
Madonna en un fotograma del documental.
De "ramera" a icono LGTBI: cómo Madonna revolucionó la sexualidad femenina y rompió con el tabú del sida
'Becoming Madonna', documental que estrena Movistar Plus+, narra la trayectoria de la artista, que lanzará nuevo disco en julio, hasta erigirse como reina del pop.
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La sombra de Madonna (Michigan, 1958) es tan alargada que parece que siempre estuvo ahí. Su influencia en las nuevas divas pop como Charli XCX , Sabrina Carpenter y Chappell Roan, que llevan por bandera la sexualidad femenina y la fluidez de género, o incluso en Rosalía, cuyo próximo álbum se rumorea que se basará en un concepto religioso, es indiscutible.
Fue justo hace 40 años, en junio de 1985, cuando Madonna se convirtió en un fenómeno global al culminar su polémica gira The Virgin Tour en el Madison Square Garden de Nueva York.
Un año antes, su provocadora actuación en los primeros premios MTV —vestida de novia y arrastrándose por el suelo "como una virgen, tocada por primera vez"— había escandalizado a medio mundo y muchos pronosticaron que esta chica irreverente del medio oeste americano no llegaría lejos. Tardaron poco en darse cuenta de que, en realidad, acababa de nacer la reina del pop.
Becoming Madonna (2024), que estrena ahora Movistar Plus+, narra a través de imágenes de archivo y testimonios de personas de su pasado el nacimiento de este icono moderno, desde su llegada a la gran manzana en 1978 con 17 años y 35 dólares en el bolsillo hasta su conquista mundial.
"Siempre pregunto a los artistas qué quieren y ella me dijo: 'dominar el mundo'", asegura en el documental Michael Rosenblatt, director artístico de Sire Records, sello que hizo despegar la carrera de la cantante.
Poco después Freddy DeMann, representante de Michael Jackson, acabó fichándola. "Tengo tanto talento como él, si él puede explotar su imagen yo también puedo hacerlo", dice en el documental.
Ambiciosa, perseverante e implacable, Madonna quería ser una estrella, pero siempre se sintió como un bicho raro, como una inadaptada.
Aunque siempre tuvo el apoyo de su hermano Christopher —quien le acompañó como bailarín en las primeras giras y falleció en 2024—, ser huérfana de madre y criada bajo el yugo de un padre “machista y tradicional italiano” marcó su forma de estar en el mundo.
Al llegar a la gran ciudad, la cantante encontró cobijo en la efervescente escena de los clubs neoyorquinos del Lower East Side, cara B del conservadurismo de Ronald Reagan que sobrevolaba Estados Unidos.
La nea ave despuntaba y la escena parecía preparada para acoger a una nueva Blondie. Madonna quiso alejarse de la imagen cándida de Pat Benatar, en la que intentó encasillarla su primera mánager Camille Barbone, y lanzó un primer disco que mezclaba lo mejor de la escena punk, disco y funja.

Madonna en una imagen del documental.
Holiday se convirtió en un hit y Madonna en la nueva ídolo juvenil de los ochenta, con niñas de nueve años bailando al ritmo de Like a Virgin. La seguridad en sí misma que desprendía, dispuesta a no interpretar el papel de mujer tradicional, chocó directamente con el sexismo de la sociedad estadounidense.
"Me llaman puta, ramera y basura, porque mi imagen es la de una persona abiertamente sexual, pero si piensas que la sexualidad es algo malo el problema lo tienes tú", dice la artista en el documental, que muestra, a través de recortes de prensa, el acoso mediático que ya sufría entonces por su aspecto físico, su destape no consentido en Playboy y, posteriormente, por su matrimonio con Sean Penn.
En julio de 1985, días después del bombazo de las fotos en la revista pornográfica, actuó en el multitudinario concierto Live Aid contra el hambre en Etiopía sin quitarse la chaqueta. Parecía querer demostrar que, tanto vestida como desnuda, seguía siendo la misma persona.
Para demostrar que era mucho más que una artista pop, decidió lucirse como compositora, sin dejar atrás su provocación innata. En Like a prayer (1989), Madonna profundizó sobre sus vínculos familiares y su relación espiritual con la iglesia, siendo prácticamente vetada por la comunidad católica.
"No le temo a la religión, le temo al poder y a la influencia que ejerce la mayoría moral de este país pero esto no tiene que ver con la religión sino con la ignorancia".
Cuando parecía condenada a verse a sí misma eternamente a través de "unos ojos heterosexuales y machistas" que la oprimían, encontró refugio en la comunidad LGBTI, gracias a su primer profesor de ballet, Christopher Flynn, y su mejor amigo y director artístico, Martín Burgoyne, ambos fallecidos por sida.
"En 5 años todos mis amigos habrán muerto", señaló Madonna, a quien la crisis del sida afectó directamente, ya que prácticamente todos sus amigos eran homosexuales. Nueva York, como muchas otras grandes urbes de la década de los 80, quedó devastada y la gente del colectivo empezó a ser tratada como leprosos.
En un momento en el sida era algo tabú, Madonna quiso apoyar públicamente la causa, involucrándose en el Aids de Los Ángeles, sin caer en moralismos "No dejéis de vivir, simplemente tened cuidado, usar preservativo", advirtió en un concierto benéfico en el Madison Square Garden para reunir fondos a la investigación contra el sida.
"Para mí los homosexuales son seres humanos más completos que el resto de hombres que conozco", llegó a decir. Se ganó la confianza y la adoración de un colectivo del que bebía mucho —fue de las primeras artistas en incluir un cuerpo de baile masculino al completo queer y racializado— ya que jugaba a subvertir la feminidad, a masculinizarla. "No quiero tener pene, quiero jugar a los mismos juegos que los que tienen un pene".

Madonna en un fotograma del documental.
En 1992, Madonna publicó Sex, libro de fotografías eróticas, realizado junto al fotógrafo Steven Meisel, que acompañó al lanzamiento de su álbum Erotica. Al estilo Mapplethorpe, la artista aparecía desnuda, performeando ser un hombre. "Quieren controlar cuando ver la desnudez, y yo estoy diciendo, es mi cuerpo y cuando quiera quitarme la camiseta lo haré", asevera en el documental.
El libro vendió 1,5millones de ejemplares y sigue siendo la publicación agotada más demandada de todos los tiempos. Madonna, que lanzará nuevo disco el próximo 25 de julio, todavía defiende que hablar de sexo implica hablar de tolerancia.
Ahora más que nunca, los ídolos caen por su propio peso, pero Madonna sigue en pie —incluso cuando las críticas son todavía más despiadadas cuando se trata de una mujer de más de 60 años que sigue haciendo lo que quiere con su cuerpo—.
El documental, dirigido por Michael Ogden, refleja uno de los motivos. Madonna ha sido capaz de metamorfosear coherentemente sin haber perdido nunca su esencia, su trono.