Image: Rebelión teatral en Madrid

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Teatro

Rebelión teatral en Madrid

Los artistas de la capital, contra la política del Ayuntamiento

22 mayo, 2008 02:00

El espectáculo de La Fura 6 goyas 6, detonante del manifiesto.

El Manifiesto que un sector de profesionales del teatro afincados en Madrid hicieron público la semana pasada critica la ausencia de una política municipal de apoyo al teatro autóctono que le permita competir con el que viene de fuera. Calificado erróneamente en algunos círculos de "anticatalán", el Manifiesto "lo que plantea es que Madrid no sólo sea importadora de espectáculos, sino que también los genere", explica Ernesto Caballero.

La semana pasada se hizo público el "Manifiesto de los profesionales del teatro en Madrid" en el que se criticaba la política cultural del Ayuntamiento de la capital. Sus firmantes no son jóvenes airados, sino que el grueso lo forman profesionales con una larga trayectoria que han querido llamar la atención sobre el "menosprecio" con el que, a su juicio, son tratados en Madrid por la Concejalía de las Artes. Los autores Fermín Cabal, Ana Diosdado y Paloma Pedrero, el escenógrafo y productor Andrea D’Odorico, la distribuidora Concha Busto, los actores Juan Margallo, Maria José Goyanes y Marta Belaustegui, el director Jaroslaw Bielski o el productor Salvador Collado son algunos de los firmantes.

Detonante y causa del malestar. Alicia Moreno, Concejala de las Artes, se negó a hablar con El Cultural sobre el asunto, limitándose a enviar a los medios un listado con "el lugar de origen" de los actores que participaron en el espectáculo con el que se conmemoró el 2 de mayo: 6 Goyas 6. Diseñado por Pere Pinyol, director artístico de Focus Madrid, este espectáculo que ha costado a las arcas municipales dos millones y medio de euros y en el que intervinieron en su mayoría artistas afincados en Barcelona, ha sido el detonante del Manifiesto.

Para el autor y director Ernesto Caballero, uno de los artífices del Manifiesto, el origen de este malestar de los profesionales madrileños hay que buscarlo en tres causas que amenazan al teatro: su "avasalladora institucionalización, que deja en manos de los políticos las decisiones artísticas y eso conduce al amiguismo, al dirigismo y a la censura; el descuido de los sucesivos responsables locales de Madrid que desde los ochenta han desatendido las estructuras teatrales". Y, por otro último, "las políticas culturales nacionalistas impulsadas por los gobiernos autonómicos".

En algunas autonomías, -Galicia, Andalucía y muy en especial en Cataluña, concretamente en Barcelona que es el segundo centro de producción teatral del país-, es casi una proeza que una compañía foránea consiga actuar en los teatros institucionales. En Cataluña, la Generalitat y los teatros municipales, en sintonía con su política lingöística de impulsar el catalán, han excluido de su territorio el teatro en castellano y, lógicamente, el practicado por compañías no catalanas. En el Teatre Nacional de Catalunya hay una sola producción foránea en castellano esta temporada. En el Mercat de les Flors, el teatro municipal de Barcelona dedicado a la danza, figuran tres compañías en su programación. Y en el Lliure se ha invitado a Rodrigo García y a Angélica Liddell. Hasta ahí la presencia en castellano en los teatros institucionales de Barcelona.

Por el contrario, los escenarios institucionales de Madrid no están sometidos a las presiones de una política nacionalista y, en este sentido, se puede hablar de un mercado más abierto, al que pueden concurrir compañías de cualquier lugar. (Por ejemplo, Madrid es la única autonomía que permite que cualquier compañía de España y de Europa pueda solicitar las ayudas a la producción teatral, de acuerdo con la Constitución y la legislación europea. El resto de las autonomías restringe el acceso a las compañías radicadas en su territorio y, en el caso de Cataluña, a las producciones en catalán). De forma que, mientras los creadores madrileños abren sus puertas, las encuentran cerradas en el resto del territorio.

Por otro lado, los teatros institucionales, así como los eventos puntuales que organizan el Ayuntamiento y la Comunidad, no son un mercado libre, sino que dependen de sus responsables y de sus criterios de programación. Alicia Moreno nombró para dirigir el Teatro Español a Marios Gas, director de prestigio de Barcelona, y también eligió a otro catalán, el payaso Josep Montanyés, para hacerse cargo de la dirección artística del Circo Price. Para muchos de los firmantes poco importa el origen de estos directores. Lo que critican es que en el Español, que es el escaparate de la gestión municipal en artes escénicas, está casi ausente la creación madrileña y, curiosamente, abundan las compañías catalanas (dese septiembre se han programado siete producciones).

"Es lógico que un creador como Mario, que viene de Barcelona, cuente con los artistas que conoce, pero creo que estar al frente de un teatro municipal exige no solo ofrecer buenos espectáculos, también estar en consonancia con una política de apoyo a la creación autóctona", explica Caballero. En cualquier caso, Caballero quiere dejar claro que no hay ninguna animadversión hacia el teatro catalán: "Nuestro manifiesto no va dirigido contra los artistas catalanes, sino contra la política del Ayuntamiento de Madrid. Criticamos la desconsideración de la política municipal hacia las trayectorias y las iniciativas de creadores madrileños, a los que ignora en favor de artistas foráneos".

¿Cuota de presencia madrileña? ¿Están exigiendo los profesionales madrileños una cuota de presencia en los teatros institucionales? "No, no soy partidario de las cuotas", contesta Caballero, "lo que yo pido es que se aplique una política definida, que me gustaría que apoyara la iniciativa privada y fortaleciera el tejido teatral de Madrid. En realidad, lo que se hace en otras ciudades europeas: apoyar el teatro autóctono, lo cual no quiere decir que haya que rechazar lo ajeno. Ello nos permitiría competir con el teatro de otras autonomías en igualdad. Es importante concienciarse de que Madrid puede ser generadora de cultura, no solo una importadora".