Elefantes delante de la Cibeles en los años 50. / Foto: Cifra

Elefantes delante de la Cibeles en los años 50. / Foto: Cifra

Historia

Elefantes en Cibeles, toreros en Vespa... las fotos de 'aquel Madrid' que solo supo resistir

Una exposición reúne 172 imágenes del archivo de los periódicos 'El Heraldo de Madrid' y 'Madrid' que relatan el crecimiento de la ciudad y las costumbres de su gente.

14 junio, 2022 17:22

El encanto de Madrid quizá se resuma en la máxima galdosiana de "mezcla de desechos de ciudad y de lujos de aldea". También habló el autor de Fortunata y Jacinta de "un pueblo grande y revuelto", sujeto de imágenes inagotables y variopintas que cubren del costumbrismo a la explosión de la modernidad. El blanco y negro como testamento físico, porque la historia visual de la urbe es otro pilar más de su memoria. 

Las fotografías del Madrid de los siglos XIX y XX se han convertido en un género por sí mismo, fascinante. Así lo prueban, por ejemplo, las recientes exposiciones dedicadas a las instantáneas capturadas por Charles Clifford en tiempos de Isabel II, a la exitosa y estética firma familiar Alfonso o la que actualmente acoge el Museo de Historia con fondos —escenas cotidianas inmortalizadas entre 1891 y 1935— procedentes del Archivo ABC. 

Otro lienzo para asomarse al pasado reciente de la capital lo ofrece desde este viernes la exposición Aquel Madrid: 172 fotografías que cubren la evolución social, urbanística y cultural de la ciudad entre los años 1921 y 1971. Un salto de medio siglo que empieza con las primeras piedras de la Gran Vía y aterriza con atascos y yates aparcados en unas calles que todavía pisaban decenas de burros, vacas y mulas de carga. No le faltaba razón a Pérez Galdós. Más que metáfora era puro realismo.

No bañarse. Zona peligrosa. El Pardo, 1962.

"No bañarse. Zona peligrosa". El Pardo, 1962. Alfredo Anguita

La muestra, organizada en la sede de la Fundación Diario Madrid y en colaboración con la Asociación de Periodistas Europeos y la Secretaría de Estado de Memoria Democrática, ha realizado una selección de entre las más de 160.000 imágenes que componen el archivo de los periódicos El Heraldo de Madrid y Madrid, de cuyo cierre, dictaminado por el gobierno de Franco, se cumplen cincuenta años.

Los trabajos de destacados autores como Díaz Casariego, Pérez de Rozas, Luque, Anguita, Basabe, Cervera, Urech o Wagner ilustraron en su momento sucesos, celebraciones —"¡Viva Madrid, que es el pueblo de todos!", rezaba el cartel que presidía las fiestas de la Virgen de la Paloma en 1959— y acontecimientos tan anómalos como una ordenada comitiva de elefantes saludando a la diosa Cibeles o una procesión de toreros y banderilleros cruzando la ciudad en arcaicas Vespas.

Para combatir el frío: coñac para los guardias de servicio (1954).

Para combatir el frío: coñac para los guardias de servicio (1954). Cifra

En 2007, con motivo de la inauguración del Archivo Gráfico del diario Madrid, Almudena Grandes dijo que "cualquiera que se asome a estas fotografías aprenderá algo importante sobre la naturaleza de esta ciudad que resiste, y no se quiere a sí misma, pero sigue resistiendo, como si no pudiera y no supiera hacer otra cosa que resistir".

No hay fotos de la Guerra Civil, de los edificios destripados por las bombas y la metralla, tan vistas por otra parte, aunque sí de sus consecuencias, y de cómo Madrid apartó a los trolebuses y tranvías para entregarse al coche individual. No puede haber una escena más representativa de esta nueva era que la capturada en la plaza Mayor en 1965, entonces utilizada como parking de una flota de Seiscientos que vigila la estatua ecuestre de Felipe III.

La Castellana, vista desde Martínez Campos en 1947.

La Castellana, vista desde Martínez Campos en 1947. Manuel Urech

Entre las fotos de grandes nevadas, domingos de Rastro y sucios mercados irrumpen las de la construcción del paseo de la Castellana, que en 1947 se asemejaba a una pista de despegue hacia el futuro —con estadio recién inaugurado, el Nuevo Chamartín—, la arteria para conectar el centro con los distritos humildes y de un solo piso de las afueras. 

"A pesar de lo convulso de los momentos recogidos en la exposición", reflexiona el comisario Juan de Oñate Algueró, "resulta sorprendente y elogiosa la sonrisa con la que el madrileño parece afrontar las dificultades. La que regalan las vendedoras en la corredera baja o la que desprenden los viajeros que tratan de mantener el equilibrio para no caer de un abarrotado autobús, la de los panaderos al alba y la de quienes barren la calle, rebosantes de contagiosa alegría, la de las churreras y la de los guardias urbanos, la sonrisa del sereno. Sonrisas en tiempos de penuria, expresiones naturales de disfrute de la vida".

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Porque Madrid es fundamentalmente su gente, su felicidad, su miseria, su esperanza, su señoritismo y su costumbrismo: el hombre que pinta en sus gigantescas sandías los escudos de los principales equipos de fútbol de hace medio siglo, los niños que juegan al fútbol delante del Palacio Real, las mujeres que pacientemente hacen cola con sus hijos y sus cubos para conseguir agua de una cisterna móvil, las parejas que disfrutan en los autos de choque, los candidatos a levantar el campeonato mundial de bebedores de cerveza de 1954... Madrid es infinito en todas sus facetas.

De armas tomar (Años 50).

De armas tomar (Años 50). Manuel Urech

La muestra, que toma prestado el título de un libro del periodista Víctor Ruiz Albéniz, está acompañada de un catálogo con textos de Andrés TrapielloCarmen Martín Gaite, Javier Marías, Miguel Ángel Aguilar, Javier Rioyo, el cocinero Nino Redruello, los taberneros Jesús Picatoste y José-Vicente de Juan, la citada Almudena Grandes o Luis Carandell, autor de una preciosa metáfora paisajística de la ciudad y su entorno: "Madrid, al amanecer es de Velázquez. De día es de Goya. Las casas de los ricos, los jardines, los paseos, los edificios públicos y los bares elegantes son de Velázquez. El Rastro, los mercados, la Casa de Campo, los domingos, la Puerta del Sol, el Gran San Blas, el metro y las tascas son de Goya". Madrid tiene algo, tiene historia.