor, con una prosa correcta -a pesar de ciertas debilidades- e incluso en algunos pasajes brillante, pero no pasa de ser una promesa. Se verá si el autor es capaz de cumplirla.