Image: Un jovial y olvidado Calderón

Image: Un jovial y olvidado Calderón

Teatro

Un jovial y olvidado Calderón

Gabriel Garbisu debuta como director con "El astrólogo fingido"

30 septiembre, 2004 02:00

Miriam Montilla y Lino Ferreira

El astrólogo fingido llega el 30 de septiembre a La Abadía, donde se representará hasta el 14 de octubre. Se trata de la primera obra que dirige el actor Gabriel Garbisu, jovial pieza de Calderón casi desconocida en nuestro país que tuvo una calurosa acogida en el pasado Festival de Almagro.

El astrólogo fingido es una de las mejores comedias de Calderón de la que no se han hecho representaciones recientes (José Luis Sáez la dirigió en 1991 y Adolfo Marsillach la tuvo en mente para la Compañía Nacional de Teatro Clásico sin que llegara a montarla). Hoy sigue habiendo un gran desconocimiento de ella en nuestro país, como verifican las escasas ediciones que se tienen (el antiguo sello Aguilar y la Biblioteca de Autores Españoles); esta situación explica que el director de esta producción, Gabriel Garbisu, haya tenido que indagar en una versión bilingöe anglo-española y en el manuscrito original de la Biblioteca Nacional a fin de reelaborar un texto "en el que hemos ido directamente a la acción".

Personajes o actores
ésta presenta un triángulo amoroso en el que el caballero rechazado (Don Diego) acaba convertido en astrólogo; gracias a sus mágicos poderes ha sabido del secreto amor que se tienen Doña María y Don Juan, pero esos poderes son realmente una artimaña dirigida a disculpar a la criada Beatriz, auténtica propagadora del chisme. De esta forma, Calderón parodia las artes brujeriles y la confianza que las clases populares acostumbran a depositar en todo tipo de supercherías; un tema que el autor toca con sumo cuidado a riesgo de no entrar en hechicerías y otros asuntos propios de la Inquisición. "Más que una parodia de las supersticiones o una burla de los astrólogos, yo creo que el autor la hace de las personas que creen en este tipo de cosas", explica Garbisu, pero añade que no hace una crítica mordaz, sino que el autor es comprensivo con las debilidades humanas. Por otro lado, es lógico pensar que Calderón se sintiera tentado por el tema; la obra data de 1632, momento en el que había un debate sobre los límites de la fe y la ciencia.

Se tocan también otros asuntos, continúa el director: "Por supuesto, el honor, la honra y la fama; y hay también una descripción de fondo del Madrid de aquellos años, un Madrid licencioso que contrasta con las guerras que entonces libra España en Flandes. Pero, sobre todo, no olivdemos que es una comedia".

Con estos mimbres Calderón teje un texto de gran teatralidad en el que, como es habitual en él, juega con la verdad y lo fingido. La gran mentira argumental -Don Diego astrólogo- convierte a los personajes de la obra en actores que, dentro de ella, deben representar el engaño. Diez actores participan en esta función que tiene la virtud de ser muy coral, con un protagonismo repartido entre Doña María (Oren Moreno), Don Diego (Lino Ferreira), Don Juan (Nicolás Vega), Beatriz (Patricia Luna), Violante (Miriam Montilla) y Morón (Carlos Ibarra). Sobre la puesta en escena, Garbisu explica que "lo primero que llama la atención es el verso y yo lo que he tratado ha sido de darle presencia; he respetado la estructura verbal, que muchas veces actúa como escenografía". Un vestuario contemporáneo contribuye "a acercar la comedia a nuestros días y que el espectador se informe más por lo que dicen los actores que por cómo se nos muestran".


"Lo que me ha animado a dirigir ha sido el texto, que tenía releído desde hace muchos años", explica Gabriel Garbisu, quien hasta ahora se ha señalado como un actor, sobre todo de teatro clásico. Ha pertenecido a la compañía de La Abadía, y más recientemente ha actuado en La dama boba (Pimenta), Don Juan Tenorio (Scaparro) e Historia de una escalera (De la Fuente). Igualmente ha colaborado como asesor de verso y en múltiples series de TV y películas.