Image: Con los cinco sentidos

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Teatro

Con los cinco sentidos

3 abril, 2002 02:00

El montaje juega a sorprender al público

El 4 de abril se presenta en el Mercat de les Flors de Barcelona Oráculos, un montaje difícil de clasificar que se sitúa entre las artes plásticas y el teatro. Olores, sabores, sonidos... la obra, dirigida por Enrique Vargas, propone un recorrido alucinante y personalizado al origen de las sensaciones y en el que se exige la total participación del espectador.

En 1998 el colombiano Enrique Vargas visitó Madrid con Oráculos. Hace años había presentado en Cádiz El hilo de Ariadna, provocando gran expectación de público. Lo primero que llamaba la atención del teatro de Enrique Vargas es que había que pedir cita previa para verlo, como quien va al dentista. Luego, una vez allí, una se daba cuenta que participar en el espectáculo no era una experiencia colectiva, sino muy personal en la que se exigía al público que pusiera sus cinco sentidos a trabajar al máximo posible. Ese carácter sensorial marca todos los trabajos de su formación, que por algo se llama Teatro de los Sentidos.

En Oráculos, que ahora llega al Mercat de les Flors, se comienza por perder los zapatos para continuar por un laberinto-instalación formado por distintas cámaras donde las imágenes, los olores, los sonidos, las texturas, las luces...hacen del espectáculo un juego placentero y sensual. Tiene, además, un contenido quimérico, esotérico, pues el recorrido es diferente según las cartas del tarot que inicialmente le salgan a uno. El montaje, además, es un viaje a través del silencio, la penumbra y los aromas con un nexo común: la relación entre la pregunta y el misterio. Con unas características así, la identidad del espectáculo se pierde. Pero como ha expresado su director, lo que verdaderamente le interesa es "desarrollar una poética del espacio con elementos dramáticos". A quien debe resultar más agotador es al grupo de actores que acompañan sigilosamente al caminante de este peculiar y sugerente laberinto, a veces sirviendo de simple figuración, otras interpelando al público desde el silencio.

Los actores son habitantes
"La preparación de los actores, que llamo habitantes, pasa por un trabajo corporal intenso. También por un trabajo espacial. Un ejercicio típico que mantengo con ellos es cómo modelar la oscuridad. En Oráculos empleamos 27 aromas distintos que responden a una dramaturgia. Por poner un ejemplo, las maderas para un espacio oscuro crean mucha tensión". Su teatro no conoce fronteras, prueba de ello es que se ha representado en muchos países. A su favor tiene el que apenas usa texto: "Hoy padecemos una especie de tiranía de la palabra y de lo visual que limita el resto de los sentidos. Pienso que al negar el cuerpo que conoce y siente, se niega el sentimiento y el conocimiento". Vargas asegura que sus orígenes están en los happenings de los 70 y en las instalaciones artísticas, pero hoy recuerdan esa mística de las culturas suramericanas. Por algo el director estudió antropología.