Una de las importantes novedades de la temporada de la Orquesta Nacional llega a sus atriles: el Concierto para violín de Benet Casablancas (Sabadell, 1956), compositor en residencia del conjunto a lo largo de esta temporada. Con él se abre un nuevo camino en una trayectoria en la que figuran composiciones de todo tipo: líricas, sinfónicas, camerísticas, vocales, instrumentales... El estreno este viernes, 17 de marzo, nos puede deparar posibles e interesantes sorpresas, sendas ignotas e inexploradas todavía por la pluma del autor, que ha sabido aunar y sintetizar, con un raciocinio clarividente, diversas influencias.

Ampliamente considerado como uno de los principales compositores españoles de su generación, Casablancas estudió en Barcelona y Viena, y se licenció en Filosofía en la Universidad de Barcelona, obteniendo un doctorado en musicología. Su música, firmemente arraigada en la gran tradición modernista, destaca por su gran individualidad, complejidad estructural y extraordinaria riqueza de detalles texturales.

Los procedimientos empleados en su madurez son de lo más variado, siempre en busca de un toque experimental y renovador que ha desembocado en una concentración superior que no es incompatible con la riqueza de ideas y de procedimientos, integrados en un discurso de rara luminosidad en el que da la impresión de que todo está en su sitio merced a un innato, o adquirido, sentido de la forma y en un trabajo que no ceja en busca de un estado de cosas en el que, como apuntaba el propio Casablancas, “la armonía se ilumina, la paleta tímbrica se diversifica, y en general los registros expresivos son mucho más contrastados y sensuales que en otros períodos de mi trayectoria”.

[Cuarteto Cosmos y Benet Casablancas, música esencial]

Pocos compositores en activo pueden presumir de llevar a cabo una actividad tan frenética como la de este músico, seguidor en su día del magisterio de Josep Soler y, en Viena, del recientemente desaparecido Friedrich Cerha. En la ciudad del Prater estudió el serialismo. Pero muy rápidamente supo marcar su camino independiente. La creación de Casablancas se nos ofrece tan depurada y rectilínea como su trayectoria personal, de una honradez proverbial.

Su ópera El enigma de Lea, estrenada en el Liceo en 2018 y ya grabada en video, ha abierto nuevos caminos en el género por su fantasía expositiva y valores vocales. Caminos que esperamos que abra este Concierto para violín, del que será solista Leticia Moreno, habitual defensora de la nueva música, como la de su creador, que estará acompañada, en una sesión que dirigirá David Afkham, nada menos que por la Sinfonía nº 6 de Bruckner, una de las más concisas de su catálogo. Magnífica composición en buena medida por descubrir.

Algunas de las creaciones más recientes de Casablancas se escuharán en otras citas. En el Museo Reina Sofía, con el chelo de Iagoba Fanlo (13 de marzo) y junto a un estreno de Alfredo Aracil, y luego con el piano de Iván Martín (20 de marzo). Apuntemos, además, la mesa redonda en la Residencia de Estudiantes en torno a su producción literaria (16 de marzo).