Image: El caballero de Olmedo

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Teatro

El caballero de Olmedo

Director: José Pascual

19 febrero, 2004 01:00

Israel Elejalde (Alonso) y Beatriz Argöello (Inés)

Intérpretes: Israel Elejalde, Ester Bellver, Chema Muñoz, Beatriz Argöello... Autor: Lope de Vega. Pavón. Madrid

Renace Lope de Vega , en el supuesto de que no esté constantemente renacido, y hay en la cartelera madrileña ahora dos lopes; el que da título a este artículo y una cruenta tragedia en el Teatro Madrid que, en contra de su título, El castigo sin venganza, es vengativa y cruel. Daumas, que viene de Bob Wilson y adyacentes y, además, es brillantemente lenguaraz, pone un exquisito cuidado en la iluminación. Y poco más. Por lo demás, Lope es siempre Lope: un hombre herido e iluminado por el amor humano y defensor a ultranza de la monarquía como ejemplo supremo de equidad. Es el rey quien pone justiciero coto a los desmanes de sus súbditos. Preguntarse qué sentido tiene poner a Lope de Vega quizás sea interpretado como una interrogación insidiosa; por supuesto no atañe a lo que haga la CNTC, pues para eso está y es su obligación. Pero hay que reconocer que el problema de los clásicos tiene difícil solución; si se los moderniza y adapta pierden parte de su clacisidad. Y si se les pone tal cual, con su ideología y pensamiento, producen cierto repelús. Queda siempre, eso sí, el verso de grandísimos poetas. Este montaje sirve para aventurar la proyección que pueda tener en el futuro un actor como Israel Elejalde; para dar fe de la flexibilidad de Chema Muñoz; para dejar constancia del tributo de Lope a La Celestina, explícito no sólo en el personaje de Fabia (Ester Bellver), sino en un diálogo en el que se cita a Calixto, Melibea y Sempronio. Al caballero alanceador de toros y seductor de damas solo le falta decir que adora a Melibea y que "Melibeo es". Injusto sería ignorar brillantes destellos escenográficos de luz, espacio y vestuario. Por lo demás, parece que se niegue a Lope sus condiciones trágicas y haya que destacar siempre peripecias cómicas y de enredo; el tono de la escena en que Fabia y Tello aparecen como educadores de doña Inés (Beatriz Argöello) es evidentemente desproporcionado.