Al hombre, de entre 18 y 25 años, le cercenaron la cabeza hace unos 2.300 años y la expusieron como trofeo en la ciudad íbera de Olèrdola, en el Alt Penedès. Su cráneo acaba de ser descubierto en unas excavaciones realizadas por un equipo del Museo de Arqueología de Cataluña (MAC) en la torre número dos de la muralla romana. El hallazgo es relevante porque se trata de una práctica ritual aún no documentada en la tribu a la que pertenecía.

Según ha informado el MAC, este descubrimiento se suma a los pocos restos humanos existentes en el yacimiento de época íbera que posibilitan la realización de estudios genéticos, y que son imprescindibles para conocer los orígenes de los grupos humanos que vivieron en la Península Ibérica entre los siglos IV y I a.C. El cráneo se encontró durante la campaña de excavaciones realizada entre el 29 de noviembre y el 3 de diciembre de 2021 de forma totalmente inesperada junto a la pared oeste de la torre 2. Nunca antes en Olèrdola, ni en los niveles íberos ni en los romanos, habían aparecido restos de estas características.

Se trata de la parte anterior de un cráneo (zona calvaria, maxilar y malar), roto en cinco fragmentos. La excepcionalidad del hallazgo aumenta, según los arqueólogos, debido a que los íberos practicaban rituales de incineración que no permiten la conservación de material genético. De hecho, la exhibición de restos humanos no se da en ningún otro territorio de la Península Ibérica poblada por los íberos, salvo en Cataluña.

Imagen del montaje del cráneo íbero. Marta Pérez Efe

Los trabajos han mostrado que hacia finales del siglo III a. C. la torre ibérica sufrió una severa destrucción, pues en los escombros se ha localizado parte del envigado caído y carbonizado, así como algún elemento de mobiliario más, también quemado. El abundante hallazgo de vajilla, cerámica común y ánforas, bastante enteras, indica también que la torre fue abandonada rápidamente, sin tiempo para recoger o llevarse lo que había dentro. La estructura sufrió un incendio y se derrumbó, quedando así el espacio sellado.

Romanos en Cataluña

Tanto la posición en la que aparecieron los restos como su fragmentación permiten pensar que la cabeza habría sido colocada en una posición de altura y que durante el colapso de la torre, hacia finales del s. III a. C., se rompió y los restos quedaron finalmente sepultados entre los escombros. El cráneo de Olèrdola destaca en primer lugar porque nunca antes se había registrado esta costumbre ritual fuera de los territorios de los indigetes y de los layetanos, que son las tribus ibéricas que cortaban y enclavaban cráneos.

La Olèrdola ibérica formaba parte del territorio de los cosetanos y, por tanto, es la primera vez que este ritual se documenta en lugares que poblaron los miembros de esta tribu, además de ser la cabeza cortada descubierta más al sur de Cataluña.

Entre los materiales aparecidos en la torre ibérica destaca también la punta de un pilum, la típica lanza usada por las tropas romanas en el contexto bélico de la Segunda Guerra Púnica (218-202 a. C.).

Las excavaciones de la torre 2 de la muralla romana de Olèrdola se iniciaron en 2016, en el marco del proyecto cuatrienal de investigación arqueológica El noreste de la Citerior desde Escipión Emiliano a César. Este proyecto, liderado desde el Museo de Arqueología de Cataluña, se planteaba como objetivo el estudio de la presencia inicial romana en Cataluña, desde el punto de vista de la implantación militar en el territorio.

Para avanzar en el conocimiento de la muralla se decidió excavar la torre 2, que corresponde a la torre de flanqueo oriental de la puerta de entrada al recinto fortificado de Olèrdola.

La continuidad de los trabajos permitieron comprobar que la torre romana se asentaba directamente sobre una torre anterior, construida durante el período ibérico: los romanos, al construir la nueva fortificación reaprovecharon y conservaron las dos torres de flanqueo ya existentes de la entrada al recinto, pero no el trazado de la muralla ibérica con la que estas torres funcionaban.

Hasta el momento, el equipo de investigación ha excavado hasta los niveles de la época ibérica y todavía no ha llegado a la roca madre. Los investigadores creen que esta excavación todavía puede ofrecer nuevas sorpresas. El cráneo original fracturado quedará instalado en la exposición El enigma íbero. Arqueología de una civilización, y una vez finalizada se instalará en el Museo de Arqueología de Cataluña en Olèrdola.

Noticias relacionadas