Un momento de 'Altsasu', con Egoitz Sánchez y Aitor Borobia  en primer plano. Foto: Dramática Errante

Un momento de 'Altsasu', con Egoitz Sánchez y Aitor Borobia en primer plano. Foto: Dramática Errante

Teatro

‘Altsasu’, la obra que reconstruye las agresiones de Alsasua y Vox quiere reventar en su estreno

La obra teatral de María Goiricelaya cuestiona las penas impuestas a los autores de la agresión pero también muestra el clima de exclusión contra la Guardia Civil.

17 enero, 2024 03:59

El síndrome del Norte se acuñó en los 80. Lo padecían guardias civiles y policías destinados al País Vasco. Ser mirados, con odio, como ocupantes indeseables en bares, cines, parques… pasaba una factura anímica que en alguna ocasión se saldó con el suicidio.

Años de plomo dejados atrás pero que volvieron al recuerdo la noche del 15 de octubre de 2016 en Alsasua por culpa de la agresión que sufrieron dos miembros de la Benemérita y sus novias. El violento episodio en el bar Kotxa de la localidad navarra tuvo un tremendo impacto mediático, sobre todo a raíz de que, en el juicio a que dio origen, la fiscalía y acusaciones populares (asociaciones de víctimas del terrorismo y de guardias civiles) pidieron calificar el ataque como acción terrorista, lo que disparaba el monto de las penas que les podían caer a los encausados.

La batalla política, claro, se desató. No extraña, pues, que el estreno en el Teatro de La Abadía de Altsasu, la obra de María Goiricelaya que intenta reconstruir lo sucedido, haya suscitado tensiones extrateatrales previas. Vox ha pedido su retirada de la cartelera y el día del estreno ha convocado una concentración en la puerta del teatro con ánimo de reventarlo. “Es algo que me apena. La censura es un ataque a la libertad. Confío en que la profesión sepa resisitir”, dice a El Cultural Goiricelaya, que también aclara que Altsasu, nominada a mejor espectáculo y mejor autoría en los Max, ya se ha escenificado en el País Vasco, Navarra, Galicia, Cataluña, Madrid (en Pinto), Bogotá, Montevideo...

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“Todos y cada uno de los públicos que se han acercado a verla han salido con ganas de debatir, compartir y reflexionar”, añade la autora, codirectora del Festival de Olite, que en su texto hibrida el verbatim (la literalidad de las transcripciones judiciales) con la ficción. Esta combinación la concibió en un taller de escritura de José Sanchis Sinisterra llamado Cicatrizar: dramaturgias para el nunca más. “Cuando me preguntó por una cicatriz, lo primero que se me vino a la cabeza fue Alsasua. Había visto las manifestaciones masivas en Pamplona [las que expresaron su rechazo a las penas de entre 2 y 13 años para ocho jóvenes, ninguna a la postre por terrorrismo] y me pareció que era un caso que merecía la pena ser llevado al teatro”.

La propia Goiricelaya dirige el montaje. A sus órdenes, tiene a Aitor Borobia, Nagore González, Ane Pikaza y Egoitz Sánchez, que encarnan varios personajes: agredidos, agresores, políticos, abogados, madres, padres…

Goiricelaya considera las condenas –engrosadas por la aplicación de las agravantes de abuso de superiodidad y discriminación– desproporcionadas. La obra está construida para fundamentar esa percepción, amén de que también muestre el clima de exclusión social tan severo que todavía viven los miembros de los cuerpos de seguridad del Estado y sus familiares en el norte.

“En España –afirma– hay peleas diarias con estos cuerpos, muchas de ellas con resultados lesivos mucho más graves pero con penas menores”. ¿Realmente lo de Alsasua puede equiparse a estas peleas ? El debate –muy enconado– está abierto. El Teatro de la Abadía, también, aunque bajo la amenaza de Vox pendiendo sobre él.