Teatro

Viaje por la Suiza oculta

Mnemopark ‘recorre’ los Alpes en un tren de miniatura

8 marzo, 2007 01:00

Mnemopark combina imágenes y actores en el escenario

El Teatre Lliure recibe una insólita visita. La compañía Rimini Protokoll representará los días 10 y 11 de marzo Mnemopark, un viaje por Suiza mostrado desde la visión de un tren en miniatura que combina en el escenario actores e imágenes proyectadas desde la reproducción ferroviaria.

Stefan Kaegi es un tipo peculiar. Patrón de la compañía Rimini Protokoll, los trabajos del creador y autor suizo van más allá del teatro al uso. Por un lado, los montajes que hace abordan asuntos distintos a los de sus compañeros de profesión, como las diferentes formas de morir en Europa Central o cómo afecta a unos jubilados la quiebra de la compañía aérea belga Sabena. Y por el otro, sus puestas en escena también desafían los espacios tradicionales, para las que puede llegar a usar autobuses en marcha en donde denunciar las condiciones de trabajo de los chóferes búlgaros, la uniformidad de Europa, o cualquier otro espacio que le sirva a sus fines. En Mnemopark, cuyo subtítulo es Un mundo de tren en miniatura, Kaegi combina ambos elementos en lo que denomina teatro documental.

La pieza, premiada en el Festival de Teatro Político de Berlín y presentada con éxito el verano pasado en el de Avignon, es un recorrido visual por la Suiza de las postales. La idea de mostrar el país idílico le surgió al autor al enterarse de que numerosas películas de Bollywood graban imágenes de las montañas helvéticas y las presentan luego como si fueran de Asia. Con ese pie y con el recuerdo de la película Stalker de Tarkovsky en la cabeza, pergeñó una obra de teatro con una película dentro que recogiera la cara oculta de Suiza. Para ello se valió de unas minicámaras instaladas sobre un tren en miniatura que avanza por una maqueta que reproduce, a escala 1:87, vías, casas y pueblos de ese país. Las imágenes muestran al principio la idílica visión de la que Suiza se enorgullece, un verde paisaje inmaculado que proporciona paz a todo el que se asoma por la ventanilla del tren. Pero, un poco más tarde, el panorama cambia y comienzan a aparecer por el escenario inversores extranjeros en petróleo. A ellos les siguen las informaciones sobre las cuantiosas ayudas que el Estado suizo proporciona a sus agricultores, subvenciones con las que revientan los precios de los mismos productos cultivados en los países en desarrollo y que, además, causan importantes daños al medio ambiente.

La originalidad de la obra no se queda sólo en el tema. Los encargados de rodar la película con las minicámaras y luego de representar la obra desde el escenario son unos jubilados con los que ha trabajado Kaegi para Mnemopark. A sus 80 años, y con la colaboración sólo de una actriz profesional, los ancianos han cambiado su habitual vida de tranquilidad en una residencia para subirse al escenario. Desde las tablas relatan hechos y cifras que cuestionan la idea del país como una suerte de edén. Tanto los actores como Kaegi creen que esa imagen de Suiza no es más que un souvenir perteneciente a un pasado ya superado y que tiene muy poco que ver con la que, en realidad, se esconde debajo de las imponentes montañas de los Alpes.