Noga Erez. Foto: Shalev Ariel

Noga Erez. Foto: Shalev Ariel

Música

Noga Erez, cantante israelí: "Los artistas no deben dar tan fácilmente su punto de vista"

La artista, a menudo en el ojo del huracán por su origen, presenta en Madrid y Barcelona su último disco, ‘The Vandalist’.

Más información: C. Tangana, el músico 'warholiano' obsesionado por convertir su vida en una obra de arte y marketing

Publicada

Noga Erez (Tel Aviv, 1986) no es una artista fácil de clasificar. Desde su explosivo debut en 2017 con el álbum Off the Radar, esta cantante, compositora y productora israelí ha construido un sonido propio e inclasificable, una mezcla visceral de electrónica, pop, hip-hop y alt-R&B que funciona como un comentario social incisivo y a la vez como una fiesta donde bailar, pensar o mofarse del mundo.

Junto a su pareja creativa y de vida, Ori Rousso, Erez ha ido puliendo su propuesta en trabajos posteriores como Kids (2021) o KIDS (Reimagined) (2022), ganándose una reputación internacional por sus actuaciones electrizantes y sus letras mordaces, inteligentes, que a menudo tratan temas de actualidad con ironía, actitud y una saludable dosis de sarcasmo. En The Vandalist, publicado en 2024, ha explotado esa faceta, introduciendo también un mayor abanico de ritmos y estilos.

Su trayectoria, sin embargo, no ha estado exenta de polémica. Por su origen israelí, Erez se ha visto frecuentemente en el ojo del huracán, obligada a responder en entrevistas sobre el conflicto israelí-palestino.

Esta experiencia la ha llevado a desarrollar una postura muy firme sobre el papel del personaje público en la esfera política: cada uno puede hacer lo que le dé la gana, aunque mejor dejar al arte en un lugar ajeno. Se puede participar en el debate u opinar, pero ella no quiere ser parte del ruido mediático y del odio propagado en redes sociales.

Ahora, en un momento cumbre de su carrera e inmersa en una extensa gira por Norteamérica, atiende a El Cultural por videollamada para hablar de su evolución musical hacia un territorio más colorido y humorístico, las influencias de ese ADN sonoro caracterizado por el eclecticismo y repasar una trayectoria que la traerá a Madrid y a Barcelona los próximos días 3 y 4 de diciembre, respectivamente, antes de seguir por más escenarios europeos.

Pregunta. Su música ha dado un giro perceptible hacia sonidos más coloridos y divertidos en sus últimos trabajos. ¿Considera que valora cada álbum de manera distinta?

Respuesta. Definitivamente son más coloridos. Y hay más humor en este último álbum. Hacer música que me hace reír se ha convertido en mi nueva obsesión. Es lo que buscaba en The Vandalist. Me gusta reír con la música, aunque no quiera decir que los temas sean banales.

P. Ese humor no oculta la ironía en sus letras, que reflexionan sobre problemas sociales. ¿Cree que el pop tiene una relación inherente con lo político?

R. Hoy es muy difícil mantenerse al margen. Todo cae en el mismo pozo: música, arte, política... Pero no creo que debamos aceptar eso. La música debería existir en su propio espacio. Para mí es un lugar sagrado que debe permanecer puro, fuera de realidades horribles. Cuanta más belleza añadamos al mundo, mejor.

P. Esto me recuerda a polémicas como la reciente con Rosalía, criticada por no pronunciarse sobre ciertos temas. ¿Qué opina de esa presión sobre los artistas?

R. Cuando un artista habla, sus palabras pueden ser sacadas de contexto y usadas para crear oleadas de odio que generan dinero. Lo he vivido yo misma: mis intentos de añadir algo bueno fueron usados para difundir odio. No voy a ser parte de eso. Los artistas no deben dar tan fácilmente su punto de vista.

P. En concreto, por su procedencia, ¿ha sentido que la ponen en el punto de mira respecto al conflicto en Israel?

R. Por eso termino cada show con una oración no religiosa por la paz, sin guerras ni violencia. Es un mensaje general que reservo para mi público. Es lo único que puedo decir. Como artista de un lugar conflictivo, me piden constantemente opiniones, pero me niego a ser atrapada en eso. Busco añadir belleza al mundo.

P. Su música tiene una cualidad eufórica. ¿Es reflejo de cómo vibra el mundo o parte de su personalidad?

R. Todo lo que hago es desde mi ángulo del mundo. Nunca puedo ser representante de nada más que de mí misma. A veces mi punto de vista es sarcástico, a veces serio. Como artista, asumo el riesgo de que la gente interprete mal mis intenciones. Eso es arte.

P. Hablemos de su proceso creativo. ¿Cómo nace una canción?

R. Colaboro con mi compañero de vida. Cada canción nace diferente. Antes creía que debía encerrarme en el estudio durante días, pero fue en Madrid, donde estuve cinco meses porque un amigo tiene un estudio buenísimo de grabación, cuando eso cambió. Estábamos escribiendo The Vandalist y no encontrábamos inspiración. Hablé con mi terapeuta y me dijo: "No hagas música. Ve a museos, pasea, sé una persona sin objetivos". Las ideas vinieron cuando me reintegré al mundo. Nos olvidamos de ser parte de él cuando nos volvemos adictos al trabajo.

P. Sus videoclips son esenciales en su arte. ¿Cómo los concibe?

R. Trabajamos con grandes creadores y creadoras. Hoy todo es vertical para TikTok y no se invierte en vídeos. Ver a Rosalía publicar un video horizontal me dio esperanza. Necesitamos esa mirada horizontal para empujar fronteras. Una canción está terminada cuando empiezo a imaginarla visualmente. Hay que tener en cuenta que crecí con la MTV, donde los mejores directores se encargaban de rodar y no desmerecía hacer un vídeo musical. Por eso espero que volvamos a los videos conceptuales.

P. En un panorama musical saturado y con tendencia a la homogeneización, ¿cómo crea algo diferente? ¿Siente esa necesidad de diferenciarse?

R. No intento ser diferente. Hago lo que me gusta, mi expresión del momento. La gente siempre dirá “esto suena a...” porque es inevitable: ya está todo inventado. Mientras la intención sea original, es suficiente.

P. ¿Y cuáles son sus principales influencias? En cada disco se perciben sonidos de diversas latitudes y estilos.

R. Bueno, Radiohead es mi banda favorita y Kendrick Lamar mi rapero favorito. Pero también están Björk, Rosalía, Anderson Paak... Cuando escribo melodías voy a Radiohead; para rap, a Kendrick. Su música está en mi ADN.

P. Viajando constantemente, ¿nota diferencias culturales en la recepción de su música?

R. Sí. En Estados Unidos calan más las letras. En otros lugares es más la música. Pero antes la diferencia era más marcada. Llevo 10 años tocando y hace tiempo identificaba claramente a un público alemán, por ejemplo. Ahora estamos tan conectados que los gustos son más internacionales.

P. La industria exige un ritmo frenético de producción. Cada mes hay que sacar un single nuevo, cada día te acosan a novedades... ¿Siente esa presión?

R. Mi problema es el contrario: tengo más música de la que el sistema puede absorber. Quiero lanzar álbumes cuando estén completos, no cada año. Mis álbumes son cuerpos de trabajo acabados. Con canciones sueltas, siento menos presión por la perfección. El arte debe capturar un momento.

P. Para finalizar, después de una década, ¿cómo describe su momento actual? ¿Siente que ha llegado a un punto de plenitud?

R. Sí, definitivamente. Y no es solo un sentimiento, se basa en hechos y números. Esto es lo más grande que he sido nunca. Es muy emocionante ver cómo más gente explora mi música y quién soy. Trabajamos sin cesar para hacer buen arte. Ver conciertos vendidos con tanta antelación es una locura después de tanto tiempo. Es un cliché, pero es la mejor sensación para un artista.