A mediados del siglo I a.C., la guarnición militar romana asentada en el Tossal de Baltarga, un yacimiento situado en el municipio de Bellver de Cerdanya (Lleida), en la zona oriental de los Pirineos, abandonó el recinto de forma precipitada. Los soldados, a causa de la rápida evacuación, relacionada con algún episodio de la guerra civil entre Julio César y los hijos de Pompeyo (49-45 a.C.) o las campañas efectuadas contra el pueblo íbero de los ceretanos, cuya última rebelión se fecha en 39 a.C., dejaron atrás muchas de sus pertenencias, como ánforas grecoitálicas, un extenso conjunto monetario y, lo que es más significativo, tres valiosos anillos

Estas ricas piezas, halladas por los investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona que estudian el destacado sitio desde hace una década, fueron en época republicana un instrumento utilizado en documentos administrativos y logísticos y una forma de identificación de los oficiales y comandantes romanos. De los tres anillos descubiertos en Baltarga destaca uno forjado en hierro que conserva una piedra semipreciosa intacta que describe una escena del ciclo troyano: Aquiles protegiendo a la reina amazona Pentesilea —según la mitología griega, el héroe mató a la mujer durante la batalla—.

La joya, un signaculum, probablemente perteneció a un general romano, quizás a un tribuno al que le cayó durante algún evento militar que supuso el abandono del asentamiento. Esa es la principal hipótesis que manejan los investigadores, según se expone en un artículo recién publicado en el European Journal of Archaeology. El estudio, firmado por Joan Oller GuzmánOriol Olesti Vila y Jordi Morera Camprubí, profesores del Departamento de Ciencias de la Antigüedad y la Edad Media de la UAB, y Gertrud Platz-Horster, del Instituto Arqueológico de Alemania, analiza los hallazgos de los tres anillos y su significado, que vierte luz sobre la comprensión de la presencia de Roma en los Pirineos.

El anillo con gema semipreciosa y la escena de Aquiles con Pentesilea. Ramón Maroto

Aunque las excavaciones en el yacimiento no han arrojado de momento ninguna prueba de destrucción violenta, los arqueólogos apuntan que la pérdida de los anillos —los otros dos, uno de bronce y otro de hierro, también valiosos, con láminas de oro— pudo acontecer durante un "evento dramático". Y apoyan esta teoría recurriendo a otros ejemplos, como la batalla de Baecula (Santo Tomé, Jaén) en 208 a.C., en el contexto de la Segunda Guerra Púnica y en cuyo escenario se han hallado varios anillos de tipología militar. Quizás en Baltarga también se registró un lance bélico, y con la presencia de destacados personajes de la historia de Roma.

"La conocida predilección por los temas de la guerra de Troya en piedras preciosas grabadas hacia la mitad del siglo I a.C. y la posible identificación de generales romanos, como Pompeyo u Octaviano [el futuro Augusto], es significativa", escriben los investigadores. "Incluso si no podemos estar seguros de la relación entre el anillo de Baltarga y un oficial militar vinculado a generales como Pompeyo u Octaviano, es tentador situar la pérdida del anillo en la segunda mitad del siglo I a.C., cuando varios acontecimientos bélicos relacionados con ejércitos liderados directamente por Pompeyo y Octaviano afectaron a esta región pirenaica".

Control del territorio

En el Tossal de Baltarga, un pequeño asentamiento localizado en una zona estratégica para el control de las comunicaciones de la región de la Cerdanya, se han documentado tres fases de ocupación. La más antigua tuvo lugar entre el Bronce Final y la Primera Edad del Hierro. El periodo ibérico (siglos IV-III a.C), en el que Baltarga dependió del oppidum de El Castellot de Bolvir, se cerró con la completa destrucción e incendio del sitio en torno al año 200 a.C., un suceso probablemente relacionado con la Segunda Guerra Púnica y las hostilidades entre Roma y Cartago en la zona —¿pudo cruzar por ahí Aníbal con sus elefantes en el año 218 a.C. rumbo a los Alpes?—.

En algún momento de la segunda mitad del siglo II a.C., ya en época republicana, el asentamiento fue fortificado y reconstruido en gran parte. Los arqueólogos han identificado siete construcciones, desde edificios domésticos y de producción hasta una torre de vigilancia, una turris, lo que les lleva a concluir que Baltarga mantuvo en esta etapa su función primaria de control del territorio y de la relevante vía transpirenaica.

Imagen del llamado edificio D de Baltarga durante su excavación. Cedida por el equipo de la UAB

"Esta guarnición, o praesidium, sería especialmente importante durante periodos de conflicto en los Pirineos orientales, como la conquista del sureste de la Galia, la guerra de Sertorio o la guerra civil entre Julio César y Pompeyo. La guarnición habría tenido comandantes cuya presencia —y quizás la de sus familiares— pueda explicar los materiales presentados como los anillos", apuntan los investigadores, descartando que no hay pruebas para relacionar estas piezas de lujo con importaciones de algún miembro de la élite local. También han hallado otros elementos que confirman la presencia militar como clavos de caliga —las sandalias de los soldados— o proyectiles de honda de plomo.

El Tossal de Baltarga es uno de los varios sitios en la actual Cataluña que confirman la presencia romana en altura —entre 1.200 y 2.100 metros—. Curiosamente, no es el único en el que han aparecido anillos de estas características. En el castro de Serrat del Castellar, un pequeño oppidum reconvertido después en fuerte, las excavaciones han arrojado el hallazgo de tres piezas más; mientras que en El Castellot de Bolvir se ha documentado otro, aunque peor conservado. Estas plazas perderían su protagonismo durante el Alto Imperio en favor del municipium de Iulia Libica.

La red de guarniciones en la zona de los Pirineos orientales demuestra su relevante papel a la hora de controlar el área conquistada y de facilitar la explotación de los recursos humanos y naturales de la zona. "El Ejército y su infraestructura logística fueron las arterias por las que circularon los productos provinciales, garantizando tanto su propio abastecimiento como la exportación de botín y riquezas a Italia. Los anillos con sello ofrecen un buen indicio de la presencia de los militares y sus actividades de registro y control", concluyen los investigadores.

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