Luis Flor es Tío Vania en el montaje de Juan Pastor. Foto: Eva París

Luis Flor es Tío Vania en el montaje de Juan Pastor. Foto: Eva París

Teatro

'Tío Vania', la otra estirpe condenada a cien años de soledad

Llega al Teatro Fernán Gómez, de la mano del director Juan Pastor, la obra cumbre de Antón Chéjov, en la que denuncia el sentido trágico de la vida a través de las disputas de una familia.

18 enero, 2024 01:45

Después de La gaviota, Tres hermanas y Dama con perrito, Juan Pastor y La Guindalera vuelven a Chéjov con su obra cumbre: Tío Vania. La obra, estrenada por Konstantín Stanislavski en 1900, llega al escenario del Teatro Fernán Gómez (Centro Cultural de la Villa) este jueves 18 con Luis Flor, Alejandro Tous, María Pastor, Gemma Pina, Aurora Herrero y José Maya en el reparto.

La visión del clásico que propone Pastor podría estar cerca de una comedia sobre el sentido trágico de la vida. En los monólogos, los personajes cuentan al público su pasado porque tienen una vivencia especial de aquello que les sucedió a Vania, Astrov, Elena, Sonia, María y Serebriakov: "Están llenos de un temperamento alegre e ingenioso con una salud perfecta, una mente clara, viva, penetrante y una comprensión poderosa sin ningún temor".

Chéjov hace vivir a sus personajes en un presente eterno. Ya no pueden perder la salud porque no la tienen y el mayor temor del ser humano, la muerte, está superado porque ya pasaron por ella. Según Pastor, "dan luz a un saber que solo los años pueden dar. Paralelamente a esto, escenifican los hechos de aquel entonces en una representación".

"Las obas de Chéjov no son pesimistas como muchos han llegado a pensar. Debemos contribuir a que la auténtica felicidad sea posible". Juan Pastor

De Tío Vania pueden sacarse numerosas lecturas. "Por eso es un clásico", precisa el director. "Nosotros hemos querido comunicar que lo importante de la vida no está en ganar o perder. Lo verdaderamente importante es sentirnos parte del juego".

Además de su defensa del ecologismo, Tío Vania celebra la existencia más allá del tiempo y del espacio. "En las interpretaciones que hacemos en la obra insistimos en que, aunque la vida puede o no tener sentido, nosotros podemos buscárselo. Y si los hechos vividos no se pueden cambiar, porque forman parte de nuestra individualidad, transcurrido un tiempo podremos verlos con la distancia de este tiempo transcurrido y descubrir una luz risible o, por lo menos, más amable que cuando todo aquello sucedió. ¡Hemos insistido en montar una comedia!"

Pastor y su equipo nos presentan un montaje donde Chéjov presenta sus ilusiones, el desasosiego, la torpe belleza y el temblor que precede al sentimiento, así como el cansancio del ser humano ordinario. El autor ruso, dice, "fue un gran conocedor de la naturaleza humana y era poseedor de una gran ternura que aplicó a todos sus personajes".

"Sus obras no son pesimistas como muchos han llegado a pensar -matiza Pastor-. Debemos contribuir a que la auténtica felicidad sea posible, no la utópica que algunos confunden con el limbo. Hemos insistido mucho en que en su teatro lo que sucede llegue a ser más importante que lo que se dice".

[Tres hermanas: ilusión y vacío]

Finalmente, Juan Pastor nos habla de La Gundilera, la compañía (y en su día sala alternativa, que cerró en 2016) a la que ha dedicado su vida: "Fue un sueño que parece ser que en nuestro país no es posible. Siempre digo que el teatro se parece mucho a la buena cocina. Lo más importante es el tiempo. Es un valor importante y tiene su precio!".