Image: Miscelánea de performances

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Teatro

Miscelánea de performances

La danza protagoniza la V edición de Escena Contemporánea de Madrid

20 enero, 2005 01:00

Creatures of Habit, de la californiana Sommer Ulrickson, que se verá en el Círculo de Bellas Artes. Foto: Bjoern Reissmann

Fiel a su cita invernal, Escena Contemporánea comienza el próximo día 23 con un concierto de Llorenç Barber. Una edición que reúne 48 espectáculos, entre los que figuran experiencias artísticas de difícil clasificación y en la que la danza contemporánea gana terreno. La novedad es que integra el programa francés ¡Mira!, dedicado a Portugal.

A partir del día 23 seis salas alternativas madrileñas y otros ocho espacios acogerán un buen número de espectáculos, algunos de difícil clasificación, dentro de Escena Contemporánea. Esta es la quinta edición de un Festival concebido para ofrecer rarezas escénicas y todo aquello que tenga apariencia de "vanguardista" y "moderno", que no es poco. Nacido en sus orígenes como una iniciativa privada de la sala alternativa Triángulo, se podría decir que el Festival lleva organizándose en Madrid hace ya más de tres lustros. De su mano el público madrileño -15.000 entradas registró el año pasado- ha podido descubrir al belga Jan Fabre o a las coreógrafas Eddie Ladd (que vuelve este año) o Marta Carrasco. Además, es de las pocas plataformas que acoge espectáculos de difícil exhibición por ser poco o nada comerciales; o porque están ideados para espacios "no convencionales"(como el que se presenta este año en ARCO, Shed Light, una performance del coreógrafo Marc Rees en colaboración con el arquitecto Benedict Anderson); o son desafiantes propuestas difíciles de describir como la que esta edición presenta, Experiencia Bacilü, en la que durante 72 horas un grupo se internará en los almacenes Fnac para vivir con lo que allí se le ofrece.

Santiago Fisas, consejero de Cultura de la Comunidad de Madrid (la institución que organiza y financia el festival con 384.438 euros), explica que el interés de Escena Contemporánea "se basa en las nuevas dramaturgias y las experiencias interdisciplinares". Pero en esta edición, y como ya se ha dicho, de lo primero hay poco mientras abunda mucho de lo último; es decir, que manda la miscelánea artística.

Cómo atraer al público
Habría que replantearse por qué las jóvenes generaciones de artistas de la escena se interesan más por hacer espectáculos visuales que obras de texto propiamente. Esta es ya una antigua cuestión, la de la supremacía de la imagen frente a la palabra. Es lógico y aconsejable que las novedades tecnológicas se apliquen también al arte y que seduzcan a los creadores por las múltiples posibilidades que abren; pero hay un argumento más conservador para explicar este predominio de lo visual: frente a un texto interpretado por un actor, es más fácil impactar al público con espectáculos de cierto alarde tecnológico, que echan mano de la manipulación del propio cuerpo y de otros ajenos, o de cualquier extraño elemento si no de la mezcla de muchos. Como han apuntado ensayistas como Gilles Lipovestsky, también anima esta tendencia la idea que hoy se tiene del arte como laboratorio de ensayo y experimentación, que libera al artista de ajustarse a un canon y a una exposición ordenada de las ideas; y así parece que todo o casi todo vale en el arte contemporáneo.

Mateo Feijóo, director del Festival por segundo año consecutivo, explica que una de las razones por las que hay tanto coreógrafo misceláneo y/o performer en la programación "es que hay más espectáculos internacionales que nunca y yo he procurado huír de los montajes subtitulados porque no soy partidario de ellos". Esta claro que no confía en el dominio políglota del público madrileño. Con este planteamiento ha recurrido necesariamente a obras de danza contemporánea o performances pero que en su conjunto muestran una diversidad de estilos y corrientes.

Tras un repaso exhaustivo a la programación que ha diseñado Feijóo se comprueba que la mayoría de los artistas que figuran son desconocidos en nuestro país, con las excepciones nacionales. La programación, con 48 espectáculos, sigue tres ejes: el grueso lo conforman obras de danza; se incluye la IV edición de ¡Mira!, una iniciativa francesa que quiere difundir espectáculos ibéricos en Francia y viceversa; y dentro del panorama nacional y, clasificado en lo que llaman "nuevas dramaturgias", destacan los estrenos de Angélica Liddell, Javier García Yagöe, Sergi Faustino, además de la ocasión de ver en Madrid a la compañía L’Alakran, antigua Legaleón afincada ahora en Suiza. Igualmente, se ha organizado un ciclo sobre la autora británica Caryl Churchill. Hay un cuarto eje, el ciclo de música que dirige el compositor Llorenç Barber (ver entrevista última Palabra) y que lleva el sugestivo título Arte sónico. Nuevas herramientas, nuevos comportamientos. Barber es, además, el encargado de inaugurar el día 23 esta edición del Festival y lo hará con un concierto para bandas, Albricias, en el que intervendrán 353 músicos en la Plaza de Oriente.

Uno de los espectáculos más divertidos y recomendables es la instalación Naspel, por la compañía holandesa De Nooijer. Esta formación está integrada por Paul y Menno De Nooijer, padre e hijo; el primero, diseñador industrial y el segundo, fotógrafo y cineasta. Ambos han creado un espacio con varias pantallas que sirven de escenografía a las bailarinas, mientras ruidosos proyectores, distribuidos por el escenario, proyectan películas en las citadas pantallas. Se verá en La Casa Encendida (días 4, 5 y 6 de febrero).

Eddie Ladd, invitada de honor
Mención especial merece el ciclo que se ha dedicado a la coreógrafa escocesa Eddie Ladd, quién ya actuó en este festival hace tres años y precisamente con Scarface, una de las piezas que presenta junto con Bonnie+Clyde y el absolutamente recomendable Club Luz, ya que en él además de bailar canta (todos en Cuarta Pared).

Otros espectáculos de danza son Creatures of Habit, de Sommer Ulrickson, coreógrafa californiana afincada en Alemania (ha trabajado en la Volksböhne) cuya compañía actúa en el Círculo de Bellas Artes (días 27, 28 y 29 de enero). También el de la bailarina belga Pé Vermeersch, cuyo solo Blondes have no soul es uno de los trabajos más extraños que Feijoo ha encontrado en Europa. Según cuenta, es un espectáculo difícil de apreciar para el público, apenas tiene música o sonido, dura 50 minutos y es una danza de inspiración casi pictórica, que podrá verser en la Casa de América (11 y 12 de febrero).

Alemania es uno de los principales focos de producción escénica. De este país proceden dos espectáculos a tener en cuenta: por un lado, Risse, dirigido por Hans-Werner Klohe, coreógrafo y bailarín que trabaja junto a Sasha Waltz, co-directora de la Volksböhne, y que se ha rodeado de una joven compañía de sólida formación. Presentan su obra en la Pradillo (17, 18 y 19 de febrero). Por otro, I-Ki, por la compañía germano-japonesa Ten Pen Chii, integrada por la bailarina Yumiko Yoshioka, formada en danza butoh, y el escultor Joachim Manger. Presentan en la Pradillo (días 24, 25 y 26 de febrero) una instalación que es un plástico hinchado de aire que interactúa con la bailarina y se desvance al ritmo de su danza.

El programa ¡Mira!, que en el año 2003 se integró en los Festivales de Sitges y Grec de Barcelona, ha elegido este año a Escena Contemporánea como plataforma de exhibición. Esta iniciativa nació en 2001 a propuesta del Teatro Nacional de Toulouse con la finalidad de promover el intercambio y la difusión del teatro español en Francia y viceversa. Ahora ha ampliado su objetivo, ya que este año es el teatro portugués el elegido, implicando al Festival Citemor de Montemor-o-Velho. Congratulations es una de las piezas lusitanas de mayor interés, dirigida e interpretada por el artista Paulo Castro; director, actor y bailarín que reside y trabaja en Berlín, Castro lleva dos años preparando esta obra que versa sobre la ambición y el deseo de tener poder y que representará en la Casa de América (días 29 y 30). También la danza es lo que predomina en ¡Mira! De Portugal figuran los performers Ana Borralho y Joao Galante con Mistermissmissmister (en El perro de la parte de atrás del coche, los días 18 y 19) y Sofía Silva con Branco (en Guindalera, 3 y 4). Y de Francia Cecile Loyer con Rois en la Pradillo (días 25 y 26 de enero), Rachid Ouramdane con Les morts pudiques (días 11 y 12), y Pascoli con Le Roi se meurt et la basse court, ambos en el Instituto Francés. La valenciana Olga Soto afincada en Bélgica presentará (25 y 26 de febrero) en la Cuarta Pared Histore(s).

Teatro de autor
En el capítulo de nuevas dramaturgias llega de Cataluña Sergi Faustino con La Historia de Mª Engracia Morales, una obra que narra la vida desde el punto de vista de una anciana (el Canto de la Cabra, días 3, 4, 5 y 6 de febrero). De Valencia, Xavier Puchades y su Teatro de los Manantiales presentan ácaros (días 17 y 18). Ernesto Caballero ha sido elegido por la compañía hispano-francesa Zorongo, que dirige Luis F. Jiménez, para poner en escena Sólo para Paquita (Guindalera, días 10 y 11). Javier García Yagöe, después de haber dirigido la Trilogía de la Juventud, presenta nuevo trabajo con su compañía Cuarta Pared (23 y 23): Café, escrito por él y los jóvenes Susana Sánchez y Luis García-Arús. Y repite Angélica Liddell, a quien el año pasado se le dedicó un ciclo. Sigue, dice, con su teatro político con Y como no se pudrió: Blancanieves (La Casa Encendida, días 18, 19 y 20).


La Alternativa, el otro festival
La Alternativa era el festival de teatro contemporáneo originario de Madrid, creado hace 17 años por la sala Triángulo y que pasó a recibir el apoyo de la Comunidad de Madrid y, de esta forma, acabó fusionado con Escena Contemporánea; sin embargo, hace cinco años optó por escindirse de él. Pero sus organizadores siguen con él, con muchos menos medios económicos. Este año han implicado a seis salas alternativas y han programado 45 espectáculos. Comienza el 26 de enero, con el estreno de la compañía aragonesa Muac Teatro en la Triángulo, Comiendo Paredes. Proseguirá con espectáculos, entre los que cabe mencionar obras de Aitana Galén (Pero qué me estás contando, por la compañía Uda), de Diana Raznovich (Casa Matriz, por Integrarte), de Hernán Gené y Ramón Merlo (Algodoau, por Extravagante) o de Chema Rodríguez (Hombres ineptos que caminan hacia nadie, por Martelache).